Lazos de Sangre

Capítulo 6: ¿Tú?

—Que gusto volver verla señorita White —hablo una voz masculina con una sonrisa que me helo la sangre por completo

¿Tú...? ¿Esa voz...? ¿Cómo me conoces? ¿Por qué tu vos tiene ese efecto? 

—¿Acaso te conozco? ¿Cómo sabes mi apellido? ¿Quine eres? —comencé a peguntar a toda prisa, me estaba desesperando, ya había salido de un infierno como para ahora llegar a otro—. Deténgase, quiero bajarme, ya no quiero viajar aquí —empecé a alzar el volumen de mi voz—. Deténgase ¿Qué no me oye? Qué se detenga ahora mismo —insistí—. Si no lo hace llamaré a la policía, no querrá...

De pronto el hombre en cuestión comenzó a reír mientras seguía conduciendo sin intención de obedecerme.

—¿Me esta escuchando? Detenga el auto, no...

—¿No te acuerdas de mi Lía? —preguntó mirándome por el retrovisor

Yo fruncí el seño en negativa. Estaba segura que nunca había visto en mi vida a un sujeto como él.

Aunque su voz... no, no es eso... no es él, solo tienen la misma voz...

—Huau... —suspiró dolido—. Un par de años fuera y se olvidan de uno, yo soy el que debería estar enfadado —comentó con un tonito divertido.

—¿Quién eres? Yo no te conozco —pronuncie con desconfianza colocando mi mano sobre la puerta del auto

La velocidad no es tan alta, si salto solo me rasguñaré, no pasará a mayores...

Miraba a través de la ventana examinando en donde podría caer.

—¿De verdad no me recuerdas Lía? ¿Cambie tanto en estos 8 años? —preguntó mientras giraba el volante

¿Recordarlo?

Comencé a mirarlo detalladamente, cabello color chocolate un poco largo, ojos grandes entre verdes y azulados, tes clara, cara de forma diamante, una fuerte mandíbula y un poco de barba en su rostro, tenía un aire de bohemio.

Sus ojos me recuerdan a alguien...

—¿Al fin pudiste acordarte de mi?

Yo negué con la cabeza, ahora tenía otra prioridad, no podía llenar mi cabeza de otras cosas.

—¿A donde me llevas? ¿Vas a secuestrarme? —me alarmé—. Detén el auto, detén el auto ya

—No voy a secuestrarte —habló con una sonrisa mientras movía la cabeza en negativa a lo que dije—. Ay Lía tu y tus ocurrencias, ya había olvidado lo divertido que era tenerte cerca

—No trates de confundirme, yo no te...

—Ay Lía ¿No me digas que ya olvidaste las travesuras que hacíamos en la mansión? La cara que tu padre ponía cada vez nos encontraba... —volvió a reír.

Okey. En definitiva eso me recuerda a alguien—¿Giorgi? —pregunté, era la única persona que se me venía a la mente, mi único compañero de travesuras cuando era pequeña—. ¿Eres el hijo de mi nana?

—El mismo que viste y calza —dijo con ese tono divertido tan característico de él—. Ya me habías preocupado Lía, yo sí te recordaba

Por un momento quise bajar la guardia y agradecer por tener una cara amiga en esta nueva ciudad pero.

No... él es hijo de mi nana... se supone que debería estar en Australia... no en Alemania ¿Por qué esta aquí? Talvez mi nana... no mi nana ni siquiera sabe donde estoy... y si mi padre... mi padre pudo haberse contactado con él... 

—¿Te mando mi padre a vigilarme? Vienes de parte de él ¿no es así? —lo acusé

No me culpen por estar a la defensiva, eran muchos años separados, ya mi plan había cambiado y cada momento en este auto era una oportunidad menos que tenía de escapar, aunque viéndolo de otra parte, talvez solo estaba paranoica y Giorgi si podía ayudarme.

—Lía, sabes que tu padre me odia, jamás me perdonará el haber arruinado su fiestecita, además ¿Por qué me mandaría a vigilarte? ¿Te escapaste o qué?

Yo volteé mi vista, no se porque sentía vergüenza de decir que si, sabía que si con alguien podía ser totalmente sincera y espontanea era con él, Giorgi, mi viejo amigo de travesuras, mi compañero de aventuras, mi cómplice en todas las locuras que se me ocurrían. Y como dijo Giorgi, luego que ambos arruinamos el evento de mi padre, esté lo obligó a irse, le consiguió una vacante en un colegio de australiano, mi amigo tenía apenas 10 años, después de su partida solo tuve a Deisy a mi lado.

—Si —asentí—. Mi padre...

—Bien echo Lía —me alabó con alegría—. Sabía que al final terminarías haciéndolo, alguien como tú no aguantaría mucho con un padre así

Yo no pude evitar esbozar una sonrisa.

¿Cómo pude creer que no me entendería?

—Ahora dime ¿Hace cuanto escapaste? ¿Desde cuando estas aquí? ¿Dónde estas viviendo?

—Primero dime una cosa ¿A donde estamos yendo? —pregunté mientras observaba cada edificio que pasábamos, lo que me tranquilizaba era que para estos momentos ya debíamos estar muy lejos del aeropuerto, eso tranquilizaba a mi corazón

—Yo iba hacia mi departamento cuando tú te subiste —respondió—. Me sorprendió encontrarte aquí, créeme que era el ultimo lugar donde esperaba hacerlo

—Yo estaba llamando un taxi ¿Acaso esto no es un taxi?

—No Lía, imagínate que no hubiera sido yo quien manejaba, te hubieras metido al auto de cualquiera, Lía, Lía, Lía...

—Vamos a tu departamento —me incline hacia delante para estar más cerca—. Me puedes dejar quedarme, te juro que solo serán unos días —supliqué—. Luego...

—Lía —me interrumpió—. Como si no me conocieras, mis cosas son tus cosas, puedes quedarte todo lo que quieras, estoy seguro que contigo allí no estaré tan aburrido, ahora... —Me miro por un momento—. Yo se que tu siempre has sido muy extravagante pero, usar eso con pleno sol, no es muy...

—Es una larga historia que planeó contarte, ahora sube la velocidad no quiero que me encuentren

—¿Quién te...

—A toda marcha, tenemos un auto para los dos, así que acelera, rápido —lo alenté con un tonito demandante

—Lía, Lía, Lía... —repitió sonriente mientras piso el acelerador y de inmediato el carro arrancó—. Como si pudiera negarme




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