Las 4 Diosas de los elementos

La Advertencia de la Luna

El Secreto Expuesto en el Sueño

El plan de Ignia y Aura para usar a Lyos como "escudo" para Gala no fue tan secreto como esperaban.

Un dios menor, el hijo de Hipnos (Dios del Sueño), había estado vigilando los límites del Olimpo. Dado que Hipnos era hermano de Tánatos y aliado de las deidades oscuras, su descendiente tenía una lealtad profunda al Tártaro. La noche anterior, el joven dios del sueño se había infiltrado en el subconsciente de Ignia durante su descanso forzado. Escuchó cada fragmento de la conversación, desde la desesperación por Gala hasta la identidad y el propósito del Consorte elegido, Lyos.

El dios menor se apresuró a informar a Selene, quien se dirigía al encuentro de las diosas con la advertencia de que sus planes serían frustrados.

El Encuentro Bajo el Eclipse

Bajo la luz menguante de la Luna, Ignia, Aura y Lyos viajaban a toda velocidad hacia las Montañas del Este. De repente, la penumbra plateada del eclipse se hizo más intensa, y Selene se materializó en su camino, suspendida sobre una roca, su cabello platino y sus ojos azul esmeralda brillando con autoridad.

Lyos, como Caballero y semidiós, se detuvo, sintiendo el poder de la Diosa de la Luna. Ignia y Aura también se detuvieron, la furia de Ignia chocando contra la calma estratégica de Aura.

Selene observó al Caballero elegido. Luego, miró a las Diosas con una voz dulce y serena, pero con una amenaza palpable.

"¿Qué hacen, pequeñas Diosas? ¿Acaso no creen que mi hijo sea lo suficientemente digno para su hermana? Gala pertenece al linaje de la Oscuridad, y él la reclama por amor."

Ignia, con su aura de fuego crepitando, estuvo a punto de soltar una respuesta cargada de injurias, pero Aura la detuvo con un firme agarre en su brazo, imponiendo su voluntad de Orden sobre el Caos del Fuego.

Aura dio un paso adelante, componiendo su rostro. "Con el debido respeto, Diosa Selene. Nuestra hermana no quiere a Drakol. Ella se siente amenazada, y su elección no es por amor, sino por miedo. Eso no es amor verdadero."

Selene sonrió con frialdad, disfrutando del momento de superioridad. "El amor se ve de formas inigualables, Aura. No te confundas. Hay muchos amores en el Olimpo que no se ajustan a la luz, ¿o acaso crees que sería bueno ventilar tu romance con el Dios de la Luz, con un consorte todavía por asegurar? Eso no será bueno para tu Orden, ni para tu futuro linaje."

El color abandonó el rostro de Aura. La amenaza era sutil, pero letal. Selene no solo conocía el secreto de Gala, sino también el secreto personal de Aura.

La Carrera Contra el Tiempo

Las Diosas entendieron que Selene no estaba allí para luchar, sino para intimidar y ganar tiempo. Sabían que, si se enfrentaban a Selene, la Diosa de la Luna, estarían desafiando directamente a una deidad que conocía los secretos de sus propias madres divinas. No querían arriesgarse a dañar a Selene, sabiendo que ella solo defendía a su hijo.

Ignia, forzándose a calmar su fuego, asintió a Aura. Dejaron atrás a la Diosa de la Luna y se dirigieron al templo de Gala, la urgencia multiplicada. El ataque de Selene había confirmado que la Oscuridad conocía su plan.

Selene observó cómo se iban, su sonrisa desvaneciéndose en una expresión de pura determinación. La defensa de Drakol era ahora su prioridad absoluta.

Rápidamente, se dirigió al Tártaro a través de un portal lunar. En el corazón del Inframundo, encontró a Hades y Drakol.

"Zeus está moviendo sus piezas," anunció Selene. "Las hermanas de Gala están intentando poner un 'escudo' humano entre ella y tú, Drakol. Si se casan antes de que actúes, la ley del Olimpo te atará

El Consejo de Guerra Oscura

En el corazón del Tártaro, Hades, Drakol y Selene se reunieron. La noticia de que las hermanas de Gala habían reclutado un "escudo" para ella había encendido la urgencia.

"El asalto debe ser ahora, antes de que el juramento se consume," declaró Hades, su voz baja y gélida.

Selene proporcionó la ventaja crucial: "Gala está agotada. La tensión de la vigilancia y el miedo la han dejado sin descanso. La barrera de su templo es permeable a su ansiedad. Actúen en el sigilo."

Drakol asintió con una determinación despiadada. Su amor no admitía interferencias. El plan era simple: la incursión sería rápida y silenciosa. Selene se quedaría atrás, mientras Hades, Drakol, Tánatos y una pequeña guardia de sombras se encargarían de la tarea.

La Batalla Silenciosa

El grupo de los dioses oscuros se materializó en el interior del Templo de la Tierra. Las barreras, debilitadas por la falta de sueño y la ansiedad de Gala, se rompieron sin un sonido.

Kai y Rhys, exhaustos pero en guardia, fueron sorprendidos por la velocidad de la emboscada. No hubo tiempo para desenvainar espadas. Tánatos y las sombras cayeron sobre ellos, sometiéndolos con una fuerza abrumadora. Sin matarlos ni causar heridas que sangraran, los Caballeros fueron reducidos a la impotencia total.

Para asegurar que no hubiera testigos, Hades abrió un portal. Kai y Rhys fueron arrastrados y encerrados en las Cuevas del Silencio del Tártaro, donde su magia y sus voces serían absorbidas.

El Rapto de la Diosa

Gala estaba en su alcoba, despierta. El agotamiento mental no había disminuido su alerta. Sintió el cambio en la atmósfera y la intrusión.

Cuando Drakol apareció, flanqueado por Hades, el terror helado la golpeó. Ella gritó y se lanzó contra él, usando su poder sobre la Tierra para intentar levantar espinas de basalto bajo sus pies.




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