Layan: "Primer amor, primer caos"

EXTRA.

Al fin de vacaciones.

Espero tener las mejores vacaciones de mi vida. Me las merezco después de un año sin tenerlas.

Todo está planeado para que así sea. Es la segunda vez que vengo a este país; la primera fue cuando nuestro paseo a Ibiza no se realizó, ya que al tonto de Iñaki lo estafaron. Pero más idiotas nosotros, ¿quién nos manda a confiar en él? Lo importante fue que mi papi nos pagó otro viaje para que no nos perdiéramos las vacaciones. Claro, perdimos dinero.

Estoy muy emocionada con este viaje porque al fin voy a poder ver y estar con Andrés; llevamos ocho meses sin vernos frente a frente. No hemos podido coincidir con nuestros horarios. Yo estoy en la mitad de mi carrera y también trabajo medio tiempo, en cambio él sigue trabajando para la constructora de papá. Andrés está a cargo de un gran proyecto en Brasil.

Los dos estamos muy emocionados por los grandes desafíos que estamos consiguiendo a nivel profesional. Cada peldaño que vamos escalando es un paso hacia el éxito que queremos alcanzar en nuestra profesión.

Y en mi caso, en las dos profesiones que tengo, cada vez me estoy haciendo más reconocida gracias a dos marcas que me han dado la oportunidad de ser la imagen de sus productos. Nunca consideré el modelaje como algo serio; sin embargo, a lo largo de mi vida he estado involucrada con ello.

Incluso, hasta la marca de ropa interior que me buscó hace cinco años lo ha vuelto a hacer. En ese tiempo no pude participar con ellos, ya que mi papá puso el grito en el cielo cuando le conté que se trataba de modelar y hacer fotografías en ropa interior para adolescentes.

No quiso, se negó y nunca me firmó el permiso para trabajar con ese tipo de empresa. Me hizo prometer que no haría ninguna locura y a ellos les prohibió buscar algún acercamiento conmigo, ya que era menor de edad. Les dijo que si querían, me presentaran una propuesta seria cuando tuviera 21. Claro, ya no sería para adolescentes, y creo que el momento llegó, aunque faltan algunas semanas para ello.

No me puedo quejar. Todo lo que me he propuesto lo he conseguido con tesón, responsabilidad y amor. Sé que no es mucho, pero cada paso que voy dando me llena de satisfacción, porque es mi esfuerzo.

Dios ha sido muy generoso conmigo. ¿Qué más puedo pedir? Estudio en una de las mejores universidades de arquitectura en Londres, hago mis pasantías en una empresa reconocida, tengo un departamento y vivo sola.

Aunque lo último no ha sido fácil. Llevo prácticamente viviendo sola desde hace cinco años. He extrañado mucho a mi familia, aunque nunca me han dejado sola, en especial mi papito, que se ha convertido en mi sombra. La soledad pesa.

Vivir con mis amigas no ha sido fácil. Creí que sería fácil y divertido, pero no. La convivencia te demuestra cómo son las personas y qué costumbres tienen. En eso hemos batallado bastante. Por ejemplo:

A mí, mi papá desde pequeña jamás me permitió comer en la habitación, a menos que estuviera enferma, y a Alison eso le encanta. Emma tiene la mala costumbre de no comer a la hora que es, por lo tanto, cuando come deja los trastos sucios en la cocina o donde se encuentre, y eso mi nana Nancy nunca me lo permitió. Mi mami siempre me decía: La ropa sucia va en el cesto de la ropa sucia, y ellas la dejan por doquier.

Tenemos una empleada que nos ayuda con los quehaceres de la casa, ya que por nuestras diferentes ocupaciones es muy difícil que nos hagamos cargo de todo solas.

Los primeros meses tuve un enfrentamiento serio con Alison, ya que no me gustaba cómo le hablaba a la persona que nos ayudaba. Le puse un ultimátum: o la respetaba y la trataba como una trabajadora, no como su esclava, o se iba. Y entendió. No podía permitir eso. A mí me enseñó mi papá que, aunque tengamos empleados para todo, eso no significa que debamos abusar. Sobre todo, me enseñó a respetarlos y nunca verlos como inferiores, porque somos iguales. Pero con ella es un tema un poco difícil, y no la culpo: eso vio en su casa y lo hace como si fuera normal.

Ya nos hemos adaptado y comprendimos que el departamento es nuestro hogar, y que debemos hacer todo lo posible para que nuestra convivencia sea agradable.

Pusimos reglas y nos ha ido mejor. Claro que hay una que añadí recientemente, debido a las circunstancias, y no les hizo gracia, pero la aceptaron.

Y es que no me parece buena idea que cojan con sus novios en nuestro hogar, que para mí es nuestro templo. Quizá cuando cada una viva en su propio espacio, ahí sí pueden hacer lo que les dé la gana, pero en nuestro hogar no.

Y no es porque tenga a mi novio lejos o porque todavía no tenga una vida sexual activa, sino porque considero que las tres nos merecemos respeto.

Me dijeron que parezco abuelita por pensar y actuar así, pero no me importa: así soy y no voy a cambiar.

Si quieren coger, que vayan a un hotel o a algún otro lugar, pero en mi casa no.

Me entregan a Oreo; de inmediato lo saco de su transportín y lo acaricio con mucho amor.

—Buen chico, mi amor, ahora vamos a ver a papi, cosita preciosa. Vamos a que tomes agua, perrito hermoso —le digo mientras se desespera.

Mi celular suena. Primero coloco a Oreo su correa y luego saco el celular del bolsillo. Miro la pantalla y sonrío.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.