Cameron, tuvo el valor de ir a hablar con Cristian. Luego de su exposición sobre la historia del arte y fue directo hacia el super donde trabajaba, fue con disimulo puesto que estaba emocionada de por fin terminar una exposición que le daba la nota del semestre, así que cuando llegó, comenzó a buscar comida para Donita. Quería comparle algo rico para celebrar, así que llegó al pasillo de alimento para mascotas y ahí estaba Cristian llenando los estantes.
—Es un gusto verte, Cameron. Creí que aún estarías en la universidad.
—Si, era la idea, pero recuerda que hoy era mi exposición sobre la historia del arte. Hablé contigo sobre eso.
—Ahora lo recuerdo, disculpa. ¿Cómo te fue?
—De lo mejor —Dijo con una gran sonrisa—, creo que no he tenido una exposición así de buena en todos mis años estudiantiles. Sabes, el profesor me dijo que fui la mejor. Algunos de mis compañeros también me lo dijeron, o sea, lo hice bien, pero quizá no para todos.
—Si, se nota que estás emocionada.
El bolso de Cameron sonó y era Casey, una llamada. Cristian la miró y no dijo nada, solo se alejó con una sonrisa. Cameron contestó y escuchó la voz emocionada da Casey por el teléfono.
—¿Ya saliste de la universidad? Cuéntame cómo te fue, dímelo todo.
—Me hubieras puesto un mensaje. Estaba hablando con Bryan —Dijo un poco disgustada—. Ya no importa y me fue bien, me felicitaron gran parte de la clase.
—¡¡Eso amerita una celebración!! —Gritò, Cameron alejó el celular de su oreja y sonrió.
—Que alegría —Dijo con sarcasmo— ¿Tienes algo en mente?
—Bueno —respondió con duda—, no tengo nada en mente ¿Vienes a mi casa y vemos que pedimos?
—No tengo mucho tiempo. Mañana tengo que hacer doble turno en la florería, llegué a fin de mes con el presupuesto apretado. Si quieres vienes a mi casa y hablamos un rato, no sé, pide pizza o algo así.
—Está bien. Llevaré gaseosas, chocolates y ¿Quieres pizza o hamburguesa? Es que, mi hermano pidió pizza para el almuerzo y me dejó un poco empalagada.
—Lo que tú quieras, pero si traes hamburguesas, que sean de aquellas que comimos cerca del parque.
—¿Las hamburguesas de Martín? Son exquisitas —Comento—
—Si, aunque es irónico el nombre. En el local no hay nadie que se llame Martín
—Riò y comenzó ya buscar la comida para Donita—, pero que sean de esas, luego trae lo que quieras. Tengo antojo de una hamburguesa con barbacoa.
—Está bien, te llevo lo que gustes. Nos vemos en la noche, bye —Se despidió tirando un beso—.
—Te veo en la noche, bye.
Cameron colgó, comenzó a buscar entre la comida de perro la mejor y más sana según el empaque. Vio una que le agradó y la tomó, luego se fue al área de bebidas, tomó un jugo natural y fue a la caja. Mientras hacía fila su celular volvió a vibrar, era un mensaje, pero no le dio importancia. Cuando llegó a Cristina, este le volvió a sonreír, Cameron colocó las cosas en la caja, Cristian las pasó, 70.60 era el total, Cameron sacó de su mochila su cartera donde tenía el dinero, cuando la abrió no había nada, sacó su tarjeta y la entregó. Cuando Cristian la intentó pasar, está fue rechazada.
—Carajo —Susurró para sí—. Solo pasa el jugo, disculpa la molestia.
Borró la línea y paso el jugo, igualmente la tarjeta fue rechazada.
—Me lleva —volvio a susurrar—, entonces, no pases nada. Perdón que te moleste.
—Si quieres, lo puedo pagar.
—No, enserio, no te preocupes. Gracias, pero no me gustaria que gastarás en la comida de mi perro.
—No te preocupes, me ha pasado más de una vez y es vergonzoso. Pero si no quieres, no te obligare.
Cameron lo pensó, quizá no iba a poderle dar a Donita comida en un par de días hasta que le pagaran. Al final, aceptó.
—De verdad te lo agradezco. Me apena, pero gracias.
—No te preocupes. Me gustan los perros y sé lo que se siente.
—Gracias, de verdad.
—Antes que se me olvide ¿mañana que harás?
—Trabjar hasta tarde. Tengo que hacer horas extras.
—Vamos a tomar algo, un café o solo a platicar.
—Nunca me habían invitado solo a platicar, eso es nuevo. Pero está bien, a donde quieras ir por mi está bien.
—¿A las 10?
Cameron afirmó con la cabeza, y salió del super. Mientras salía volvió a vibrar su celular, era otro mensaje. Cameron pensó en Casey, pero era de Cristian, era un emoji de corazón y la hora que se iban a ver el día de mañana. Debajo, un mensaje de su tarjeta, el pago de Spotify. había sido efectuado.
Estos cuatro días voy a comer Spotify —penso—, esto me gano por no querer piratear la música. Carajo, eso significa que tendré que caminar hasta mi casa, ojalá haya algo guardado.
Cameron camino 20 minutos con sus audífonos puestos, escuchando Lewis capaldi, para terminar de empeorar las cosas cuando llegó a su departamento, había olvidado las llaves dentro. Tuvo que bajar y pedir la de repuesto, luego abrir y volver a entregarla. Cuando llegó, se tiró al sofá, prendió su computadora he iba a seguir viendo una serie, pero Netflix no le dejó ver por falta de pago.
Menos mal vivo en un edificio, sería el colmo que se fuera la luz —Volvio a pensar—. Bueno, mejor leeré algo después de darme un baño. Dejé a medias el libro de la clase de literatura.
Cameron se puso de pie, se comenzó a alistar para ducharse y así lo hizo. Luego le dio comida a Donita y se acostó ya bañada y con ropa cómoda. Mientras estaba leyendo se quedó dormida, y así hasta las 7:33, cuando recibió una llamada. Cameron se levantó con sus ojos entreabiertos, tomó su celular y solo contestó, ni siquiera vio quién llamaba.
—Te estoy enviando mensajes desde hace media hora —Dijo Casey— . Estoy afuera de tu departamento, ábreme.
Cameron colgó, se estiró en el sofá y desganada caminó hacia la puerta. Abrió y Casey entró, está encendió la luz y le molestó a Cameron. Estaba despeinada, su ropa cómoda era un pans negro y una camisa manga larga verde oscuro. Cuando la vio fijo Cameron notó una mirada rara, pero no dijo nada y fue a su baño a echarse agua en la cara, tomó una liga y se amarró el cabello. Volvió a la sala ya más despierta.
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Editado: 19.07.2024