Las chicas de Taler

Capítulo 8

Dominika

Robby y yo celebramos el cumpleaños de Polina. Ella cumplió un mes hace tres días, pero cuando Timur estaba, no se me ocurrió. Y hoy bajé con mi hija a la cocina a desayunar, charlábamos con Robby y él me preguntó:

— ¿Cómo celebraron Timur y tú el primer mes de vida de la pequeña?

Me quedé desconcertada, luego me quedé pensando y respondí insegura:

— Bueno ... paseamos por el parque, comimos helado.

— ¿Y el pastel de cumpleaños?, — Robby se indignó y tomó la organización de la celebración en sus propias manos.

Me quitó a la niña y en tono de mando me informó que toda madre que se respete debe poder hornear, aunque sea, el pastel más primitivo.

Y aquí estoy con un delantal, rayando manzanas, y Robby baila con Polina en sus manos y le canta "Besame mucho".

Pongo el pastel en el horno y salgo a caminar con el bebé, y cuando vuelvo, toda la casa huele a manzanas y canela. Veo un pastel dorado en la mesa y empiezo a sollozar.

— Oye, ¿qué pasa?, — Robby se asombró cuando comencé a llorar, recostando la cabeza en su hombro.

— Me… — sollozo, — salió bien…

— Claro que sí, — me acaricia la cabeza. — ¿Cómo podía salirte de otra forma teniendo un maestro tan bueno?

Nos reímos. Yo, entre lágrimas y Robby, con los ojos tristes. Polina duerme cerca en la cuna, y Robby me enseña cómo hacer letras de chocolate con una bolsa de pastelería.

Me esfuerzo de tal manera, que hasta saco la lengua. Creo que quedó bonito. "Polina cumple 1 mes". Y además dibujo unas flores a los lados.

Le doy a todo el personal gorros de papel festivos con un elástico, que el chofer trajo del supermercado junto con globos y velas para el pastel. Quien lo desea, se lo pone. Robby, Polyna y yo, con gorros puestos en nuestras cabezas agasajamos a todos con pastel y té. Los guardias nos ayudan a inflar los globos y mi niña los mira con los ojos muy abiertos.

Todo es muy acogedor y hogareño, y una vez más me imagino que esta es mi casa también. Que Tim Ay yo estamos en la cocina de Robby celebrando el primer mes de vida de nuestra hija. Él está sentado a nuestro lado con un gorro de papel en la cabeza y come el pastel que hice por primera vez en mi vida.

"Delicioso, dulce mía, es tan delicioso como tú..."

***

Por la noche, acuesto a Polina a dormir, atenúo las luces y me siento en la butaca. No quiero irme, el ajetreo de hoy me cansó mucho. Y de la sola idea que tengo que bajar las escaleras, meterme en la ducha y volver a mi habitación me siento mal. ¿Y si Polina se despierta y se pone caprichosa?

Miro hacia el baño que hay aquí en el dormitorio infantil. ¿Y si me ducho aquí? El bebé va a dormir más fuerte.

Me lleno de valor y voy al baño. Ya me he entrenado para arreglármelas en unos minutos. Me envuelvo en una toalla y salgo de la ducha.

Polina duerme inquieta, en sueños se estremece y agita las manos. Sé que si me voy a mi habitación, no pasará ni media hora y tendré que volver. Decido quedarme en el dormitorio de la niña por un tiempo.

Me siento en la butaca, me enredo bien en la toalla. Siento un deseo irresistible de dormir y el dormitorio de Timur me atrae como un imán. Una vez más, como ayer, los recuerdos me invaden y la mirada se dirije cada vez a la puerta de su habitación.

Finalmente, me atrevo, abro suavemente la puerta y entro en la habitación oscura. Me siento en la cama, acaricio la seda fresca con la mano: a Timur le gusta la ropa de cama de seda. Tomo su almohada, me la llevo a la cara. Huele a Tim. Sutil, poco perceptible, pero huele.

El abrazo y la aprieto contra mi cuerpo, imaginándome que es él.

— Te echo de menos, Tim, — digo en voz baja a la almohada, — como te he echado de menos…

No pasará nada si me acuesto un momento, ¿verdad? Luego lo arreglaré, Timur no se dará cuenta, y, además, me acostaré por muy poco tiempo. Respiraré su olor, recordaré cómo me amaba sobre unas sábanas de seda como estas…

***

Timur

Todo el día, hasta la misma noche, lo único que hago es reunirme con gente que hasta el día de hoy ni siquiera sospechaba que existían. Miro las caras que aparecen y desaparecen y pienso: ¿por qué coj...? ¡Oh, sorry, ¿por qué acepté la oferta de Shere Khan? Hubiera regresado a casa por la tarde y miraría a Nika caminar detrás de la casa con nuestra hija.

Bueno, al menos tuve tiempo de hablar con ella esta mañana. Tenía mucho miedo de equivocarme y escribir alguna estupidez. Pero parece que todo fue bien, incluso resultó que la invite a un viaje a Europa para la Navidad. No me importa a dónde, ahora mismo volaría con ellas a cualquier lugar.

Pero Polina todavía es pequeña, para Navidad crecerá un poco y entonces volaremos. Y ahora bajo un video de la nube y veo a Nika dando vueltas bailando por el dormitorio infantil con Polina en sus brazos.

Yo no conozco a esta Nika. Admito a regañadientes: durante estos días que ella vive en mi casa, me he dado cuenta de que no la conocía en absoluto. Resulta que puedes tener una mujer en tu cama, follarla hasta el desmayo, incluyendo el propio. Y no saber nada de ella.




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