Las Consecuencias de esa Noche.

Capítulo 28. Los gemelos y amnesia.


 

Narrador omnisciente. 



 

En cuanto Carlos, giró hacia Marian, Melissa aprovechó para tomar un pedazo de hierro, lo levantó sobre su cabeza y lo impactó contra la cabeza de Carlos, quien cayó inconsciente a los pies de Marian.

 

—Esto es tu culpa —le dijo Melissa. —Si no te hubieras metido entre nosotros esto no hubiera pasado —dijo inclinándose, el hombre encapuchado que andaba con ella llegó junto a Melissa, tomó al hombre y se lo echó al hombro.

 

—A dónde lo llevas, él necesita un médico.

 

—Adiós Marian, espero y nadie te encuentre, aunque creo que ya es tarde para ti y tú mocoso —se acercó a Marian y la tomó del mentón y le enterró las uñas. —les dije que no los iba dejar ser felices nunca, nadie es feliz a costa mía, debiste alejarte de él, ahora no será ni tuyo ni mío —la soltó con brusquedad y se marchó por el mismo lugar donde se marchó el hombre.

 

Marian, soltó un grito gutural, grito que fue escuchado por los que estaban afuera del lugar, su padre y Erick no dudaron en entrar.

 

Ambos llegaron a donde se encontraba.

 

—Marian hija —dijo su padre inclinándose hacia ella, reparó en la sangre que recorría sus piernas. —Marian —la tomó en brazos.

 

—¿Marian dónde está Carlos? —preguntó Erick.

 

—Melissa —dijo con voz débil —ella… ella… 

 

Murmuró, pero de inmediato se desmayó sin formular lo que quería decir, su padre no dudó en sacarla y llevarla a la ambulancia.

 

Mientras que Erick buscaba a su amigo, lo busco por todo el local junto a los hombres que habían ido con él.

 

—Señor encontramos otra salida y hay rastros de sangre —radio uno de los hombres.

 

Erick no preguntó nada y caminó hacia el lugar en el camino vio el rastro de sangre hasta llegar a donde estaba el hombre.

 

—Maldición —gritó con furia.

 

Esa sangre le demostraba que se lo habían llevado y tal vez su amigo estaba herido,  no se necesitaba ser detective o policía para deducirlo.

 

El señor Kenny pidió que llevarán a su hija al mejor centro hospitalario, mientras que los paramédicos intentaban regular la presión arterial de Marian.

 

Comunicaron al hospital para que se prepararán para recibir a la paciente… cinco minutos después llegaron y de inmediato la bajaron de la ambulancia.

 

—Debemos prepararla para el salón o perderá a los bebés —dijo el galeno.

 

De inmediato la metieron al hospital, en eso apareció Harry.

 

—¿Qué sucedió? —preguntó.

 

—Eso me gustaría saber —contestó Jordin, ginecólogo de Marian. —debo llevarla al salón, hay que practicarle una cesárea de urgencia o los gemelos morirán —dijo subiendo al elevador.

 

—Ya te asisto —respondió Harry.

 

—Señores actuemos ya, cada minuto es crucial tanto como para la madre como para los bebés —dijo el doctor con tono serio y preocupado.

 

Marian fue preparada al llegar al salón, los doctores se prepararon en cuestión de segundos, los signos vitales de Marian no eran alentadores y los ritmos cardiacos de los bebés eran imperceptibles.

 

Todo fue una carrera contra el tiempo, pero al final lograron sacar a los bebés quienes fueron llevados de urgencia a neonatología. Mientras que Marian sufrió un paro respiratoria, pero lograron restablecerla.

 

En el pasillo el señor Kenny daba vueltas de un lado a otro como león enjaulado, tomó su móvil y le dio aviso a Lucas, luego de colgar se comunicó con un toxicólogo, mandó por él, quería saber lo que había pasado con su hija.

 

Dos horas después una enfermera salió por la puerta donde había entrado su hija.


 

—Familiares de la señorita Valenzuela —preguntó una enfermera.

 

—Soy su padre —contestó Kenny. —¿Cómo está mi hija?

 

—Ya salió del salón, está en cuidados intensivos.

 

—¿Cuidados intensivos?

 

—Hubo complicaciones señor, el doctor saldrá a darle más información.

 

Por otro lado Carlos fue llevado a otro hospital por un desconocido, después que el galeno lo revisara y le mandara una tomografía intracraneal está arrojó un traumatismo craneoencefálico y un hematoma intracraneal por lo tanto lo subieron de urgencia al quirófano para hacerle una craneotomía.

 

Ocho horas pasaron en el quirófano, pero al final lograron sacar los coágulos de sangre, solo era cuestión de cómo evolucionará durante los días posteriores.

 

—Esperemos que no quede con ninguna discapacidad o algún daño psicomotor —pronunció uno de los galenos.

 

—Iré a ver si encontraron algún familiar —dijo el galeno que lo había atendido.

 

Fue con las enfermeras y preguntó si habían dado con algún familiar una de las enfermeras le comunicó al galeno que habían dado con su esposa y que ya venía en camino.

 

Claro que Melissa, se había asegurado que fuera ella la única persona a quien los médicos llamaran además de eso se hizo pasar por su esposa, sin la presencia de ningún familiar y amigo ella se aseguraba que Carlos, la viera con otros ojos. Su objetivo era que Carlos, se sintiera apoyado por ella y que la viera como la única persona a la que le importaba su vida. 

 

Al llegar puso cara de angustia y preocupación.

 

—Buenas noches soy Melissa, la esposa del señor Carlos Russo —pronunció con desesperación. —¿dónde está él?, ¿qué le pasó?, ¿puedo verlo? —dijo tan rápido que a simple vista se notaba su preocupación. —Por favor dígame quiero saber exijo saber —empezó armar un escándalo para que su actuación fuera creíble ante todas. —por favor —suplicó con voz rota.




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