CAPÍTULO 12: Avances
La última vez que ví a James, fue en la vieja casona, el día que Abby llevó a Ian. Desde entonces, sólo había oído de él. Sabía que había salido con varias chicas después de eso, pero resultó que sus padres no eran tan conservadores y aparentemente tenían planes de irse del pueblo de todos modos. Así que James nunca sufrió ningún tipo de repercusión por sus acciones, como sí lo hizo Abby. Eso me llenaba de bronca, y de seguro podía notarse en mi voz.
—¿Qué quieres, James? –pregunté, mirándolo fijamente.
James se rió.
—¿Por qué tan hostil, Eva? No puedo simplemente saludar a una amiga de mi novia.
—Ex novia. Y no me interesa saludarte, así que en el futuro no te molestes –dije, dándome la vuelta para continuar mi camino.
—Estás enojada conmigo porque sus padres la internaron en esa escuela para vírgenes, ¿pero sí sabes que todo fue tu culpa no?
—¡¿Mi culpa?! –exclamé, volteando de nuevo. ¡Todo esto pasó porque iniciaste esos rumores sobre ella!
—Sólo dije la verdad.
—Da igual, ¡sabías que nuestros padres no debían enterarse!
—¡Entonces debiste quedarte callada! –dijo, levantando la voz por primera vez en frente mío.
Comenzó a acercarse y no se detuvo sino hasta estar a sólo centímetros de mí.
—Lo que se dice entre hombres, queda entre hombres, Eva. Si tu novio te contó algo que no debía, debiste guardártelo.
—¿Y ocultarle a mi amiga lo imbécil que era su novio en realidad? ¿Por qué lo haría?
En ese momento, de la nada sentí la mano de James agarrando mi mentón con fuerza.
—Tienes mucho qué decir de mí, ¿no es así? –dijo acercando su rostro al mío.
—Quítame las manos de encima –respondí, tratando de parecer calmada aunque por dentro estaba entrando en pánico.
Lo tomé de la muñeca con fuerza para quitar su mano, pero sólo logré que clavara aún más sus dedos en mi piel. Mi siguiente idea, era soltar el paraguas para poder usar ambas manos para quitármelo de encima, pero James se me adelantó.
—Deja el paraguas dónde está si no quieres que cualquiera que pase vea esto –dijo, sujetándome del brazo que sostenía el paraguas, con su otra mano.
Y entonces me besó por la fuerza.
De todo lo que pensé que podría hacer, esto jamás lo habría esperado. Pero reaccioné rápidamente y lo mordí con todas mis fuerzas. De inmediato separó su boca de la mía y la sangre corriendo por su labio me indicó que había hecho un buen trabajo. Pero James parecía más furioso ahora.
—¡Eres una perra! –dijo, soltando mi rostro y levantando la mano, claramente para abofetearme.
En ese momento, un cuerpo colapsó con el suyo por el costado, como si hubiese llegado corriendo. Era Caleb.
Ambos cayeron al piso, pero Caleb, por supuesto, cayó sobre James, y de inmediato aprovechó su posición ventajosa para sentarse a horcajadas sobre él y comenzar a golpearlo. James sólo alcanzó a alzar las manos sobre su rostro, en posición defensiva, pero Caleb logró conectar sus puños con su mentón y pómulos, varias veces. Parecía un animal enfurecido, y aunque James trataba de rotar su cuerpo para quitárselo de encima, Caleb mantenía sus rodillas ancladas al suelo, entregando golpes frenéticos, todos dirigidos al rostro de James.
Cuando superé la sorpresa de lo que estaba presenciando, corrí hacia Caleb para detenerlo. Por supuesto que me hubiera encantado que siguiera, después de todo, James se merecía cada golpe. Pero temí que Caleb le hiciera más daño del que seguramente intentaba hacerle. Así que fui a su lado y cuando levantó una de sus manos para dar otro golpe, la sujeté con fuerza.
—¡Caleb, es suficiente! –dije con tono firme para llamar su atención.
Él de inmediato se detuvo y volteó a verme.
—Eva, ¿estás bien?
—Sí, sí. Y creo que James ya entendió que no debe meterse con nosotros de nuevo –respondí, mirando a James fijamente.
Jemes, que aún no bajaba sus manos de la altura de su rostro, asintió con la cabeza. Caleb lo miró y se levantó del suelo y de encima de James.
—No te acerques a Eva nunca, ¿me escuchas? –preguntó.
James sólo asintió de nuevo, bajando las manos y tratando de sentarse. Se veía enfurecido, pero no parecía que fuera a hacer nada más, al menos no ese día.
Caleb y yo nos alejamos y caminamos juntos hacia la casona tomados de la mano. Su respiración aún estaba acelerada luego de la pelea y yo aún temblaba un poco luego de que James me besara. Había sentido mucho miedo en ese momento, y aunque me sentía segura ahora que estaba con Caleb, todavía estaba conmocionada.
* * *
Cuando llegamos a la hostería, ambos estábamos casi completamente empapados. Y no sabía si era la adrenalina del momento, o lo sucia que me sentía por haber tenido otros labios sobre los míos que no eran los de Caleb, pero apenas entramos, me lancé sobre él y lo besé con todas mis ganas. De inmediato, Caleb me devolvió el beso, y colocó sus manos en mi cintura, llevando mi cuerpo hacia el suyo hasta que no había espacio entre ambos.