Lazos de Sangre

Capítulo 3: Golpiza

—Basta Amelia, estas mucho peor de lo que creí, tu hermano me había convencido de no mandarte pero tú no tienes remedio, no quiero que mi apellido se ensucie por una de tus locuras, te enviaré a Alemania, haya hay un internado muy famoso, no importa la locura que hagas no repercutirá conmigo, así que alista tus maletas de una buena vez

—No, no—repetía titubeando, negué con la cabeza mientras retrocedía lentamente hasta que comencé a correr a toda prisa

Esta loco si creé que me puede mandar a un internado en el extranjero, claro que no...

Santiago:

Decidí marcharme, con su nana y su padre tras de ella, dudo mucho que pueda escapar, no es que quiera hacerle la vida miserable, pero sé que no es lo mejor para ella, apenas tiene 16 años ¿Qué haría ella sola y desamparada en una ciudad tan grande? Con lo testaruda y rebelde que es, es probable que caiga en malos pasos, en drogas, adicciones, yo no quiero eso para ella. Amalia es muy impulsiva, no esta en sus cabales, lo mejor para ella es quedarse en la casa, nunca le faltará comida ni techo y cariño... si ella me dejará el daría todo el cariño del mundo.

Si ella me dejará...

Aunque de seguro no se iría sola, días a tras la había escuchado hablar de eso, sino le dije nada fue porque no creí que se atreviera pero hoy en la mañana cuando la oí hablar de que se iría con un hombre unos celos irrefrenable me obligaron a entrar, no me pude contener para besarla, sus labios fueron exquisitos, sé que es egoísta imponer mi voluntad a la de ella, pero somos su familia, nadie la tratará mejor que nosotros.

O mejor que yo... yo te podría dar todo el amor que tu adolorido corazón busca y quiere... si tan solo me lo permitieras... ¿Algún día dejaras de verme con otros ojos que como un enemigo...?

Diego:

Aún la seguía esperando, la llame un par de veces más pero seguía sin contestar. Estaba preocupado, la primera vez que hablamos la estúpida voz de Santiago irrumpió en nuestra conversación. Tuve miedo que la impidieran irse conmigo, seguro ese malnacido de Santiago tratara de un y mil modos que no se vaya, esta tan desesperado por estar con ella, pero ella me quiere a mi, esta tan loca por mi que no le importa dejar a su familia con tal de estar conmigo.

Ay Amalia la pasaremos tan bien... bueno al menos hasta que me aburra...

Reí internamente, Amalia es preciosa, su rubio es como el sol, sus grandes ojos grises son impactantes, su figura, me encanta, aunque no duré mucho, me suelo cansar de las mujeres con facilidad, pero disfrutaré lo que duré.

¿Por que tarda tanto? Se supone que ella era la interesada en todo esto... Hemos planeado esto durante meses, nada puede arruinarlo...

Estuve esperándola por una hora más, rogaba porque no se arrepintiese, me costo mucho convencerla como para que ahora se eché para atrás, todas las llamadas iban hacia el contestador hasta que por fin la ultima llamada entro, me emocioné.

—Amor ¿Dónde estas? Te estoy esperando ¿Por qué no me contestas? Me tenías...

—Así que contigo era el desgraciado con quien mi hija se  iba a escapar—hablo una voz totalmente serio, colgué la llamada de inmediato

Demonios ¿Cómo se enteró ese vejete? Se suponía que no debía hablarlo con nadie

—Ay, ahora sí ya no se podrá ir conmigo, seguro el bastardo de Santiago le conto todo a su padre, es un estúpido soplón, pero le haré pagar, juró como que me llamo Diego Lancaster que ese hijo de mierda probará lo que le pasa a los que se meten en mi camino—vocifere furioso mientras estrelle el maldito teléfono contra el suelo

Subía a mi auto con la sangre hirviendo en mi interior, lo arranque a toda velocidad.

Le partiré la cara, con suerte y saldrá vivo de está.

Santiago:

Caminaba por los pasillos mientras conversaba con Ashly , es mi amiga, es buen ay amable, aunque ahora lo que más me importaba era descubrir con quien se iba a escapar Amalia, tenía una leve intuición, peor no podía dar nada por sentado hasta estar seguro y como Ashly es la hermana del susodicho, me podría ayudar hacerle un par de preguntas.

—¿Entonces no sabes nada?—pregunté desilusionado

—Lo siento—hablo con la mirada gacha—Diego nunca me cuenta nada—agrego con un hilo de voz—sabes que no nuestra relación no es la mejor

—Al menos no te insulta cada vez que te le acercas—confesé haciendo referencia a Amelia

Si tan solo pudiera saber porque me odia tanto

—Disculpa, ¿Dijiste algo?—pregunté pues la había oído murmurara algo por lo bajo

—No, nada nada—hablo con rapidez y nerviosismo

No insistí, hace ya dos años que Ashly se volvió más callada, más introvertida, se encerraba en su cas y no salía de allí, se alejo de sus amigas, básicamente su único circulo de amistades era yo, no me disgustaba, pero me preocupó por ella, antes le preguntaba frecuentemente sobre su cambio de actitud, pero ella solo esquivaba el tema mientras trataba de cubrir las lagrimas que le salían de los ojos. Con el tiempo deje de insistir, no quería verla triste o que se alejará de mi, temía que si seguía con las preguntas también se alejaría de mi y ahí si los dos estaríamos realmente solos, porque yo tampoco era una de la personas  muy querida del colegio.

Cuando de pronto caí al suelo súbitamente por el impacto de un puñetazo en mi rostro, me agarro tan desprevenido que recién cuenta me di cuando ya estaba tirado de espaldas contra el suelo. Me levante rápidamente.

—Con que así fue como te enteraste—hablo una voz prepotente y molesta que miraba a Ashly, ella comenzó a temblar y retroceder, siempre tomaba esa postura cuando Diego estaba cerca—¡Cuantas veces te he dicho que no te metas en lo que no te importa!—bramó furioso mientras se acercaba como león a su presa




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