Carlos Russo.
—No lo creo, puede ser alguna infección por alguna bacteria de alimentos cruzados, te haré unas pruebas de acuerdo.
—Si —después de las pruebas pertinentes espere un por media hora.
—Pasa Carlos —paso al consultorio y tomo asiento.
—Dime que tengo.
—Nada, no tienes nada todo está bien contigo.
—¿Cómo puede todo estar bien conmigo? Cuando siento que no puedo sentir el olor de una tostada, unos huevos, lo único que me provoca es comer frutas ácidas o ensaladas, no voy a convertirme en vegano a estas alturas de mi vida.
—No sé qué decirte, lo único que podría decirte es que tienes síntomas de una embarazada.
—No es gracioso.
—Lo sé, mírale el lado jocoso podrás ponerte en forma, cambiar un poco tu alimentación.
—Que me quieres decir que estoy pasado de peso.
—No, vamos Carlos es una forma de alargar tu vida.
—No ayudas eres pésimo en esto, mejor me voy, debo pasar a la oficina.
—Te podre ver en la noche, disculpa por no estar contigo he estado algo ocupado.
—Descuida Harry, estoy bien, lo de Melissa, venia hace meses; solo necesitaba desenmascararla, me dolió sí, pero al final entendí que si ella me cambio es porque no me amaba como ella decía y la verdad no iba luchar contra la marea para ¿Qué?
—Tienes razón es lo mejor, ya tengo la dirección de tu apartamento te caigo luego.
—Te espero.
—Llevare pizza de champiñones con mucho vegetal.
—Goza de mi desgracia…
Apenas salgo del elevador mi mirada se cruza con esa mirada azulada, mi corazón da un vuelco a volver a verla.
—Buenos días señorita Venezuela.
—Señor Russo que alegría que haya regresado —Sonreí ella también me había extrañado. —Aah digo que gusto tenerlo de vuelta —su rostro toma un leve sonrojo.
—Ne alegra estar de vuelta Marian ¿Cómo has estado?
—Bien.
—Avísale a Erick que ya estoy aquí por favor.
—Sí señor —le sonrió al igual que ella.
Entro a mi oficina y tomo asiento, aún no sé qué tengo, pero espero que no sea nada grave tomare los medicamentos recetados.
—¿Cómo te fue? —dice Erick entrando.
—Lo tengo, el contrato es nuestro.
—Eso, sabía que lo harías —me mira. —¿Qué te pasa te vez enfermo?
—La verdad no sé, no he podido comer nada que no sea frutas.
—Ya fuiste al médico.
—Sí, ya fui, pero Harry no encontró nada.
—Es preocupante.
—Estoy bien no es para tanto.
—Si tú lo dices.
—Revisemos esto con mucho cuidado no quiero cometer ningún error.
Nos ponemos a revisar los documentos a la hora del almuerzo llama a Marian para que pida el almuerzo, no soporto entrar a un restaurante y sentir el olor a comida.
—¿Por qué no vamos al restaurante en vez de comer aquí? Necesitas aire.
—No puedo sentir esos olores que emanan las comida Erick, no querrás verme votando las tripas y la bilis.
—Tan mal estas así, le hubieras pedido a Harry algo para evitar las náuseas y vómitos, creo que hay medicamento para eso, las embarazadas lo usan mucho.
—No es gracioso Erick, mi estomago esta sensible.
—No estarás embarazado, te puedo llevar al médico que te hagan un ultrasonido —Niego.
—No es motivo de burla.
—No, pero tus síntomas son muy raros.
—Lo sé.
—Diga señor.
—Llama al restaurante de siempre y pide una sopa de verdura, dos ensaladas una de fruta y otra de vegetales, pedirás algo o me verás como idiota —le digo a Erick.
—Para mi pide una ensalada y papas al horno.
—Trajiste comida Marian.
—Sí señor ya hago su pedido —sale de la oficina, ahora que la veo bien su rostro luce diferente.
—Si te gusta deberías invitarla a salir o tomar algo, ya eres libre de la mala mujer de Melissa.
—Ella piensa que sigo casado con Melissa, voy a esperar que salga el certificado de divorcio —digo mirándola atreves del cristal.
—Te cae tigre, eso quiere decir que si te gusta tu asistente —Miro sorprendido a Erik, me agarro en el momento de idiotez
—No es lo que crees.
—He visto como la miras últimamente Carlos, por eso no querías que Ramírez se acercara a ella verdad.
—Para que esconderlo si sí me gusta, pero quedamos que íbamos a olvidar esa noche.
—Espera que noche no me has contado nada.
—Y no pienso contarte nada, qué clase de hombre seria si ando ventilando mis cosas.
—Soy tú amigo, no cualquiera.
—Aun así, no voy a contar nada, ya dije suficiente las cosas son entre ella y yo.
—Bien lo entiendo —Marian entra a la oficina me levanto para ayudarla, solo tocar su mano me acelera el corazón.
—Buen provecho —hace una mueca —con permiso —sale apresurada, frunzo el ceño y miro a Erick.
Me levanto y salgo, tiene una mano apoyada en el escritorio y con la otra se abanica el rostro.
—Marian estas bien —niega.
—Yo ay Dios lo siento…
Sale corriendo hacia el baño, voy tras ella al llegar al baño escucho como si estuviera vomitando.
—Marian voy a entrar.
—No es necesario señor, puede ir a comer.
—Como voy a comer si estás aquí desechando todo el contenido de tu estomago —me recuesto a la puerta.