Las Consecuencias de esa Noche.

Capítulo 26. Un amor prohibido.

 

Kenny.


 

Volver ver a mi hija, a mi nena después de tanto tiempo me hizo el hombre más feliz, se que no merezco su perdón, no los busque porque no quería decepcionarlas más, las abandone por causa de mi esposa quien amenazó con hacerle daño a mi hermosa Miriam y a mi linda nena Marian, no supe que habíamos engendrado a otro hijo pues Mirian nunca me lo hizo saber. Me dolió no volverla a ver más, pero me hice a la idea que era lo mejor, mi esposa nunca me daría el divorcio y mucho menos podía dejarla sola y menos con su enfermedad terminal.

 

Pero jamás pensé dejarlas solas, podría verlas aunque fuera desde lejos, pero me prometí que nunca les faltaría nada, pero Mirian decidió por los tres y no la juzgo lo mejor era que ella se marchara lejos.

 

Tiempo Atrás.

 

El día había sido abrumador para mí, había discutido con mi esposa, la había enfrentado con respecto al divorcio algo que había querido hace varios años atrás, ya que quería estar con la mujer que amaba y con mi hija.

 

—¿Qué te sucede? —preguntó Mirian algo preocupada.

 

—Un negocio salió mal —mentí descaradamente.

 

Pues era mi intención decirle que estaba casado, pero cuando ya estuviera divorciado.

 

—Lo superaras eres bueno para los negocios.

 

—Lo sé y más si te tengo a mi lado.

 

—Solo soy la encargada del departamento de comercialización.

 

—Eres mucho más que eso —dije tomándola de la cintura y sentándola en mi regazo. —Además eres la mujer que amo y deseo —y no mentía, ella era la mujer que amaba, me casé por obligación.

 

—Ya con eso me convences —beso mis labios de manera apasionada.

 

Los meses pasaron hasta que recibí la más grande y hermosa noticia.

 

—¿Qué te sucede amor estás pálida, va algo mal?

 

—Amor se que habíamos quedado de que nos íbamos a cuidar, pero algo pasó y ¡Ay no Kenny! 

 

—¿Qué sucede Mirian?

 

—Yo… estoy embarazada, mira, lo siento tanto amor —negué.

 

—No amor es la noticia más maravillosa que me das —y lo era si habíamos quedado de que tendríamos hijos después, pero tener la dicha de ser padre con la mujer que amas es lo más maravilloso.

 

Su embarazo fue la etapa más maravillosa de mi vida, y aunque no podía estar con ella la mayoría del tiempo las veces que estaba lo disfrutaba al máximo. Me dolía mentirle a la mujer que amaba, esperaba obtener el divorcio cuanto antes, pero el día que lo iba hacer mi esposa me dio la noticia que tenía un tumor en la cabeza, cómo podía dejarla en esa situación. 

 

El doctor recomendó nada de alteraciones, ni malas noticias.

 

Meses después le extirparon el tumor, pero a los meses volvió a recaer con cáncer. No sabía qué hacer, estaba dividido, quería con el alma estar con Mirian y disfrutar con ella, pero me era imposible con el pasar los día.

 

En cuanto mi niña, mi nena nació, fui el hombre más feliz de todos. Aunque mi vida seguía en una división constante, quería estar con la mujer que amaba y con mi hija, pero mi esposa se agravaba cada vez más.

 

Pase siete años en esa división, por más tratamientos que recibía mi esposa todo seguía de mala en peor. 

 

Hasta que un día ya cansado de toda la situación constante que vivía decidí decirle a Mirian, toda la verdad, llegué a la casa que compartiamos como la familia que pretendía que fuéramos. Al abrir la puerta me quedé parado esperando que esa personita que se había vuelto el centro de mi universo fuera a recibirme, pasaron algunos minutos y no hubo ningún sonido, me quedé extrañado, me adentre pero la casa estaba vacía.

 

Busqué y busqué y no encontré a nadie, ese día fue el más doloroso de mi vida y más cuando leí aquella carta de Mirian.

 

Descubrí toda tu mentira, como pude ser boba al creer en tus mentiras, no me busques Kenny Grinfford, no te aparezcas en mi vida nunca más.

 

Eran algunas de las líneas de aquella carta. Ese día lloré como un bebé, la busque por toda la ciudad, pero no la encontré, era como si hubiera desaparecido, esa misma noche recibí la llamada del doctor que llevaba el caso de mi esposa, no me quedó de otra que dejar mi búsqueda y ocuparme de mi esposa y estar para ella.

 

A la semana contrate un detective para que buscará a Mirian y a mi hija, a los tres días tenía su dirección, no dude en ir por ella y hablar con ella, convencerla de regresar a la casa.

 

—Miriam mi amor por favor escúchame —su mirada era de odio.

 

—Lo siento Kenny, me fallaste.

 

—Mirian, ella está enferma, por más que quiera divorciarme, no puedo dejarla, aun no.

 

—No te estoy pidiendo que la dejes o que te divorcies, me aleje de ti para no verte más y quiero que siga así.

 

—Mirian amor por favor, te amo a ti, quiero estar contigo y con mi hija no me quites ese derecho.

 

—No Kenny, tal vez me arrepienta mañana, pero no voy a permitir que mi hija siga creciendo de esta manera, ¿qué le dirás cuando no te vea? Siempre la mantendrás engañada diciéndole que estás en viajes de negocios. No Kenny no lo voy a permitir así ella me odio luego.

 

—Mirian, no me saque de sus vidas.

 

—Vete Kenny, no quiero seguir escuchando tus mentiras, nuestro amor es un amor prohibido Kenny, vete—me cerró la puerta.




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