Layan: "Primer amor, primer caos"

21. Cruzando la línea.

Layan

Hago una pausando pensando en cómo voy a utilizarlo para mi propio beneficio. De algo debe servir su presencia en mi vida. Además, él jamás me dirá no, él no pone límites, solo está ahí.

—Tyler seguro no tienes cosas más importantes que hacer —me hago la víctima.

—Mi amor, tú eres muy importante para mí. Dime, ¿qué necesitas?

—Es que... —me callo, pensando cuidadosamente lo que voy a decir—. Quiero que me lleves a la universidad de Nueva York.

—Claro, mi niña, yo te llevo. ¿Estás en tu casa?

—No, estoy en el colegio —bajo la voz.

—¿En el colegio? —su voz suena extraña.

—Sí. Lo que pasa es que quise avisarle a mi papi para que me firmara el permiso de salida, pero está en una reunión...

—¿Y tu mamá?

—Tampoco la localicé. Y, bueno, pude haber pensado en mi tía Sarahí, pero... como siempre me dices que quisieras ser más partícipe en mis cosas, pues...

—Sí, Layan, no tengo problema, pero... —escucho que suelta un suspiro.

—Entiendo. Yo creí que... No importa, seguiré intentando comunicarme con mi papá. Gracias.

—¡No! Espera, mi amor. Voy por ti ahora mismo.

—¿De verdad? —finjo saltar de la felicidad.

—Sí, mi amor, por supuesto. Ya nos vemos.

—Aquí te espero. Gracias, no sabes lo que esto significa para mí.

Cuelgo y doy saltos por mi hazaña.

—¿Qué? —digo al ver la expresión de Emma.

—Como tu amiga que soy, te digo que te estás metiendo en problemas. ¿Te has preguntado si de verdad vale la pena?

Me pongo seria, enderezo la espalda y cruzo los brazos.

—Sí, vale la pena. Y no es solo porque quiero ver y apoyar a Andrés, también lo hago por mí.

—¿Por ti? —dice sin comprender nada.

Agacho la cabeza y le prometo que le contaré a detalle lo que sucede. Se queda con incertidumbre y me dice que ella también irá conmigo. No lo puedo creer, pero no esperaba menos de ella.

Cuando el reloj marca el mediodía, recojo mis cosas rápidamente antes de que entre el siguiente maestro. Emma, Alison y yo salimos y nos escabullimos por los pasillos hasta el patio principal.

—Nos vemos allá —expresa Alison con aire presumido. Se va con su tío.

—¿Y nosotras? —pregunta Emma, ajena a mi plan.

—Solo sígueme. Nada más.

Caminamos hacia la enfermería. Yo finjo un fuerte dolor en el abdomen. Emma me sujeta del brazo y así llegamos juntas.

La enfermera nos mira con ojos muy abiertos al vernos entrar.

—¿Qué te pasó ahora? —dice, mientras me ayuda a acostarme en una camilla. Aparece la doctora encargada. Nos mira con cara de sospecha.

—No sé... creo que son cólicos. Me duele fuerte aquí —le señalo el vientre. La mujer vestida con mandil blanco escucha atenta, se aproxima y procede a hacerme la auscultación correspondiente, me hace algunas preguntas. Respondo con coherencia recordando citas médicas pasadas.

—Pues, a simple vista, no veo nada grave. Sin embargo, te daré una píldora para el dolor.

Los ojos de Emma se agrandan al ver que meto la píldora en la boca y la paso con agua. Sé que no se debe hacer esto, pero por una no me voy a morir.

—¿Crees que pueda irme a descansar a casa?

—Primero hay que dar aviso a tu representante legal.

—Intenté comunicarme con mi papá, pero tú sabes... es un hombre muy ocupado. Y mi mamá, ni se diga. No me contestaron, y yo ya no puedo más...

—¿Y entonces cómo piensas irte?

—Le hablé a mi... papá biológico —digo, y ella eleva sus pobladas cejas—. Somos una familia moderna —explico. Ella hace una mueca.

—Layan, voy a poner en tu expediente que es necesario hacerte un estudio para descartar algo grave.

—Sí, claro. Le diré a mi mamá que me lleve —respondo, mientras la veo llenar el expediente. Me entrega la orden de exámenes, pero ni la leo.

—Ve con el coordinador de seguridad escolar. Él te dará el permiso para salir con quien esté autorizado. Emma, ayúdala, por favor.

Salimos de la enfermería, todavía metidas en nuestro papel.

—¿Cómo se supone que yo voy a salir? —pregunta Emma en voz baja.

—Nos tocará convencer al coordinador. Tú solo sígueme el rollo.

—¡Ajá!

Apenas nos ve, el coordinador nos hace pasar. Es como si nos hubiera estado esperando.

—Me informó la enfermera que vendrías —vaya, sí que son rápidos aquí. Extiende la mano para que le dé el pedido médico—. Perfecto. Voy a llamar a tu padre.

—¡No! Bueno... ya lo hice yo. Y ni él ni mamá me contestan. Le pedí a Tyler Banks, mi papá biológico, que viniera por mí... por nosotras —miro a Em.

El hombre nos mira con desconfianza. No lo dice, pero su expresión lo grita. No creo que se niegue a que me vaya con él, aquí todos saben del parentesco que tengo con Tyler.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.