🌹Capítulo dedicado a Juanita Zamora🌹
Una presión en mi garganta que me dificulta respirar, me arranca del hermoso sueño en el que Pao, Arabella y yo éramos una bonita familia.
Abro los ojos confundido al no reconocer el lugar y el brazo que oprime mis vías respiratorias. Pestañeo varias veces desprendiéndome del sueño y es cuando deseo volver a dormir de nuevo.
A mi mente vienen los sucesos de los últimos dos días y los ánimos se me van al suelo. Muevo el brazo que obstruye mis vías respiratorias y volteo mi cabeza para encontrarme con una maraña de pelo negro y una princesa plácidamente dormida con casi la totalidad de su cuerpo sobre el mío.
¿Esta no era la que anoche quería establecer límites?
Con cuidado de no despertarla pues no tengo deseos de escucharla desde tan temprano, salgo de debajo de ella hasta lograr sentarme en la cama. Restriego mis ojos y cojo mi teléfono de la mesita de al lado de la cama para luego dirigirme al baño.
No he dado dos pasos cuando mi móvil comienza a vibrar. Es Seth, parece que me ha leído el pensamiento pues justo ahora lo iba a llamar.
—Hola —contesto una vez me encierro en el baño.
—Dime que lo que dice las noticias no es cierto. —Suena alarmado lo que me da una idea de lo que puede ser, pero no estoy convencido.
—Buen día a ti también, Seth. ¿Qué dicen las noticias?
—¿Resumiendo? Que eres el nuevo miembro de la familia real... que tu matrimonio con la princesa es completamente válido. Por favor, dime que es mentira y que sí habrá un divorcio.
—Lamento informarte que todo es cierto, amigo.
—Ok, planearé la fuga del palacio, si la princesa lo hizo, nosotros también podremos
.
Me río ante sus palabras a pesar que esto no tiene nada de gracioso y agradezco su amistad incondicional.
—¿Quieres que nos acusen de traición? Lo hecho, hecho está, no podemos hacer nada al respecto.
—¡Joder, macho, qué mierda! ¿Cómo está Pao?
—Encantada de la vida por el momento.
—¿Y Lucien? —Resoplo, ese idiota no lleva ni un día aquí y ya le cae mal a la quinta princesa.
—Haciendo de las suyas. Ya se ha enemistado con Reni, la hermana de Ximena.
—Típico de él. ¿Y tú cómo estás?
—¿Yo? La verdad es que aún no me lo creo. No sé, ayer fue todo una locura y si le sumamos la resaca del demonio que tenía, es como si hubiese pasado el día en las nubes. Estoy jodido, Seth. ¿Qué hago ahora?
—¿Has hablado con la princesa? —Resoplo de nuevo, con esa cría no hay quién hable.
—¿Discutir y lanzarnos miradas desagradable cuenta? —Despeino mi cabello mientras él niega lo obvio y le cuento con lujo de detalle los sucesos de ayer—. Es una niña, Seth y se comporta como tal... esto va a ser un desastre.
—Ok, Elián, entiendo lo que dices, pero ponte en su lugar también... Tiene dieciocho años, la diferencia contigo es notoria y es una joven que ha estado encerrada toda su vida con cada detalle de su futuro completamente planeado.
>>Un día decide que quiere experimentar ser una chica normal antes del matrimonio, algo totalmente comprensible, debo destacar, pero termina casándose con un completo extraño. Su mundo cambió por completo. Es normal que reaccione así, no sabe qué hacer, está tan desesperada como tú.
>>Dale un tiempo, estoy seguro de que mejorará y por lo más que quieras, pon de tu parte también. Te conozco, sé que puedes ser un hijo de puta a veces con las mujeres. Intenta conocerla, si ya están casados y no hay vuelta atrás, lo mejor que pueden hacer es intentar tener una relación de verdad.
—¿Estás loco? ¿Tú te estás escuchando, Seth? No hay forma de que podamos tener una relación, somos completamente diferente, como el aceite y el vinagre. Es una niña mimada que ni siquiera recoge su vestido del suelo porque otra persona lo hará por ella.
—La criaron así.
—¡Eso no es excusa! —grito y me reprendo mentalmente, no quiero despertarla, no quiero hablar con ella.
—Escucha, piensa en lo siguiente. Independientemente de que sea una princesa, niña o no, es la misma chica que conociste en la discoteca y te gustó lo suficiente, que conociéndote, eso es bastante, como para acercarte a ella y comértela a besos delante de todos. ¿Qué fue lo que te gustó de ella?
—Que no se parece a Arabella.
—¿En serio, tío? Eso no es excusa para ir detrás de una mujer. —Suena exasperado.
Respiro hondo. Lo sé.
—No lo sé, Seth, es hermosa, elegante, unas pestañas increíbles y ese maldito lunar cerca del labio que me tuvo la noche entera delirando.
—Exacto. ¿Qué más?
—Que era inocente, demasiado y ahora sé por qué... pero era divertida, sencilla para ser una princesa, tierna, tenía algo dulce en la mirada y su sonrisa es increíble.
—¿Y aun así me dices que no puedes tener nada con ella? Tío, te doy tres semanas para que te la estés comiendo de nuevo.
—No seas idiota, Seth.