☆ Carlos Russo ☆
Besar los labios de Marian, era como besar las nubes, sus labios son tan suaves y delicados, pasaría día y noche besándolos y no me cansaría de ellos.
Cuando al fin iba a saber lo que le sucedía tenía que aparecer alguien a interrumpir.
Quise golpear a Jefferson, hasta cansarme, pero cuando dijo que Melissa, estaba embarazada por poco y me caigo, pero no dé la impresión, si no de lo gracioso que sonaba, aunque no reí, sabía que Marian, lo había escuchado y lo comprobé cuando salió decaída, su rostro lo demostraba.
—Mierda no sabía que estabas con ella.
—Gracias acabas de arruinar todo, estaba a punto de decirme que es lo que le pasa, y tu vienes con esto del embarazo de Melissa, si lo está no es mío.
—Pero aun así él bebe fue engendrado dentro del matrimonio, sea tuyo o no —no puedo evitar reír.
—Y crees que voy a encargarme de un hijo que no es mío, tengo una investigación de tres meses Jefferson, si tengo que ir al juzgado iré, su embarazo infundado no va detener el proceso de certificación del divorcio y ella debe estar muy clara, creo que me conoce lo suficiente como para pensar que habrá vuelta atrás.
—Lo que ha detenido la certificación de tu divorcio es la apelación —Miro a Jefferson.
—Se atrevió, por qué no me lo habías dicho.
—Porque lo puedo solucionar, Carlos, estoy trabajando en ello para eso te pedí las fotografías, tú tranquilo; dijiste que tu negocio con los ruso es un hecho tu concéntrate en ello que yo me encargo de liberarte del alacrán de tu exesposa —suspiro con frustración. —ya el juez firmo así que ellos no pueden hacer nada más que acatar las órdenes, tu certificado saldrá en unas semanas.
—Melissa, me quiere conocer y lo va hacer hoy mismo.
—No te aconsejo eso Carlos, te dije que me estoy encargando de todo.
—Ella lo quiso, no estoy para estar soportando sus tonterías, si cree que me va retener con un embarazo que no es mío está equivocada, además que recuerde ella se cuidaba con el chip y este vence el próximo año.
—Ya tienes pruebas, no necesitas enfrentarla.
—Lo voy hacer, me canse —tomo mi saco y camino hacia la puerta. —¿vienes?
—No soy tu perrito faldero.
—No, pero eres mi abogado y sobre todo mi amigo.
—Iré contigo, no te vallan acusar de violencia doméstica —me acerco al puesto de Marian.
—Señorita Valenzuela, saldré y no creo que regrese, llama a los accionistas y diles que la reunión se dará según lo acordado —digo tratando de disimular mi sentir, no quiero enfrentar a Melissa, lo único que quiero es terminar con esto y poder seguir adelante.
—Sí señor —responde con voz quebrada, cuanto me duele, debe estar pensando que Melissa, en verdad está embarazada.
—Arreglare esto —digo mirándola a los ojos, agacha la mirada.
Camino hacia el elevador, marco la planta baja.
—En verdad te gusta ella, Carlos.
—No lo voy a negar, no sé cómo pasó, pero pasó.
—Es una buena mujer y no es arrogante como Melissa, tal vez sea la indicada —asiento.
Subo al auto al igual que Jefferson, sube al de él, conduzco a la casa donde viví una vez junto a la mujer que pensé que pasaría la vida entera. Al llegar bajo del auto y toco la puerta, espero a que una de las empleadas salga abrirme la puerta, esta se abre y la que sale por ella es Melissa con una gran sonrisa.
—Carlos amor —abre sus brazos para abrazarme, la esquivo de inmediato. —has regresado.
—Tú y yo debemos hablar y acabar con esto ya, puedo pasar.
—Si pasa es tu casa también, mamá Carlos está aquí —Miro al fondo donde está la tía de ella y su madre.
—Carlos qué bueno que has regresado, no sabes lo mal que ha estado Melissa, todos estos días.
—Señora es un gusto verla, pero solo estoy de paso, vine hablar con Melissa.
—Deben arreglar las cosas entre ustedes, son un matrimonio como ningún otro, no pueden terminar por malos entendido y más ahora que van a ser padres —esto es tan gracioso que no puedo evitar reír.
—Éramos un matrimonio señora, un matrimonio dónde el único que se desvivía y luchaba para que se mantuviera en pie era yo.
—¡Tú Carlos! —chilla Melissa. —yo también luche por él, pero tú preferías tu empresa.
—A quien quieres engañar Melissa, que bajo has caído eres tan despreciable.
—¡No me hables así!
—Y cómo quieres que te hable Melissa, estás inventado un embarazo, pides una apelación con que propósito, en verdad crees que voy regresar —la miro a los ojos que se humedecen por sus lágrimas. —si en verdad estas embarazada busca al verdadero padre, me crees tan estúpido para creer tus mentiras.
—¡Carlos! —exclama su madre.
—Usted no lo sabe verdad, no sabe que su hija tiene un amante, amante el cual debe ser el padre de esa supuesta criatura que crece en su vientre, aunque lo dudo ya que tu chip vence el otro año o me equivoco.
—Es eso cierto Melissa, tienes un amante.
—Mamá yo…
—Crees que en verdad vas hacerme volver por inventarte un embarazo.
—Estoy desesperada Carlos, no quiero perderte, te amo y me arrepiento de haberte engañado, ahora sé que no valió la pena estoy arrepentida en verdad tienes que creerme.
—Sabes que, te lo agradezco, gracias a tu engaño abrí mis ojos, estaba ciego pensando que tenía a la mujer perfecta con la que iba vivir toda mi vida, pero gracias a tu engaño podré encontrar a una mujer que en verdad valore el tiempo que le dé y sobre todo el amor y cariño sincero que pueda brindarle, creo que nunca te falle en nada siempre te di todo de mí y para que, aun así, te doy las gracias —doy algunos pasos. —y por si piensas que el convenio que firmaste no lo voy a cumplir desde el próximo mes se reduce tu mensualidad agradece que no te quito dos años, te lo advierto Melissa, otra más y te voy a dejar sin nada.