Persona equivocada, nunca se sabrá

Al principio me dejé llevar por el miedo, sabía que él me iba a romper aún más el corazón, sólo que estaba vez iba a ser mi culpa, porque él no hizo nada para enamorarme, fue mi corazón quien lo eligió sin razones, ni prejuicios, sólo por su personalidad fuerte y manos delicadas. Le pregunté a Díos porqué, mi vida sentimental siempre fue inestable y enamorarme de un rompecorazones no era la mejor manera de conseguir mi estabilidad, pero luego pensé, yo era, -soy- fiel creyente de que todo pasa por algo y estaba dispuesta a aprender de esto, aun sin saber si sobreviviría a más dolor, la voz insegura y toxica en mi cabeza me decía que nadie, mucho menos él, podía fijarse en mí, no de la forma en que quería, recordaba los comentarios desagradables hacía mi, y dolía, dolía porque ni siquiera mi personalidad gustaba, no había nada en mí que se pudiera salvar, era egoísta, mi orgullo me hacía decir palabras crueles, era seca, rencorosa, demasiado desinteresada y la lista seguía, y no, no me gustaba ser así, pero era un mecanismo de seguridad, lo hacía para protegerme y eso a nadie le importó, decía la verdad sobre que habían pocas cosas que me interesaban, pero lastimosamente buscaba aceptación, no tanto de manera física, sino de manera sentimental, social, como sea, solo aceptación, lo que más me dolía de todo es que nadie me quería de manera romántica, busqué y busqué, pero no lo encontré, era desgarrador ser un objeto sexual andante, ¿lo peor? sin siquiera probarlo. Volviendo al chico, él no me lo pudo dar, lo intenté, lo hice de todas las maneras posibles, mi corazón le lloraba suplicando un pizca, solo una pequeña pizca de amor, pero no lo hizo, a pesar de que mis sentimientos por él eran puros e inocentes, volví a tener doce y la historia se repitió, solo que esta vez no fue él, sino yo misma quien me lastimó y lo odié, porque era más fácil odiarlo a él que odiarme a mí misma.