Layan: "Primer amor, primer caos"

8. Buscando respuestas.

Layan

Cambio de idea. Ya no iré a la cafetería. Me dirijo directo al salón de clases, ocupando mi lugar mientras trato de sacudirme ese mal sabor de boca que me dejó el encuentro con Alison. Mis compañeros comienzan a llenar el aula, se quejan del examen sorpresa de química. Me acaricio la cara, tratando de enfocar mi mente.

—Layan, te buscamos en la biblioteca —me dice Emma, sentándose a mi lado.

—Lo siento, tenía intención de ir a la cafetería, pero... tuve un impase con Alison.

—¿Qué? —expresa con sorpresa y la busca con la mirada por todo el salón. —Gracias Henry, por el helado —le agrade a nuestro amigo, luego toma asiento a mi lado buscando que le cuente detalles.

Me duele lo que está pasando con Alison, yo la consideré mi amiga de verdad. Teníamos tantos planes juntas. En nuestro cumple número quince iríamos las tres de compras. Íbamos a irnos a estudiar a Inglaterra, Londres les decía yo, aunque estuviéramos en carreras distintas, pero las tres en la misma universidad. Queríamos vivir en el mismo departamento. Y ahora eso ya no será. Se siente tan feo.

Cuando la clase termina, recojo mis cosas rápidamente. Emma se acerca, sus ojos me piden explicaciones, pero no me siento capaz de hablar aún. Le prometo llamarla más tarde y nos dirigimos juntas al parqueadero. Su papá ya la espera.

—Layan, si quieres, te podemos llevar hasta tu casa —me ofrece amablemente.

—Muchas gracias, señor Hall, pero mi chofer debe estar por llegar —respondo, tratando de sonar casual.

—Cuídate mucho, niña —me dice con una sonrisa antes de arrancar.

Me quedo sola en el parqueadero. El ruido de motores, voces y pasos llenan el aire. Me apoyo contra el muro, cruzando los brazos mientras espero a Hugo. Pero me llevo una sorpresa cuando veo el auto de mi papá acercarse.

¿Se le olvidó que tanto Hallie como Dorian tienen actividades extracurriculares hoy?

Lo veo bajarse del auto y avanzar hacia mí con una sonrisa cálida.

—¿Cómo está mi princesa mayor? —dice, dándome un beso en la frente y abrazándome con fuerza. Me aferro a él, cerrando los ojos un momento. Él nota algo y me separa suavemente, estudiando mi rostro. —¿Qué pasa, mi amor? —pregunta, su mirada cambia denotando preocupación.

—Nada, papi —miento, sintiendo el nudo en mi garganta. No quiero romperme ahora. —Oye, ¿otra vez viniste por nosotros? Hoy mis hermanos salen más tarde.

—Lo sé, mi cielo —responde, acariciándome el cabello—. Hoy vine solo por ti. Quiero invitarte a almorzar, hace tiempo que no pasamos un rato juntos, solo tú y yo.

Mis ojos se iluminan y una sonrisa se me escapa.

—¿Y el trabajo? —pregunto, sorprendida.

—Podemos darnos ese lujo ahora —responde, sonriendo con orgullo—. La empresa está sólida, y quiero aprovechar para pasar más tiempo con ustedes, especialmente contigo, mi princesa de chocolate. —Se ríe al ver mi expresión y golpea suavemente la punta de mi nariz con la yema de sus dedos—. ¿Vamos? —Abre la puerta del auto para mí.

—¿Y mamá? —pregunto, abrochándome el cinturón mientras él pone música.

—Va a almorzar con tu tía Sarahí —responde, ajustando el volumen.

Poco después, llegamos a mi restaurante favorito. El hostess nos recibe, y mi papá, como siempre, retira mi silla con elegancia. Coloco la servilleta de tela en mi regazo, pensando en cómo Grace se sentiría orgullosa de mí al ver mis modales.

—¿Qué vas a pedir, princesa? —me pregunta, abriendo el menú.

—Mmm... filete mignon en salsa cremosa de champiñones, pero sin espárragos —hago una mueca y mi papá se ríe suavemente al escucharme—. El término de mi carne que sea tres cuartos, por favor.

—A mí tráigame lo mismo, con espárragos y término medio de mi carne, por favor.

—¿Desea algún vino para acompañar la comida?

—Sí, una copa de vino blanco está bien.

El hombre se marcha y papá pone toda su atención en mí. Me observa con esa mirada que siempre parece saberlo todo.

—¿Cómo estuvo tu día? —pregunta, dejando los cubiertos a un lado.

—Bien —respondo rápidamente, evitando su mirada. Luego, suspiro y decido ser honesta—. No, en realidad, fue un día fatal. Me peleé con Alison y eso me tiene triste.

Él se inclina hacia adelante, apoyando los codos en la mesa, atento.

—¿Qué pasó, mi amor?

—Descubrí por casualidad que me mintió respecto a sus padres, ellos están separados desde hace tiempo y su mamá se acaba de casar con su novio, por eso el viaje a Dubai.

Papá se queda en silencio, es como si estuviera pensando la respuesta adecuada.

—Mi amor, tú sabes que Alison nunca me agradó como tu amiga, no obstante, quiero que analices esto, muchas veces ocultamos cosas, no porque seamos mentirosos, sino porque en ocasiones nos cuesta abrirnos ante situaciones, quizá para Alison no es fácil hablar del tema y optó por ocultártelo. Si te pones a pensar es algo delicado.

—Yo también le conté algo delicado de mi vida, porque confiaba en ella, en nuestra amistad y ahora hasta me amenazó —cuento y lo veo inquietarse. Frunce el ceño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.