Lasagna Para Cenar

Sesión #11: ¿Cuánto Debo Esperar?

Me ha pasado algo extraño en estos últimos días. Llevo toda la semana viendo carteles del restaurante “Serenade” por toda la ciudad. Destacan del resto de anuncios con mucha facilidad. Quizá se deba a que son más artísticos que el resto de anuncios que hay en los edificios. No sé exactamente el porqué, pero me provocan un sentimiento extraño. Como si sintiera que llevo conociendo ese mismo restaurante por años, pero al mismo tiempo, sé que nunca había oído de ese lugar hasta hace unos días. Tal vez sean los colores que usan en los carteles o los patrones que hay en el fondo lo que me hacen anhelar una época de mi vida que jamás existió. Me hace recordar esos días en los que me negué a ir a cafeterías con mis compañeros de universidad, las noches en las que preferí estudiar antes que salir de fiesta, los viajes a los que me negué ir para poder seguir viendo mi serie favorita… Momento… ¿Qué hago hablando de anuncios en este momento? Quizá mi mente está buscando un descanso de todo lo que ha pasado últimamente. He pensado una y otra vez al respecto y creo que ya tomé una decisión: De la sesión de hoy depende cuanto tiempo mantendré a Julian atado a este ir y venir de experiencias. Pues todo parece ir a mejor y, si soy sincera conmigo misma, parece que cada vez me necesita menos… Y, hablando de él, lo puedo ver desde la ventana de mi despacho, caminando sin preocupación hacia el edificio.

 

—Doctora, Julian se encuentra en la recepción —Pronuncia mi recepcionista luego de abrir la puerta de repente—

—Gracias, Natalie, déjalo pasar —Me acerco a mi asiento habitual y me preparo para recibir a Julian—

—Hola, doctora —Menciona el joven, tomando asiento en el sofá mientras sostiene un pequeño termo con café—

—¿Qué tal, Julian? ¿Cómo has estado? —Tomo mi bolígrafo y me preparo para escribir—

—Un poco ocupado, la verdad. Bueno, más que ocupado… Indeciso —Se rasca la nuca y continúa— He estado dibujando más y ya casi tengo tres capítulos completos, pero no me terminan de convencer, por lo que he estado buscando opiniones de otras personas, sin embargo, todos parecen estar ocupados

—¿Incluso Emmeline y Francis? —Pregunto interesada mientras me acomodo las gafas—

—Sobre todo ellos —Suspira y se rasca la cabeza esta vez— Esta semana Emmeline ha estado un poco ausente. Al principio creí que simplemente estaba más ocupada de lo habitual. Ya casi no la he visto y hay días en los que no aparece en el café que frecuentamos. En una de las ocasiones en las que sí estuvo presente, me contó que terminó con su novio —Me da una mirada con toques de preocupación— Creo que ahora entiendo la razón de su ausencia, aunque no quiso hablar más al respecto —Suelta una pequeña risa ahogada—

—¿Sucede algo? —Pregunto extrañada por su reacción—

—Nada, es solo que es la primera vez en la que Emm me cuenta algo tan personal o que tiene que ver con su pareja… Ex pareja —Clarifica luego de una breve pausa—

—Ambos sabemos que Emmeline es un poco celosa con sus emociones —Asiento y me acomodo en mi asiento— ¿Y qué hay de Francis?

—Está trabajando —Menciona de forma algo seca, pero con una pequeña sonrisa—

—¿Le está yendo mejor en la pescadería?

—Eso es lo extraño, no está trabajando en la pescadería —Ríe un poco y parece prepararse para contar una anécdota— Ayer lo busqué en la pescadería, pero su padre me dijo que no se encontraba ahí. Estaba algo molesto, me imagino el porqué. Entonces decidí llamarlo directamente y me citó a unos dos kilómetros de la pescadería, eso se me hizo raro —Entrecierra los ojos un poco y se levanta de su asiento, como acostumbra hacer cuando se sumerge en sus pensamientos— Cuando llegué al lugar, él se encontraba subido a una escalera metálica. Simplemente me vio de reojo desde arriba. “¿Qué haces?” le pregunté desde abajo, sin entender del todo por qué estaba en ese lugar. “Trabajo” me respondió de una forma algo seca, asumo que fue por estar tan concentrado en su trabajo. —Se mueve por mi oficina, replicando la situación con su amigo— Entonces me alejé y pude ver que estaba pintando la entrada de un restaurante. “¿Se…renade?” Leí en la entrada, algo confundido y él me miró con una sonrisa.

—Espera… ¿Entonces Francis es el que ha estado haciendo esos anuncios de Serenade por toda la ciudad? —Pregunto con algo de confusión y asombro—

—”En realidad es ‘Serenade del Paladar’”. Eso dijo Francis luego de leer la entrada —Me clarifica Julian ahora a mí sin romper el flujo de su historia— “La mayoría de personas solo recordaban la primera parte, pero los dueños se frustraron intentando hacer que recordaran el nombre completo” Siguió explicándome Francis mientras yo lo miraba pintar. “¿Entonces por qué ‘Serenade’ está en grande y ‘del Paladar’ parece estar más pequeño?” Le pregunté a Francis. “Fácil. Porque decidí aprovechar la parte que la mayoría de gente ya conoce y, en lugar de forzarlos a recordar el resto del nombre, dejaré que ellos decidan si llamarlo por el nombre completo o no”. Sinceramente no entendí del todo el problema, pero asumí que él sabe lo que está haciendo —Julian asiente y pausa por un instante mientras recuerda la historia— Entonces le pregunté cómo llegó a trabajar en el restaurante y dijo algo como “Por culpa de mi padre”. Le pregunté si lo había forzado o algo, pero no fue así.

—¿Entonces qué sucedió? —Mis hombros se relajan un poco más y decido disfrutar de la anécdota— 

—Francis había estado pintando más seguido y se le ocurrió hacer algunos cuadros publicitarios para la pescadería familiar, pero su padre no parecía muy convencido con la idea —Agita la cabeza y suspira— Así que Francis tomó sus lienzos, sus pinturas y sus ideas y fue en busca de un posible cliente. En verdad tenía pensado ir a una compañía más grande de comida rápida o a otra pescadería, pero hubo algo en Serenade del Paladar que le llamó la atención. “Fue como si me llamara desesperadamente. La entrada se estaba despintando, las ventas eran comparables a las de la pescadería, me sentí totalmente atraído por la desesperación y agonía que emanaban del restaurante. Como si suplicara que lo demolieran” Eso dijo Francis, yo creo que exageró y solo lo escogió porque está en un punto lejano de la pescadería, pero lo suficientemente cerca de ella como para que su padre notara el impacto que los anuncios están teniendo. —Suelta una pequeña risa y vuelve a tomar asiento—




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