Lazos de familia: Entre amores y engaños

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 3: Expectativas

—Un pajarito me contó que Caleb y tú se besaron anoche –dijo Abby con una sonrisa pícara.

Regresábamos a casa del parque y sólo quedábamos las dos, que vivíamos a una cuadra de distancia de la otra.

—Los rumores sí que vuelan en este pueblo –contesté, mirando hacia los alrededores para asegurarme de que no hubiera nadie cerca.

Por suerte, estábamos solas.

—Me moría de ganas de contarte Abby, pero tu historia era más importante. Y aún después de oírla, no logro asimilarla.

—Mi historia estuvo bien pero ¿más importante que Caleb y tú finalmente volviéndose pareja? ¡Imposible! –exclamó Abby–. Hemos estado esperando este momento desde cuarto grado.

—No exageres.

—No estoy exagerando Eva, literalmente todos sabíamos que iban a terminar juntos.

—¿De verdad? Pues dile a mis padres, me parece que no están en la misma sintonía que todos.

—Por supuesto que sí, ellos adoran a Caleb. Sólo quieren que te gradúes de la Universidad primero y cuando cumplas, no lo sé, treinta, te dejarán salir con él –dijo Abby riendo por lo bajo.

—No es gracioso Abby. En serio no quiero esperar a graduarme. Amo a Caleb y ya estoy lista para dar el siguiente paso.

En ese momento, Abby se frenó en seco.

—¿Te refieres a acostarte con él? –preguntó muy seriamente.

Yo volví a echar un vistazo a los alrededores antes de contestar. Lo último que necesitaba era un vecino chismoso contándole esto a mis padres.

—Sí, creo que ya es momento –dije una vez que ví que era seguro hablar.

Abby sonrió y me abrazó repentinamente.

—¡Estoy tan feliz por ti Eva!

No sabía cuánto necesitaba su apoyo, hasta ese momento.

—¡Muchas gracias Abby! –dije, devolviéndole el abrazo.

Sólo nos quedamos así unos segundos, para no llamar demasiado la atención. Luego continuamos caminando hasta llegar a casa de Abby. Nos despedimos con otro abrazo y yo seguí una cuadra más hasta mi casa.

* * *

Al llegar, ví que Caleb se encontraba cortando el césped del jardín de su casa, y mi primer pensamiento fue que realmente se veía bien bajo el sol de primavera. Su piel clara se había vuelto un tono más bronceada, y en contraposición, su cabello castaño se había aclarado un poco hacia las puntas. Inevitablemente, el segundo pensamiento que cruzó por mi mente, fue que era sábado y mis padres tenían ensayo de coro en la Iglesia por la tarde. En ese momento, agradecí ser hija única y tener la casa solo para mí en unas cuantas horas.

—Caleb –dije antes de decidir exactamente cómo continuar la oración.

Él me miró y sonrió inmediatamente.

—Eva ¿cómo estás?

—Bien. Más que bien, de hecho. Estaba pensando en ver una película en mi casa esta tarde ¿te gustaría venir?

Caleb echó una mirada a mi casa, probablemente para asegurarse de que mis padres no estuvieran en la entrada o en las proximidades. Me recordó a mí momentos atrás.

—Es sábado. Tus padres no estarán –dijo como si eso fuera algo malo.

—Pues no. Pero lo hemos hecho decenas de veces ¿no? ¿Sólo juntarnos a ver películas aunque no haya nadie en casa? –pregunté con tono inocente.

—Cuándo éramos más pequeños, sí.

—¿Y qué cambió ahora? –susurré discretamente.

Caleb me miró fijo y se mojó los labios, de seguro inconscientemente. Sabía que estaba recordando el beso de anoche y sabía que entendía hacia dónde apuntaba mi invitación.

—De acuerdo, iré –respondió tratando de ocultar una sonrisa–. Pero por favor, Eva, sé más cuidadosa de ahora en adelante.

Me reí por lo bajo y continué mi camino hacia la entrada de mi casa.

—Te espero a las 5. Trae la película que quieras ver –dije cuando pasaba junto él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.