Pasó un año después de que Naomi hubiera viajado por primera vez a Italia con la intención de buscar la nueva voz masculina del Circo Clown. En ese entonces había creído que lo iba a encontrar en los pequeños conciertos a los que concurría en los restaurantes. Sin embargo, la vida se había encargado de darle una gran sorpresa al descubrir que Gianluca Manna, el chico que había aparecido ciento de veces en su contrato, era la persona que había estado buscando. Se reía al recordar que había llegado a pensar mal de él, y ahora se encontraban trabajando a su lado para una misma empresa, que no solo los unía como colegas, sino como familia también.
Después de que su contrato terminara, Naomi se quedó un tiempo más en Italia para trabajar en la obra de teatro mientras terminaba de editar su primer CD. Cuando quedó terminado, comenzó con la promoción, asistiendo a muchos eventos, los cuales la ayudaron a vender miles de copias en poco tiempo. Su entusiasmo era enorme, y deseaba regresar pronto a su país para dar a conocer su trabajo.
Elian la seguía a su lado como su representante y organizaba su agenda, además de darle mucho apoyo con todo lo nuevo que estaba viviendo. La relación entre los dos se fortalecía con el pasar de los días. Naomi se sentía segura cerca de él y se alegraba mucho por experimentar el amor junto a la persona que más admiraba.
Poco después de que el Show de las Estrellas concluyera, a pedido de Gioia, Gianluca tuvo que viajar junto a Naomi y Elian. Los tres tenían como tarea realizar una función en el Circo Clown. El anciano deseaba verlos trabajar unidos para comprobar que era cierto que la puesta en escena sería alucinante.
En esa función Naomi y Elian se iban a despedir del Circo; en cambio, Gianluca se iba a dar a conocer, para trabajar un par de temporadas antes de regresar a Italia y continuar con su carrera como cantante. Ya estaba trabajando en su propio CD, por eso, mientras trabajara en el Circo, seguiría con el proyecto para luego comenzar con su promoción. A pesar de que necesitaban una voz masculina que interpretara las canciones de los shows, el jefe no quería cortar sus alas después de conocer todo el esfuerzo que había hecho para llegar a ser reconocido como cantante.
Los preparativos para el estreno de la obra comenzaron apenas llegaron. Elian volvió a su entrenamiento rutinario para estar en forma antes de comenzar a practicar las acrobacias que el entrenador le había asignado. Naomi solía ir a verlo para saber cómo le estaba yendo con el regreso a los trapecios. No iba nada mal, pero Elian notaba que le faltaba su compañía con el canto para sentirse mucho más motivado y volar alto para realizar las acrobacias que tenía asignadas hacer. Un día se lo pidió y Naomi aceptó cantar la parte que debía interpretar junto a él, pero le advirtió que no era ella sola la que cantaría, sino que Gianluca también tenía esa parte y debía llevarlo al entrenamiento. Elian bufó; no esperaba que hubieran hecho algo como eso. A Naomi le causó gracia el reproche. Todavía a Elian le costaba demostrar cariño por Gianluca. Seguramente, el tiempo iba a ayudar a que los dos fueran unidos y olvidaran por completo las diferencias. Además, Gianluca, pasaba mucho tiempo con ellos, no solo por el trabajo, sino que, al ser nuevo en el Circo y conocer poco el idioma, buscaba relacionarse con conocidos.
Naomi y Gianluca mantenían una muy buena relación, y era pura risa entre ellos cuando se dedicaban a darle vida a las canciones de la nueva función. Tenían química y se divertían haciendo lo que más les gustaba. Gianluca se conformaba con compartir tiempo con ella, y así olvidaba de a poco la angustia que le causaba saber que no podía ser su pareja.
Cuando Gianluca se enteró de que Naomi había comenzado a salir con Elian, le dolió como la primera vez que había sido rechazado, a pesar de que Naomi se lo había dejado en claro mucho tiempo antes, pero no podía evitarlo. De verdad estaba enamorado de ella y esperaba que ese sentimiento se desvaneciera pronto para aceptar ser su amigo más cercano. Para su suerte, candidatos en el Circo no le faltaban. Muchas de las chicas que anteriormente habían estado enamoradas de Elian decidieron ir por él luego de descubrir que Naomi había conquistado el corazón del trapecista.
Si el Gianluca engreído se hubiese mantenido vivo, hubiera sabido disfrutar mejor de las oportunidades. Sin embargo, prefería esquivarlas y dejar que el destino se encargara de regalarle un verdadero amor cuando fuera el momento justo.
Amelie y el jefe se divertían viendo como Gianluca era acosado y no hacían nada para apartarlo de esas situaciones incómodas. Se hacían los desatendidos y seguían de largo. No les importaba que Naomi les llamara la atención para que lo ayudaran, era mucho mejor disfrutar a Gianluca con cara de fastidio que rescatarlo.
Elisa y Gioia habían dejado sus obligaciones para poder asistir al cierre de la temporada circense. Estaban sentados uno al lado del otro y miraban la función desde sus lugares.
Los artistas volvían a desplegarse sobre el escenario, junto al nuevo integrante italiano. La obra se titulaba Que tu luz no se apague y contaba las aventuras de tres personajes que, a pesar de las trabas que la vida les había puesto a cada paso que daban, iban a vencer la oscuridad en la que habían caído gracias a una persona que consideraban como su pilar para sujetarse firme, salir a flote y continuar el camino.
La historia parecía representar aquello que Gianluca, Elian y Naomi habían vivido para afrontar las complicaciones que se les habían presentado en el camino antes de encontrar la verdadera felicidad, gracias a que dejaron las preguntas de lado y aceptaron lo que les ocurría. Pudieron entender que los problemas los ayudarían a hacerse más fuertes y nada ni nadie los sacaría del camino que habían elegido para su vida. Iban a cumplir sus metas sin importar las trabas, al creer en su propio corazón y por contar con el apoyo de las personas más apreciadas. Ya no les importaba si los llamaban tontos e incrédulos. Nunca más dejarían que su luz se apagara. Brillarían como verdaderas estrellas, para regalarle al mundo un poco de distracción y felicidad.