Aún logro recordar cuando entre a la primaria, fue una de las experiencias más inocentes que he tenido en mi vida. En esa etapa todos los niños están pasando por un momento único, en ese tiempo socialice mucho con mis compañeros, me llevaba muy bien con ellos; solo pensábamos en jugar y en los juguetes más recientes que salían. Y lo que más me gustaba era que no les importaba mucho lo que pensaras o dijeras, tu opinión era medianamente respetable. Lo más cruel que podíamos decir era: "no queremos jugar contigo".
Solo rescato eso de una buena experiencia en la escuela, pero que infantil fui al pensar que la secundaria sería igual...Ahora que lo pienso, si entrar a la primaria era como entrar a un parque de diversiones, entrar a la secundaria fue como entrar a un cuarto oscuro donde no sabes que te puedes encontrar, por cierto, cuidado donde pisas.
El primer día pensé que nada cambiaria, es decir, ¿Qué es lo peor que podría pasar? Mucho debo aclarar. Nunca pensé que aquellos niños que querían socializar y ser amigos por siempre se convertirían en mis mayores pesadillas; con el solo hecho de tener una educación diferente eso ya te hace un anormal y un bicho raro. No dudo que algún compañero se sentía igual que yo, pero al menos supo cómo disimularlo un poco, en cambio yo, no pude; todos comenzaban a juntarse en grupitos. Ya no había unidad, todo se centraba en cómo te vestías, hablabas, pensabas y comportabas. Y según como te veía la gente era lo que pensaban de ti, así que en cuanto pronuncie las palabras "soy cristiana" inmediatamente las sonrisas de mis "futuros amigos" se desvanecieron, solo miraban a otro lado y se iban.
Desafortunadamente no había en mi escuela un grupo de "religiosos" por lo que no tuve mucha suerte para poder convivir con "los de mi clase". Al acercarme a hablar todos parecían cuidar sus palabras pero esos modales no duraban mucho, pero supongo que aprecio que lo intentaran. Con el tiempo me fui acostumbrando a mi vida preadolescente, admito que tuve algún que otro amistad pero no duraba ni 3 meses por las diferencias de opinión y mi forma de ver el mundo en general, porque ya en la secundaria todos comienzan a madurar y ver la vida de otra manera.
Lo que más me sorprendía era ver a las chicas contar la importancia de tener un novio, yo que nunca había pensado en eso me dio curiosidad, pero supongo que la curiosidad mato al gato pues al enterarme de sus relaciones con otros chicos solo pensaba "De que novela hablan" tenían más problemas amorosos que una mujer de 40 años. Así que mi secundaría se resume a "Una revista de chismes".
Debido a eso, solo trataba de encajar lo mejor posible, al principio pensé que sería bueno no decir nada acerca de mi creencia pero...en cuanto sacaban a platica un tema delicado o donde sabía que estaban mal me tragaba mis palabras. Quería poder dar mi opinión; eso nunca pudo ser, si yo decía algo contrario a lo que están a favor una mayoría solo quedaría en ridículo. Al principio no quería negar mi creencia ni mucho menos negar a Dios...pero termine haciéndolo solo por agradar a los demás. Y creo que lo seguiré haciendo para encajar en la preparatoria.
—Listo... —exprese como un suspiro al colocar el punto final a mi pequeño escrito—Creo que he contado toda mi vida escolar en una sola hoja.
—Pero, espero que la oración final cambie... —me dije esperanzada cerrando mi diario
Escribir en un diario me da tranquilidad, siento como puedo capturar los momentos que he vivido sin olvidarme de algún detalle importante. Ahora puedo dar vuelta a la pagina y crear un nuevo capítulo acerca de mi vida en la preparatoria, me emociona y me aterra a la vez.
Justo hoy me mudo a Australia, me sorprendió mucho cuando mis padres me avisaron justo cuando termine la secundaria. La verdad no siento tristeza de mudarme; será bueno vivir en otro país, siempre quise ir a Australia específicamente a Sídney. No tengo ninguna expectativa sobre la escuela, actuare como siempre. Pasando desapercibida.
—¡Brooklyn! —grito mi mamá desde abajo arrastrando unas pesadas maletas desde la entrada hasta el carro—¡Ya es hora de irnos al aeropuerto! ¡Apresúrate!
—¡Ya estoy bajando! —contesté apresurada mientras metía mi diario a mi mochila y bajaba las escaleras rápidamente.
—¿Ya has traído todo lo que necesitas? ¿No olvidas nada? —pregunto frenéticamente mi mamá cerrando la cajuela del coche con fuerza.
—No te preocupes mamá, no olvido nada, ¿Dónde está papá? —ya estaba dentro del auto sacando mi emparedado aplastado de mi mochila pues no hubo tiempo de desayunar.
—Aquí estoy, esperando las a ver cuando salen—mi papá respondió algo molesto ya que estábamos llegando tarde.
Mi mamá habiendo escuchado eso se subió con rapidez y nos pusimos en marcha al aeropuerto, afortunadamente llegamos a tiempo y el vuelo no se fue sin nosotros, fue un vuelo algo largo pero valió la pena, me la pasé durmiendo todo el tiempo plácidamente, tanto que no me di cuenta cuando llegamos. Gracias a Dios aterrizamos sanos y salvos a Sídney; mis papás estaban muy cansados por lo que tomamos un taxi cerca del aeropuerto y nos fuimos directo a la casa que mi papá ya había comprado con anterioridad. Era muy linda, tenía un frente lleno de flores y era de 2 pisos, en el piso superior había un pequeño balcón.
—Wow, esta es mucho más grande que la anterior me encanta es muy victoriana—comente admirando la casa entre tanto ayudaba a mi mamá a bajar nuestras maletas del maletero puesto que el taxista se fue sin ofrecer su ayuda.
—Espero que podamos adaptarnos rápido a este estilo nuevo de vida... —suspiro mi mamá un poco pesimista—Tendremos que acostumbrarnos a que el volante del coche esta al otro lado por tanto manejamos del lado contrario, entender el acento de aquí y encontrar una preparatoria decente para Brooklyn
Mi mamá se veía muy preocupada por esos asuntos pendientes, y la entiendo, cuando note como hablan aquí solo podía asentir. Y respecto sobre una prepa "decente" dudo que la encuentre pero quien sabe.