Las Consecuencias de esa Noche

Capitulo 5. No pueden ser celos.

No puede ser celos.

 

Carlos Russo.

 

Ver a Marian con esas flores en mano me dio enojo, quien se había atrevido a regalarle algo, me arrepentí de haberle reclamado inmediatamente, es que mis palabras abandonaron mis labios sin previo aviso.

 

Estaba mal de eso estaba seguro, no quise sonar duro, pero luego me arrepentí, no sabía que era lo que quería, pero debía hacer algo para ya no mirarla aunque me era imposible, es una mujer hermosa tanto por dentro como por fuera.

 

Después de terminar la reunión con Ballakit, preferí llamar a Erick, mi amigo, confidente y socio, era preferible trabajar con él que con mi asistente.

 

—Sabes si tu asistente tiene algo con Ramírez.

 

—¿Ramírez? —Pregunté confundido.

 

—Él de contabilidad.

 

—No lo sé ¿por qué? —Lo mire apartando mi mirada de los papeles.

 

—Por que lo vi muy pegado a ella o tal vez vi mal —Se encogió de hombro restándole importancia.

 

—Tal vez viste mal —Regresé mi vista a los documentos, al igual que Erick se concentró en los documentos, tenía que ver por qué había una reducción en los ingresos del señor Ballakit, del viejo que me quiere quitar mi asistente.

 

Después de un rato levanto la mirada y ahí esta ella, se ve tan como decirle fresca, sacudo mi cabeza para no mirarla y no pensar en ella. La mando a llamar ya que necesito que saque las estadística de los dos últimos meses, se que no es su trabajo ya que tengo un estadista que lleva las mismas.

 

Después de un rato la llamo nuevamente, aunque nunca la vi como mujer, si la vi como una buena y responsable trabajadora, por ello se ha mantenido trabajando para mí por estos cinco años, es una mujer muy dedicada a su trabajo eso no lo voy a negar. No se como es que termino tocando su mano, bueno si lo se, deseaba sentir su suave y tersa piel, la corriente que sentí al tocarla traspasa cada parte de mi cuerpo provocando una avalancha de recuerdos, sus gemidos, el movimiento de sus caderas fue algo que quise revivir.

 

—¿Qué diablos te pasa Carlos, compórtate eres un hombre de treinta y tres años no puedes comportarte como un chiquillo —Me regañe.

 

Su olor inunda mis fosas nasales su fragancia es exquisita, la cual aún tiene mi camisa que por alguna razón no he mandando a la tintorería. No voy a explicar el por qué aún sigue con su olor.

 

Ella se retira, no se en que momento se quita el saco.

 

—Carlos me escuchas —Erick vate sus manos frente mí. —Pronto serás soltero y si te gusta la asistente puedes invitarla a salir.

 

—¿Qué?

 

—Te preguntaba sobre tu divorció, pero estas más atento a tu asistente.

 

—Yo no..

 

En verdad estaba mirándola más de lo debido.

 

—Marian es bonita tal vez y con ella te entiendas mejor —vuelve a decir Erick.

 

—No molestes Erick, claro que no, solo me quedé mirando ese punto fijo no es que la estuviera mirando a ella.

 

—Si tu lo dice.. y como va todo.

 

—Bien creo, me reuniré con Jefferson más tarde, quiero ver si ya tiene todo preparado.

 

—En verdad no le darás nada a Melissa.

 

—No, ella no merece ningún centavo.

 

—Si pero..

 

—Pero nada Erick, ella me fue infiel, que su amante le de lo que conmigo tenía.

 

—Te apoyo hermano no te pongas a la defensiva conmigo.

 

—Olvidemos el tema.

 

—Es lo mejor —Nos concentramos en seguir con el trabajo.

 

En la tarde me reuno con Jefferson.

 

—¿Como te va Carlos?

 

—Bien.

 

—Veo que estás tomando el divorcio de forma relajada.

 

—Y que voy hacer, a echarme a llorar por ello, no ella fallo no yo —Aunque tenía una pregunta que no dejaba de rondarme la mente. —Jefferson puedo preguntar algo.

 

—Con tal de que se trate del caso adelante.

 

—Es que digamos como en mi caso mi exmujer me engañó, pero yo tengo pruebas de ella, bueno la pregunta es si ¿yo estoy con otra mujer eso se ve como una infidelidad o no?

 

—Si no hay pruebas pues no, además si eso pasó después de la petición de divorcio no cuenta como infidelidad—. Me mira. —Te aconsejo que aún no estés con nadie es lo mejor —Asiento.

 

—Cuando se dará el divorcio.

 

—Ya mañana salen los papeles y una de las copias será enviada a Melissa, para que ella lo firme si no lo hace nos reuniremos con el juez.

 

—Espero no llegar a eso.

 

—Yo tampoco, esperemos que Melissa firme.

 

—Y si no lo hace.

 

—Si no lo hace llegaremos hasta las últimas instancias —Asiento. —No se a comunicado contigo.

 

—No, y si lo hace no aceptaré ninguna llamada suya.

 

—Es lo mejor.

 

Luego de ver otros detalles del divorcio nos despedimos, media hora después salgo de mi oficina, miró hacia el puesto de Marian pero este esta vacío. Bajo por el elevador, subo a mi auto, miró hacia la parada de autobuses que esta a unos cincuenta metros de la empresa veo a Marian, no podría olvidar esa silueta, ya hasta la tengo tatuada en mi mente.

 

Me quedé extrañado al ver un auto estacionado, me detengo a unos centímetros del auto.

 

—Marian pensé que ya te habías retirado a tu casa —es lo primero que digo al verla, ni siquiera presté atención al auto que estaba al frente.

 

Ella se excuso del por qué no se había retirado después de insistirle accedió a subir al auto. Quería entablar alguna conversación con ella, pero lo único que me pasaba por la mente era esa noche donde la tome sin contemplación queriendo demostrarle que no encontraría ningún hombre como yo. La sentía incómoda se le veía.




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