Gran parte de mi vida ha girado en torno a mí, nunca me preocupaba por lo que me rodeaba, especialmente mis padres eran quienes inflaban mi egoísmo desde que tengo memoria, dándome todo lo que deseaba sin limitarme, tenían una buena intención lo presiento…pero, ellos no pensaban que eso terminaría por traerme muchos problemas en el mundo real. Cuando comencé a interactuar con otros niños yo no podía congeniar con ninguno, ellos me miraban como una persona inalcanzable y me culpaba por no tener un amigo. Llegue a tal extremo de preguntarles que tenía que hacer para que se juntaran conmigo, claro está que ellos no buscaban algo a cambio y al ver que no podía conseguir lo que quería me sentía enojada y frustrada. Yo deseaba tener a alguien a mi lado aunque eso significara ser su sombra.
Paso un tiempo en el que yo siempre me encontraba sola en los recreos mientras veía a los demás jugando y teniendo un gran tiempo. La razón por la cual era dejada a un lado era por no conocer los juegos que ellos jugaban pero también era por presumir demasiado lo que tenía y mi actitud de egoísta, me veían como una niña mimada que no sabía nada. Al menos eso fue antes de conocer a Rose, ella era una niña muy amable y popular en la escuela, todos la conocían y la apreciaban. Quién diría que ella se acercó a mí y me pidió ser su amiga, estaba claro que acepte muy contenta su amistad que tanto anhelaba desde un inicio pero, no sabía que ella terminaría por convertirse en mi peor pesadilla.
Pasaron los años y ella se volvió mi mejor amiga de toda la vida, la quería mucho y confiaba plenamente en ella. Pasábamos tiempo juntas casi todo el tiempo, en la escuela, en mi casa y mi familia la quería mucho pero, todo cambio cuando entramos a la secundaria, ella se volvió muy crítica respecto a la imagen que dábamos y cambio mucho su imagen para poder encajar en el tipo de chica que a los demás les gustaba, siempre quería ser el centro de la atención, debo decir que yo también generaba muchas miradas…demasiadas, tanto que me era incómodo en todo momento que mis compañeros se me acercaran a hablar conmigo y queriendo ser mis amigos. Este cambio fue muy drástico y me dio algo de pánico recibir más atención que antes, fue como si los papeles se hubieran invertido y aunque Rose era hermosa por naturaleza, quiso serlo aún más y comenzó a maquillarse, a pesar de que esto ya la hacía ver visualmente atractiva no le basto con esto y siguió con su cuerpo, ella era bastante delgada para mí pero, supongo que no lo suficiente y termino por adelgazar casi la mitad de su peso normal. Yo por otro lado me sentía cómoda conmigo misma, más me preocupaba Rose que yo. Ella se burló de mi preocupación y en cambio me motivo a seguirle los pasos, no quise oírla pero poco a poco mi poca seguridad en mí misma se desmorono en cuestión de meses.
La presión de grupo o por una persona puede ser muy grande, eso fue lo que ocurrió y fue horrible verme destruirme poco a poco en un tiempo tan corto. Rose ya no era la que yo conocía, se volvió “La niña mimada” que yo era en la primaria, fue algo que paso fugazmente y de un momento a otro era la chica popular de la secundaria, el ser su mejor amiga que la acompañaba parte del día le daba una carga por las otras personas. Continuamente pensaba en lo que decían los demás de ella, en especial yo y no tardo en echarme en cara cada cosa que yo hacía: mi forma de llevar el uniforme, mi aspecto, mi cuerpo y la lista seguía. Yo por querer complacerla decidí arreglarme un poco solo para darle el gusto pero, no le bastaba, tenía que ser “perfecta tal y como lo era ella”.
Lo peor no era que me contaba los supuestos rumores que habían sobre mí si no que ella me chantajeaba con dejar de ser mi amiga y dejarme sola…eso era un ultimátum para mi yo pequeña, pensaba que no podía sobrevivir la secundaria sin ella, el solo pensarlo me aterraba y con eso logro que yo me entregara por completo a ella. No dude nunca de sus decisiones aunque eran claramente una manipulación, ella me maquillaba, me vestía, me hacía hacer dietas extremas con tal de ser tal como ella deseaba…al final termine siendo su muñeca. Todo para poder tenerla junto a mí.
No solo esto si no que todo empeoraba en casa, el lugar donde antes era mi hogar se volvió un campo de batalla. Antes de entrar a la secundaria mi padre nos había dejado por haberle sido infiel a mi madre, no sabía la magnitud del problema ya que mi padre nos seguía viendo a mi hermano y a mí como si nunca hubiera pasado nada. Mi madre me oculto solo a mí el divorcio, mi hermano mayor lo sabía todo, tenía 17 años cuando lo supo, no era bobo, en cambio yo con 12 años fui fácil de engañar aunque no paso mucho cuando mi hermano me lo termino contando todo pues no era algo normal que mi padre no llegara a la casa y sus cosas no estuvieran. No fue fácil asimilarlo al principio pero, él estuvo ahí para ayudarme a superarlo. Sin embargo, todo dio un giro cuando él se fue de casa en el momento que empezó la universidad, se fue a vivir con un amigo cercano sin previo aviso. Lo impactante fue que mi madre no se inmuto cuando se fue, mientras que yo seguía esperando una señal por parte de mi hermano.
Rose siguió amenazándome con dejarme y me encadene a ella durante toda la secundaria, hasta que un día me canse de estar en el mismo escenario y supe que era mejor estar sola que ser manipulada por un tercero, no podía seguir despreciándome a mí misma. Me atrevería a decir que Dios me guio al lugar correcto, incluso aunque no creía en él me estuvo cuidando de terminar dejando este mundo por mi voluntad…me aferre a la idea de poder ser libre, no sabía como pero, no descansaría hasta encontrarlo.
Para mi suerte, Rose no me siguió molestando ni acosando, se sorprendió por haberla dejado sin más pero, parecía indiferente y aunque me molesto en aquel momento me consolé a mí misma diciéndome que cuando me mudara todo sería diferente. Y así fue, me mude de Francia junto con mi madre a un pequeño apartamento en Australia, fue un gran cambio pero, creo que tanto ella como yo lo necesitábamos.