La confesión de amor hizo que Naomi y Elian se quitaran un peso de encima al descubrir los sentimientos que había en el corazón de cada uno. Ahora todo estaba más claro, se los veía despejados y disfrutaban más de la compañía de ambos en un país lejano.
Sin perder la costumbre, al día siguiente se levantaron temprano para arrancar la mañana con las obligaciones del trabajo, con la única diferencia de que caminaban tomados de la mano y, antes de despedirse, lo hacían con un beso en los labios, como cualquier otra pareja.
Naomi tampoco perdió el tiempo y le contó a Amelie la buena nueva. Su amiga no dudó en llamarla cuando supo de la hermosa noticia. Gritaba emocionada y la felicitaba por lo valiente que había sido al dejar de lado sus temores para aventurarse a vivir el amor, un hermoso sentimiento que no debía ignorar. Moría por verlos juntos, por lo que deseaba que pronto regresaran al Circo para darles un fuerte abrazo de alegría.
Naomi se sentía en las nubes, aunque también estaba al tanto de que su relación llamaría la atención de los medios, a los que nunca se les escapaba nada, pero no quería ocultarlo más; al contrario, quería disfrutarlo, y Gianluca iba a tener que entender la decisión que ella había tomado. Ya no quería privarse de disfrutar lo que de verdad quería hacer por miedo a lo que él pensara o sintiera. Ya era tiempo de que la aceptara como fuese.
Esa noche, decidió no buscarlo para dejarlo tranquilo y que se concentrara con su trabajo. Era el último programa y tenía que lucirse y alcanzar el puesto número uno. No estaba fácil, pero tampoco era imposible. Poseía las cualidades para ganarlo y no tenía que desperdiciar la oportunidad, mucho menos luego de las amenazas que había recibido por parte del jurado.
Para alivio de muchos, Gianluca ya se encontraba en el canal desde temprano. Se había propuesto esforzarse para dar lo máximo. Ya bastante había desilusionado a más de uno por su comportamiento infantil y caprichoso. Siempre había culpado a Antonello por los problemas que lo seguían constantemente, pero el verdadero culpable siempre había sido él por su poca fortaleza para hacer frente a las situaciones en las que se desbordaba emocionalmente sin saber qué hacer. Ahora había aprendido la lección y no iba hacer más escándalo para tener la atención de las personas y, en especial, la de Naomi. La dejaría tranquila y respetaría sus decisiones. No importaba que no lo amase, la aceptaría como su mejor amiga y, por supuesto, como su compañera de trabajo para armar el dúo que una vez soñó.
Al pensarlo, Gianluca se sonrió con la idea. Le parecía muy extraño pensar de esa manera, ya que sabía muy bien lo difícil que era aceptar que jamás tendría su corazón. Sin embargo, el tiempo lo ayudaría a procesar esa falta. Mientras tanto, en la última noche del concurso, cantaría con el sentimiento más puro para demostrarle al mundo entero qué tan importante era su musa en su vida.
Ni bien la cuenta regresiva terminó, el programa comenzó con su cortina musical junto al juego de luces que iluminaban a cada uno de los jurados, expectantes por ver el show de los chicos. Con un saludo más que simpático, Isabella comenzó la gala, acompañada por los aplausos de la gente.
—¡Esta noche se definirá el ganador!
Isabella señaló hacia la pantalla, donde aparecieron los rostros de los participantes con sus respectivos puntajes, que marcaba la posición en la que se encontraba cada uno. De golpe la imagen se dividió en dos. Por un lado, la fotografía de Amadeo y, por otro, la otra de Luca, los dos concursantes que se encontraban en los últimos puestos.
—Le damos la bienvenida a estos dos jóvenes, y ¡descubramos que nos traen en esta primera parte del programa!
Ambos se acercaron hasta Isabella y la saludaron muy entusiasmados. Amadeo, que estaba en el último puesto, se mantenía sonriente a pesar de que sabía que no ganaría el concurso. Lo importante para él era que había aprovechado una gran oportunidad para darse a conocer y ganarse el amor de un pequeño grupo de seguidores, que seguramente continuaría creciendo con el tiempo. En cambio, Luca estaba muy ansioso por obtener aunque sea el segundo puesto y estaba dispuesto a esforzarse lo más que pudiera.
Amadeo cantó primero y obtuvo la aprobación del jurado, que quedó muy conforme con su espíritu positivo. Le había dado una imagen más suelta y una voz impecable. Marco le hizo una buena devolución junto a Lisa y Naomi. Sin embargo, ninguno mostró la nota. Tenían la orden de no darla hasta que todos los participantes pasaran a presentar su canción.
Después de que despidieran a Amadeo, Luca ocupó su lugar. La ansiedad que tenía lo llevó a cometer pequeños errores, que le hicieron notar cuando terminó. Además, le indicaron que le faltaba algo de chispa para conectarse más con el público, ya que dejaba en claro que solo pensaba en ganar un puesto alto en vez de hacer un buen show. Lo importante era regalar un buen momento a las personas que lo habían ido a ver.
Amadeo se retiró del escenario y el programa pasó a un corte comercial, donde el jurado aprovechó a cerrar la nota de los dos participantes que acababan de pasar. No tardaron mucho en volver y, como era de esperarse, al seguir el orden de la tabla de puntos, había llegado el momento de Gianluca para que pudiera mostrar su último trabajo
—¡Bienvenido! —Isabella lo recibió con su entusiasmo de siempre—. Llegaste a tiempo.
—Por supuesto. No podía fallarles otra vez —habló dejando en claro que era el verdadero Gianluca que había desaparecido por tanto tiempo.
Naomi lo escuchaba con una sonrisa mientras pensaba en la canción que cantaría. ¿Sería la que había descubierto aquella noche cuando había estado en su casa? ¿O la habría cambiado por otra? Como habían ocurrido tantos altibajos, sabía que podía existir la posibilidad de que la presentación final hubiese cambiado.
—Bien por ti, porque esta noche puedes alcanzar el puesto número uno si todo se alinea para que así sea. —Isabella continuó animándolo.