Las Hijas del Bosque: Nostralis - Libro 1

Capítulo 29: Vencida.

Hay algo profundamente hermoso en despertar de manera natural. Sin alarmas, sin sobresaltos, sin siquiera la intrusión de los rayos de sol filtrándose por una ventana. Como si la propia tierra nos diera permiso para abrir los ojos cuando el alma lo desea. Es uno de esos pequeños lujos que la vida raras veces concede, y cuando lo hace, parece abrazarnos con un calor antiguo.

Hay algo sagrado en el descanso. En ese limbo entre los sueños y el mundo real, donde las preocupaciones se disuelven como niebla y los pensamientos pesan menos. Dormir es una forma de sanar. A veces, incluso de olvidar. Y despertar así… es una bendición.

Me estiré con suavidad, sintiendo el leve crujido en los huesos de mis brazos como un eco placentero. Había dormido profundamente, lo que parecía haber sido una eternidad, aunque probablemente no fueron más que unas pocas horas. Mis pies descalzos se movieron sobre la hierba húmeda, aún tibia por el calor de los cuerpos dormidos.

Bajé la mirada. El vestido que una vez me ofrecieron con tanta pompa en Floravelle ahora estaba manchado, desgarrado en los bordes, con rastros de tierra, hojas y ceniza. Y aun así, había algo casi poético en ello. Un símbolo de resistencia. De haber escapado con vida.

Me incorporé con cuidado, procurando no despertar a nadie. A mi lado, Nim y Liora dormían profundamente, sus respiraciones sincronizadas, sus cuerpos aún vestidos de gala, tendidos sobre hojas y raíces. La imagen me arrancó una sonrisa silenciosa. Era absurda. Enternecedora.

La noche anterior, tras huir del salón de Floravelle, corrimos sin mirar atrás hasta que el cuerpo nos lo permitió... o mejor dicho, hasta que Varian se cansó —aunque jamás lo admitiré en voz alta. Habíamos alcanzado una zona segura del bosque, lo suficiente como para conjurar una runa de protección. Las raíces se alzaron y se entrelazaron formando un refugio natural, un capullo de savia y sombra.

Me acerqué a la fogata del centro, ya apagada, y coloqué algunos troncos secos. Con un gesto de mis dedos y un susurro bajo, la chispa se encendió. Las llamas revivieron, suaves, como si supieran que debían ser discretas.

Observé cómo el fuego consumía la leña, cómo crepitaba lentamente, transformándose en brasas y luego en ceniza. Me pareció imposible no compararlo con la vida misma. Somos eso: materia que arde, que brilla por un instante, y que, con suerte, deja un poco de calor antes de desvanecerse.

Una sonrisa triste se dibujó en mis labios. Me abracé las piernas, buscando algo de consuelo en mí misma. El recuerdo de la noche anterior se instaló como una sombra suave en mi pecho.

A veces me pregunto qué habría sido de mí si el bosque nunca me hubiera hablado. Si la magia ancestral me hubiera pasado de largo. Si nunca hubiera sabido de los Primordiales y su ansia infinita por dominar el equilibrio. No sabría quién fue mi madre. No cargaría con la muerte de mi padre. No tendría sobre los hombros el peso de un mundo que se resquebraja.

Quizá estaría aún en el internado. Aislada, invisible, odiando los gritos en los pasillos y las risas forzadas. Tal vez incluso habría entregado mi informe sobre la Divina Comedia, sin saber que el verdadero infierno estaba en otro plano.

Y sin embargo... sin todo esto, nunca habría conocido a estas personas. Nunca habría reído con los chistes inoportunos de Nim, ni compartido secretos con Liora, esa lunática adorable que se enamoró del único chico que podría pasar por sargento en medio de un desfile. Solo ella puede ver belleza en los silencios de Varian.

No habría conocido a Rebecca, la guerrera de rostro duro y corazón frágil, ni habría reencontrado a Milo, que ahora comparte mi destino como si el universo hubiera decidido atarnos con un lazo de agua y raíz.

Pero por encima de todo... nunca habría conocido a Aiken.

Lo observo ahora. Su respiración es tranquila. Su rostro, sereno. Su nariz recta, curvada con elegancia hacia la punta, sus ojos cerrados, ocultando ese mar helado que tanto me desarma. Las pestañas blancas le dan un aire casi irreal. Pero lo que más me gusta de él es su cabello: largo, lacio, blanco como la luna, atado en una media coleta desprolija que parece haber sido peinada por el viento mismo.

Todos los que venimos de Nostralis estamos aquí por la misma razón: porque hemos perdido algo, porque buscamos algo, porque necesitamos pertenecer. Somos una familia tejida por la pérdida y el azar. Pero también por la magia.

Un sonido leve a mi espalda me sobresalta. Giro con cautela. Es la joven que nos ayudó a escapar: la sirvienta de Floravelle.

Se sienta junto a mí, sin decir palabra al principio. Sus movimientos son lentos, cautelosos. Como si no supiera si es bienvenida.

Tal vez, solo tal vez… aún queda algo que florecer en medio de todo esto.

—Hola… —susurra a mi lado.

—Hola. —le devuelvo el saludo con una sonrisa. —¿Cómo dormiste?

Ella me observa. Algo en su mirada ha cambiado desde ayer. Hay un brillo de esperanza donde antes solo había miedo.

—Estupendamente —responde, mirando el fuego con una pequeña sonrisa.

Nos quedamos en un silencio cómodo. Ella parecía inmersa en sus pensamientos y no quise ser yo quien la sacara de allí.

Poco a poco, los demás comenzaron a despertar. Kaela fue la primera, y al ver a la desconocida, la observó con evidente desconfianza. Luego le siguió Nim, que nos sonrió con la tranquilidad de quien confía incluso en medio del caos. Uno a uno se acercó a la fogata, sentándose a nuestro alrededor. El último en despertar fue Aiken. Caminó hasta mí, me besó la cabeza con delicadeza y luego rodeó mi cuerpo con sus brazos. Me tomó por sorpresa, pero no dije nada. Solo cerré los ojos y me dejé sostener.

Nadie hablaba. Todos estábamos sentados en un círculo, absortos en el fuego y en el modo en que convertía todo en cenizas. Y entonces, algo hizo clic en mi interior.

El fuego lo convierte todo en cenizas. Pero también da paso a lo nuevo.



#3043 en Fantasía
#539 en Ciencia ficción

En el texto hay: reinos, magia, bosque jovenes aventura

Editado: 25.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.