Fui creciendo con una vida relativamente normal, a los doce me enamoré por primera vez, era un chico mayor, de esos que te atraen a esa edad porque te estás preparando para la adolescencia y quieres verte madura antes de tiempo. Aunque yo era una chica razonable, seguía teniendo la inocencia de una niña, no sabía que él me gustaba, hasta que me besó y me ilusioné, fue mi primer beso real, me pidió ser su novia y acepté, estábamos bien, de vez en cuando nos besábamos a escondidas, porque era secreto. Cuando estaba más segura de lo nuestro descubrí que tenía otra novia al mismo tiempo que estaba conmigo, se acabó y dañó mi corazón, por primera vez sentí el dolor de un corazón roto y lo que era pasar una noche entera llorando, lo odie y mi corazón probó un poco de ese sentimiento venenoso y cruel, pero se dio cuenta de que me hacía fuerte y le gustó, sufrí de una gran depresión y anorexia, pero seguía en pie, mi mundo estaba en pausa, pero era porque estaba recuperándome de las heridas para salir adelante y guerrear de nuevo, esta vez no iba a ser tonta, iba calcular a cada chico que se me acercara, la niña inocente se murió, se dio cuenta de que había hombres que en verdad engañaban por sexo y dio gracias a Díos porque sus principios no la dejaron entregarse de manera fácil, seguía conservando su pureza.