Lasagna Para Cenar

Sesión #10: Descanso Automático

He pasado toda la semana considerando la opción de decirle a Julian toda la verdad acerca de mi intervención en su vida. Contarle lo que sé, que lo he grabado y que me ha servido para el avance de las sesiones, pero mi pecho se vuelve pesado y me invade el miedo en el momento en el que esa idea ronda por mi cabeza. Estoy en un conflicto interno entre mi parte profesional y mi parte personal. La primera parte me dice que le diga todo, que lo confiese y espere lo mejor, sin embargo, la segunda parte responde con temor a como pueda reaccionar, no solo si se enoja conmigo, sino también de que forma llegara a afectar el progreso que ha hecho en su vida. Supongo que lo descubriré en unas horas cuando vaya a trabajar. Espero lo mejor. 

 

Después de tanto pensarlo, me dirigí a mi oficina para empezar mi día. El tiempo se me fue como agua entre los dedos. Antes de que me diera cuenta, Julian ya estaba parado afuera de mi consultorio, esperando a ser atendido. Al abrir la puerta, mi mente viajó a las distintas maneras en las que podría reaccionar. Durante una fracción de segundo pude ver su rostro lleno de ira, luego lo vi de espaldas como si no me quisiera hablar, luego lo vi feliz. Sin embargo, la realidad me sorprendió aún más pues simplemente me saludó con amabilidad y se sentó en el sofá ¿Eso quiere decir que todo está bien entre nosotros?

—¿Cómo está, doctora? —Pregunta el chico, acomodándose en su asiento mientras toma algo de café que llevaba en un vaso térmico—

—Muy bien, gracias, Julian —Asiento, algo insegura mientras tomo asiento frente a él— ¿Cómo estás tú?

—Mejor, más tranquilo —Sonríe mientras toma un largo suspiro y reposa sus manos sobre sus muslos—

—¿Qué tal estuvo tu semana? —Lo cuestiono con interés mientras me preparo para tomar apuntes—

—Estuvo ocupada. Esta semana me sentí inspirado y comencé a dibujar mi cómic —Suelta una pequeña risa mientras piensa al respecto— Solo me tomó poco menos de un mes

—¿Y cómo vas con el cómic? ¿Ya encontraste tu ritmo? —Ladeo mi cabeza, esperando su respuesta—

—Ya casi termino el primer número… Al principio, la idea era empezar a dibujarlo de forma cronológica, pero me comencé a estresar porque quería llegar a mis escenas favoritas, por lo que, justo ahora, tengo un 70% del primer capítulo, algunas páginas del tercero, los borradores casi completos del séptimo y varios paneles de, lo que yo creo, será el final —Responde entusiasmado— Aunque uno nunca sabe cómo acabarán estas cosas ¿No?

—Sí, parte del proceso es ir cambiando de planes. Normalmente las cosas toman una dirección distinta a la que planificamos —Concuerdo con él, arreglando mis gafas— ¿Y cómo te sientes cuando trabajas en tu cómic?

—Mmm… —Se queda callado por un instante, pensando en su respuesta— Tranquilo. No sé si solo sea la emoción de estar empezando algo nuevo, pero me hace sentir creativo y emocionado —Sonríe sin verme directamente y continúa— Un sentimiento que no tengo desde hace mucho tiempo. Me hace volver a cuando tenía quince. Vivía noche y día pensando en esta historia, imaginando las reacciones de los lectores, la emoción de la gente al ver que mis personajes están logrando su objetivo, la tristeza en sus ojos cuando un personaje importante muere en batalla… —Toma aire y se queda pensando un momento— Porque lo que considero que hace especial mi historia es la honestidad. No solo la mía como autor, sino la honestidad con la que los personajes están siendo escritos. Quiero que los lectores puedan sentirse reflejados en ellos, que se preocupen por ellos, que los quieran tanto como yo lo hago… —Su discurso rebota en mi cabeza, cuestionando mis valores y preparándome para afrontar la verdad—

—Julian, hablando de honestidad…

—¡Es que solo de pensarlo no puedo evitar sonreír! —Me interrumpe mientras se levanta de su asiento— Es la historia que me habría encantado leer de niño. Llena de valores y experiencias que me hacen sentir vivo. Una aventura que completa mi alma de tal manera que no puedo dejar de pensar en ella —Continúa mientras camina alrededor del lugar—

—Julian, necesito decir…

—Pero eso no es lo mejor, en realidad. —Agita la cabeza y sonríe aún más— Lo que me da seguridad acerca de la calidad de mi obra no es solo que yo la conozca de pies a cabeza, sino que mi propio padre me está ayudando a encontrar una editorial para que la pueda empezar a publicar —Mira a través de la ventana de mi oficina, algo nostálgico— Mi padre… ¿Sabe que significa eso? Que confía en mi trabajo y sé que no es solo porque soy su hijo, nunca ha hecho eso en todo el tiempo que llevo de vida. Sé que si apoya este trabajo no es porque sea mío, sino porque es algo que vale la pena —Asiente lentamente, sintiéndose orgulloso—

—Me alegro mucho, Julian, pero yo…

—Y eso es lo que me impulsa a seguir ¿Sabe? Me sorprende que pude llegar al punto de mi vida en el que estoy ahora. Con un avance en mi cómic, con mi padre apoyándome, con mis amigos yendo por un mejor camino, sin sentir miedo al hablar con Francis, ayudar a Emmeline más que antes… Creo que durante los últimos meses he encontrado la pieza faltante en mi vida —Exclama mientras me mira directamente, como evitando llorar, pero a la vez siento que sigue estando un tanto molesto por lo que pasó la semana pasada—

—En verdad me tranquiliza saber que estás mejor, Julian, ambos sabemos que no ha sido para nada fácil y has hecho un excelente trabajo —Nuevamente, me veo tentada a confesar toda la verdad, mi corazón palpita con terror y mi mente se nubla al tratar de pensar en ello— Y lo lamento por…




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