Las cicatrices de un Ángel

Amigos nuevos, esperanza nueva

Nueva escuela, nuevos amigos, al principio estuve nerviosa y ansiosa, cosa que no me había pasado desde hace tiempo, -a excepción por las crisis nerviosas que siempre me han dado de niñas, pero esas eran por otras razones, mi subconsciente siempre me ha atormentado con las pesadillas- hice nuevas mejores amigas, nuevos amigos, estuve bien por un tiempo, pero había algo mal, mi autoestima estaba bajando más de lo normal, más de lo aceptable, lo que nunca había pasado, conocí a personas muy buenas, pero también a muchas más crueles y aunque me dolía no ser aceptada por todos, estaba bien, porque tenía a mis amigos, de todas las personas que conocí y confíe en ese par de años, sólo quedaron unas pocas, que podía contar con los dedos de una mano, aunque hubo unas por las que me dolieron sus partidas, supe que era lo mejor, que las que se quedaron a mí alrededor eran las reales. Lloré, si, no entendía tampoco muchas miradas de superficialidad dirigidas a mí por el sexo masculino, pero siempre me dije que esos hombres no valían la molestia, aún así mi autoestima caía sin poder hacer nada para sostenerla, me gusto demasiado otro chico, no me correspondió y me dolió, pero luego dejó de importar, me divertía lo suficiente con mis amigos, mi yo loca y alegre del pasado volvió, esa que solo mostraba a mi familia, pero esta vez se abrió a mis amigos y no pude estar más que satisfecha por eso, la depresión no se fue del todo, pero era mucho más llevadera, comencé a ver mi futuro más claro y a ponerme metas, ese fue un nuevo comienzo. 



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En el texto hay: dolor, vida real, melancolía adolescente

Editado: 07.03.2019

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