Las Consecuencias de esa Noche.

Capítulo 20. Me estoy enamorando.

 

☆♡ Carlos ♡☆

 

La emoción no cabe en mi pecho estoy más que feliz seré padre de dos retoñitos, dos retoñitos de Marian y mío, no lo puedo creer, quiero saltar, gritar, correr, tirarme los pelos de la emoción.

 

Miro a Marian, quien me mira sorprendida al decir que era inevitable no enamorarse de mí.

 

—¿Estas enamorada de mí, Marian? —le pregunto.

 

—No, yo lo dije porque usted sabe —su rostro se pone rojo.

 

—Yo no se nada explícame.

 

—¡He! no iba con el señor Harry, a preguntar no se que, yo mientras tanto saco la cita —dice nerviosa pasando por alto mi pregunta.

 

—Porque no me acompañas.

 

—No, ustedes tendrán cosas que hablar.

 

—Sabes que, mejor saquemos la cita y vamos a comer, tengo ganas de comer patatas rellenas y quiero comer unas costillas asadas —su perfecta ceja se alza.

 

—¿Seguro?

 

—Totalmente linda, vamos que ya me saboreo las costillas —Sonríe.

 

Nos acercamos con la enfermera y sacamos la cita, vamos al restaurante y pido esas deliciosas patatas que tanto desee; al igual que Marian pide lo mismo, después de degustar pago la cuenta, subimos al auto y conduzco a su casa.

 

—Podrías por favor dejarme aquí.

 

—¿Aquí por qué?

 

—Debo ir al centro comercial por algunas cosas que necesita Lucas para su viaje.

 

—¿Lucas se va?

 

—En un mes mas o menos, después de su graduación —su mirada es de tristeza.

 

—Te irás con él…

 

—No, él irá solo, se quedará en una de las habitaciones que el equipo le proporcionará. Él esta feliz por ello y yo también, pero se irá lejos y no lo podré ver si no en vacaciones y festividades —suspira. —debo entender que ya creció, pero no puedo —algunas lágrimas ruedan por su mejilla, las seco con mi pulgar.

 

—No estarás sola Marian, me tienes a mí y tienes dos pequeños creciendo dentro de ti —Sonríe. —ya le contaste que pronto será tío —niega.

 

—Se lo diré esta noche.

 

—Diremos, querrás decir.

 

—¡Usted vendrá!

 

—Soy el padre y daré la cara donde sea Marian —Sonríe y mi corazón se agita.

 

—Esta bien, se lo diré en la cena.

 

—¿A donde irás primero?

 

—Por unas maletas —conduzco hasta el centro comercial.

 

Compramos todo lo que necesita y otras cosas más que se que su hermano va a necesitar, aunque Marian, se opuso, pero al final termino aceptando, además de eso quiero patrocinar una beca para él, pero para eso debo hablar con el decano de dicha universidad, además me gustaría proporcionarle un apartamento para que él se sienta mas cómodo, pero eso debo hablarlo con él personalmente.

 

En la tarde después de un largo recorrido por el centro comercial terminamos en el mercado, compramos todo para la cena, al llegar a su casa la ayudo a preparar la cena.

 

—¡Marian! —dice Lucas al entrar a la cocina. —señor Russo que gusto verlo.

 

—A mi también me da gusto verte Lucas.

 

—Ve a lavarte las manos, ya voy a servir la cena.

 

—No soy un niño Marian.

 

—Mmjm —Dice mirándolo. —anda mueve.

 

—Que ya voy, cuando no este aquí a quien vas a mandar.

 

—Pues te llamare cada mañana y cada tarde —dice colocando sus manos en las caderas.

 

—No puedes acosarme de esa manera, ya soy un hombre.

 

—Lo serás cuando tengas 25 años —Sonrió, Lucas bufa.

 

—Necesitas un novio hermanita —los ojos de Marian se abren. —pensándolo bien mejor no, si es un buen hombre lo acepto, pero si no lo es lo saco a batazos de tu vida.

 

—Ya deja de hablar tonterías, muévete… lo extrañare muchísimo.

 

—Eso es seguro —acaricio su espalda. —estarás bien, recuerda que no estás sola —tomo su mano y la llevo a su vientre.

 

—Si, será mejor terminar de poner la mesa —dice nerviosa, asiento.

 

Terminamos de poner la mesa y luego tomamos asiento, Lucas toma asiento y me mira.

 

—Señor Russo me podría decir ¿Qué es lo que se trae usted con mi hermana? —Pregunta sin rodeos llevándose un bocado de comida a su boca, miro a Marian, quien lo mira sorprendida.

 

—Lucas, para estamos cenando.

 

—Y eso que Marian, solo hice una simple pregunta, qué no puede responderla.

 

—Si puedo.

 

—Carlos, por favor.

 

—Marian, dije que no estas sola, tranquila.

 

—Hay algo entre ustedes dos no es así, se que Marian lleva trabajando para usted cinco años y ahora es que usted se aparece por aquí, además de eso mi hermana lo invita a cenar, se que algo está pasando entre ustedes y quiero saberlo —nos mira, toma la mano de Marian. —Marian es la única familia que tengo, prácticamente es como mi madre y no me gustaría que jueguen con ella, no quiero verla sufriendo por un hombre.

 

—entiendo tú preocupación Lucas, pero yo no jugaría con tu hermana, estas en lo cierto de que pasa algo entre nosotros y ese algo es que…

 

—Estoy embarazada del señor Russo —dice interrumpiéndome.

 

—¿Qué?, pero sabes bien lo que le pasó a mamá por meterse con un hombre casado, míranos a donde estamos y como crecimos.

 

—Marian, no pasara por lo mismo Lucas, si estuve casado, pero hace unos meses me divorcie.

 

—Por Marian, destruyó su hogar por…

 

—Sabes que no me metería con un hombre casado Lucas y jamás destruiría un hogar —lo mira severa.

 

—No, Marian no estuvo nada que ver con mi divorcio, cuando ella y yo nos involucramos yo ya estaba en proceso de divorció.




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