Lasagna Para Cenar

Sesión #3: La Luz del Fantasma Viviente Que Vio

Desde que empecé a grabar mis pensamientos acerca de este caso, siento que me estoy envolviendo más que con casos anteriores. Tuve un sueño el viernes pasado, fue bastante… Intrigante. Podía ver a Julian, estaba solo, llorando desconsoladamente en una habitación oscura. Creo que no me podía ver, traté de hablar con él y no reaccionó ni por un segundo. Al despertar noté que mi respiración era pesada, a la vez que mi cuerpo no quería reaccionar del todo. Sé que los sueños no son más que intentos desesperados de nuestro cerebro por procesar las cosas que nos suceden en la vida, un resumen sin sentido de experiencias que no tienen ninguna relación entre sí. Y aunque me encantaría seguir explorando el interior de mi psique, ya es hora de atender a Julian. Incluso aunque estoy segura de lo que me dirá el día de hoy.

 

Como cada semana desde hace medio mes, la puerta se abre, dejando entrar al joven, quien ahora carga un pequeño termo. Evidentemente, es lo primero que me llama la atención y se lo hago saber antes de tomar asiento.

 

—¿Café luego del trabajo? —Pregunto con intriga y entusiasmo mientras presiono el botón de la grabadora—

—¿Uh? ¡Oh, sí! Es que usualmente paso por Emm a su trabajo y tomamos café mientras platicamos, pero hoy casi olvido que tenía que venir aquí —Responde notablemente alegre e incluso emocionado—

—Parece que interrumpí algo —Digo con un poco de culpa—

—No no no, de hecho, normalmente terminamos nuestra charla más o menos por esta hora, justo cuando su novio pasa por ella para llevarla a casa. Es un buen tipo —Le da un sorbo a su café mientras asiente levemente— Hoy simplemente pedí mi mocaccino para llevar, es todo

—Entiendo —Me alisto para tomar notas mientras cruzo las piernas— ¿Qué tal estuvo tu semana?

—Fue… Interesante, en realidad. Creo que progresé —Aclama titubeante mientras hace su gesto característico con los dedos— 

—¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices? —Noto su tic y tomo notas al respecto para luego centrarme en su rostro—

—Yo, uhm… Mejoré en clase de matemática avanzada —Asiente, cruzando los brazos, intentando convencerse a sí mismo—

—Felicidades —Respondo con una sonrisa— Supongo que era una materia complicada para ti ¿No?

—Un poco, sí. Usualmente tengo que dedicarle más tiempo en casa a hacer ejercicios y esas cosas. Resulta estresante, pero si no lo hago no estaría aquí. —Mira alrededor y levanta levemente los hombros—

—Excelente ¿Cómo mejoraste? ¿Ya no le tienes que dedicar más tiempo al estudio en casa? —Ladeo mi cabeza al preguntarle, intentando notar más tics—

—Sí… O sea, no —Dice levemente distraído, tomando otro trago de su café—

—¿Algo te molesta? Te noto un poco tenso

—Pues… —Baja la cabeza un momento— Hablé con Francis —Dice con un volumen bajo, como si fuera algo malo o le incomodara— Estaba nervioso y creo que hice que Emm se aburriera de tanto escucharme hablar al respecto

—Bien, cuéntame qué pasó —Hago una separación en mi libreta para tomar apuntes del nuevo tema—

—Fui a la pescadería de su familia, justo estaba él vendiendo en el mostrador principal. Nos saludamos, pregunté por sus padres y aproveché para comprar un poco de pescado para Pan. Bien, dijimos que saldríamos el martes, justo como lo hacíamos cuando éramos adolescentes —Asiente con una pequeña sonrisa en su rostro— Cuando el día llegó, estuvimos dando vueltas en mi auto mientras escuchábamos música. Llegamos al parque cerca del lago, buscábamos algo para comer… —Suspira de la nada, como procesando lo ocurrido, evidentemente, provocando mi curiosidad—

—¿La pasaron bien? ¿Qué comieron? —Traté de hacerlo reaccionar con preguntas simples—

—Sí… Encontramos un puesto de banderillas al otro lado del parque. Íbamos hablando de los videojuegos que solíamos jugar, de una película que vi el otro día y discutíamos sobre música, pero entonces lo vi distraerse con unos chicos sentados en una banca del parque. Tenían guitarras y estaban cantando… Muy mal, por cierto, pero con mucho sentimiento —Ríe un poco e inhala como si estuviera resfriado— Fue… curioso. Sé que ambos nos vimos reflejados en esos chicos, que nos vimos a esa misma edad en ese mismo parque. Por un momento me sentí de 16 una vez más, me sentía inspirado y tranquilo. No podía dejar de verlos y pensar en lo felices que se veían sin necesidad de nada más que sus instrumentos y ellos mismos. —Se acarició la muñeca con la mirada perdida— Sonreí y cuando giré a ver a Francis… Él ya no estaba, siguió caminando hacia el puesto de comida. Luego de eso hubo un silencio casi absoluto. Él no mencionó nada más acerca de los chicos, ni siquiera quiso escuchar música cuando nos subimos de nuevo a mi auto. Me preocupé y creo saber por qué se comportó de esa manera, pero simplemente pude conducir mientras me ahogaba en mis pensamientos —Se rasca el rostro como en la última sesión, lo noto estresado, un poco incómodo—

—¿Por qué consideras que Francis reaccionó de esa forma? —Le pregunto, aunque intuyo su respuesta—

—Creo que recordó la banda y todo alrededor de ese tiempo —Dice sorprendentemente seco con una mirada fija—

—Desde el martes ¿No has hablado de nuevo con él? ¿Le has preguntado cómo se siente o dicho cómo te sientes tú?




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