Lazos de familia: Entre amores y engaños

CAPÍTULO 32

CAPÍTULO 32: Sí

Fue bueno que Abby me preguntara lo de la boda, porque me hizo pensar en esa posibilidad.

Habían pasado casi 5 años desde la última vez que nos vimos y yo aún sentía que ella era mi mejor amiga. Pero Abby definitivamente parecía más reservada conmigo.

Quizás era porque hace mucho no hablábamos, o porque ambas habíamos cambiado un poco luego de dejar el pueblo. Pero quería creer que hablaríamos más seguido ahora y todo volvería a ser como antes algún día. Sin embargo, no podía ocupar mi mente en eso ahora.

—Lo siento mucho, señorita Woods. Le dije que ningún juez fallaría a nuestro favor –dijo el abogado de Harrison, que era quien había estado ayudándome con el asunto de Emily los últimos 2 años y varios meses.

—No lo entiendo. He conseguido su registro médico, aunque usted dijo que sería imposible. Y también varios testigos dispuestos a hablar de su carácter y estado mental en los días previos a que se la llevaran. ¿Cómo es que el juez ignora todo eso?

—No debió sobornar a un doctor para conseguir ese registro, señorita. No sería admisible en ninguna corte.

—¡No soborné al médico! ¡Simplemente le conté lo que sucedió y él quiso dármelo para ayudar a Emily.

—Pues eso es una violación del secreto profesional por parte de ese médico y no sólo no sería admisible, sino que además le costaría su licencia.

Este hombre comenzaba a exasperarme.

—¡¿Usted siquiera quiere ayudarme?! ¡En casi 3 años no ha hecho más que encontrar todas las formas en las que no lo lograremos! ¡Discúlpeme, pero ya no deseo trabajar con alguien que cree que esto es imposible! –exclamé, levantándome de la silla con brusquedad y abandonando la habitación.

Harrison me había permitido usar una de las oficinas de la compañía para reunirme con el abogado, así no corríamos el riesgo en casa de que Lili se enterara de lo que ocurría con Emily. Pero en días como hoy, hubiese deseado más privacidad que la que las oficinas de vidrio podían otorgar.

Mi exabrupto con el abogado seguro sería comentado por todos. Y por la forma en la que los demás me miraron, cuando abandoné la oficina esa tarde, estaba claro que no tendría una imagen favorable en sus chismes. ¿Pero a quién le importa eso?

Mi única preocupación era sacar a Emily de ese hogar y había estado luchando por ello con las manos atadas a la espalda por oír a ese abogado.

Estaba tan furiosa por todo el tiempo que había perdido con él, que sin pensarlo, tomé el teléfono y llamé a Jake.

—¿Eva? –preguntó con duda en su voz–. ¿Está todo bien? ¿Lili está bien?

El sólo oírlo me tranquilizaba. Podíamos estar peleados, pero ese sentimiento no había cambiado.

—Siento llamarte, Jake. Todo está bien con Lili pero… necesito ayuda con Emily –dije, y sin poder evitarlo comencé a llorar.

—¿Qué? ¿Qué sucede, Eva? ¿El abogado dijo algo? –preguntó, sonando preocupado.

—Sí. Dijo que ningún juez fallará a nuestro favor, y ya no sé qué hacer. Intenté todo lo que se me ocurrió para ayudar, pero al parecer nada es admisible en la corte. Y Emily sigue ahí. Debe creer que la olvidamos.

Ese pensamiento me hizo llorar aún más.

–Eva, estoy seguro de que no es así. Por favor, no llores –suplicó Jake–. Iré para allá y pensaremos en algo juntos. El investigador que contratamos para encontrar a Connor tampoco ha logrado nada en dos años y ya ni siquiera contesta mis llamadas.

—Eso es muy extraño. ¿Será que aún trabaja para nosotros? –pregunté, sólo entonces sospechándolo.

—¿Qué quieres decir?

—Que tal vez ya lo encontró y Connor le ofreció más dinero por no revelar su identidad. Suena descabellado, lo sé. Pero ya no confío en nadie.

—No, no, lo que dices es imposible. Eva, a estas alturas creo que tenemos que contratar a otro abogado y a un detective privado que investigue a nuestro detective privado –dijo Jake, y eso me hizo reír en medio de mi llanto.

Pero de pronto recordé que estábamos peleados.

—Jake, no necesitas venir. Sólo quería contártelo porque no sabía qué más hacer. Pero tienes razón, comenzaré por contratar a otro abogado –dije, tratando de liberarlo del compromiso.

—Quiero ir, Eva. Sé que lo nuestro… no es como antes, pero somos todo lo que Emily tiene y creo que debemos trabajar juntos hasta recuperarla.

Sabía que tenía razón. Y no podía decir que no si el bienestar de Emily estaba en juego.

Así que accedí y acordamos que vendría este fin de semana, con la excusa de que debía estudiar para un examen importante que tendría el lunes y su compañero de cuarto había organizado una fiesta en el dormitorio el sábado, que probablemente se extendería hasta el domingo.

Estaba muy nerviosa por tener que mentirle de nuevo a Harrison, pero no teníamos opción. Él no sabía que Jake conocía a Emily y no había cómo explicar que lo hiciera. Pero recién era lunes, así que tendría tiempo para hacerme a la idea, y con suerte, Harrison pasaría más tiempo en el club de golf que en casa este fin de semana.




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