Lazos de Ambición

Capítulo 16

En el opulento mundo de LUZOS, Sofía se movía con una gracia felina, sus ojos reflejando una ambición desmedida que contrastaba con la serenidad que solía emanar de su madre. A sus dieciocho años, poseía una belleza deslumbrante, un don natural para la pasarela que su madre, a pesar de sus propios logros, sentía con una mezcla de orgullo y una punzada de aprensión. Sofía no solo soñaba con ser modelo; soñaba con el poder, con el control, con la adoración que creía merecer.

Una tarde, mientras revisaba las últimas portadas de revistas en su lujosa habitación, un suspiro de descontento escapó de sus labios. Las joyas que adornaban su cuello, los vestidos de diseñador que llenaban su armario, todo le parecía insuficiente.

¡Mamá!— exclamó Sofía, irrumpiendo en el estudio de Luz, quien revisaba unos diseños en su mesa de trabajo. —¿No crees que ya es hora de que la marca LUZOS lleve mi rostro a las pasarelas internacionales? Yo soy el futuro de esta empresa—

Luz levantó la vista, una leve sonrisa teñida de resignación en sus labios. —Sofía, tienes un gran talento, lo sabes. Pero la moda no es solo desfilar. Es diseño, es visión, es crear. Y el dinero que tienes es más que suficiente para vivir cómodamente—

¿Cómodamente?— sofocó Sofía con incredulidad. —¡Mamá, tengo que vivir rodeada de lujos, de admiración! No quiero ser solo la hija de la diseñadora famosa. Quiero ser reconocida por mí misma. Y si LUZOS no puede darme lo que quiero, buscaré otras oportunidades—

La mirada de Sofía era fría, calculadora. Había una sed insaciable en ella, un deseo de más que Luz no comprendía del todo. La bondad que Berta le había inculcado parecía haberse perdido en el camino, eclipsada por una ambición voraz que la impulsaba a buscar poder y reconocimiento por encima de todo.

Sofía, el dinero no lo es todo— intentó razonar Luz. —La felicidad, el amor, la autenticidad... esos son los verdaderos tesoros—

Para ti, quizás— replicó Sofía, girándose para salir de la habitación. —Pero yo nací para más que solo la sencillez—

🎀

Mientras tanto, la vida de Mateo y Selma había florecido en una dirección inesperada pero profundamente gratificante. Quince años habían pasado desde el accidente que cambió la vida de Mateo, y quince años de amor, apoyo y crecimiento mutuo habían forjado una familia sólida. Su hijo, Helio, un joven de quince años con la inteligencia de su madre y la resiliencia de su padre, era el reflejo de esa unión. Mateo, contra todo pronóstico, se había convertido en un prestigioso abogado, su mente aguda y su empatía innata lo guiaban en la defensa de sus clientes, siempre con la firme convicción de impartir justicia.

Selma continuaba ejerciendo su medicina, ahora con una perspectiva más amplia, habiendo sido testigo de la fuerza del espíritu humano en innumerables ocasiones. La pareja se complementaba a la perfección, sus vidas entrelazadas por el amor y el respeto mutuo.

Una tarde, mientras cenaban en su acogedor hogar, Helio les comentó sobre un evento de caridad al que había sido invitado.

¿Una cena de compromiso?— preguntó Selma, levantando una ceja. —¿Quién se casa?—

Creo que es la hija de los Amaral— respondió Helio, consultando su móvil. —Paula. La que es modelo—

Mateo, que disfrutaba de un raro momento de tranquilidad, sonrió. —Los Amaral... qué familia tan exitosa. Recuerdo haberles ayudado con unos trámites hace años. Eloísa y Octavio. Una pareja encantadora—

Paula siempre fue una niña muy dulce— añadió Selma, recordando los breves encuentros que tuvieron en el pasado. —Espero que sea feliz—

🎀

En la opulenta mansión Amaral, Paula se movía con la seguridad de quien ha conquistado su mundo. A sus veintitantos años, se había convertido en una de las modelos más cotizadas del país, su rostro adornando las portadas de revistas y los catálogos de las marcas más exclusivas. El apoyo incondicional de sus padres, Eloísa y Octavio, había sido fundamental en su ascenso.

Mi amor, estás radiante— dijo Eloísa, admirando a Paula mientras esta se preparaba para la cena. —Ese vestido te sienta de maravilla—

Gracias, mamá— respondió Paula, girando ante el espejo. —Orlando está muy emocionado con la cena. Dice que es el momento perfecto para hacer oficial nuestro compromiso—

Octavio entró en la habitación, una expresión de orgullo en su rostro. —Mi pequeña se nos casa. Estoy tan feliz de verte tan realizada, hija. Orlando es un buen hombre, y estoy seguro de que te hará muy feliz—

La cena se celebraba esa noche en la mansión, un evento que prometía reunir a la élite de la sociedad. Orlando, un joven empresario con una fortuna considerable y una ambición que rivalizaba con la de Sofía, había elegido este escenario para formalizar su relación con Paula. La noticia de su compromiso se extendía como la pólvora, anunciando un futuro de uniones estratégicas y alianzas de poder.

Mientras Paula se preparaba para recibir a sus invitados, una mezcla de emoción y responsabilidad la embargaba. El futuro se presentaba brillante, lleno de promesas y de un lujo que había aprendido a abrazar. Sin embargo, en el fondo de su corazón, una pequeña semilla de duda comenzaba a germinar, una pregunta sobre la autenticidad de sus deseos, sobre si la vida que había construido era verdaderamente suya o una obra maestra orquestada por las manos de quienes la rodeaban...



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En el texto hay: amor, ambicion, optimismo

Editado: 06.11.2025

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