Leave Me Lonely

CAPÍTULO 18

El profesor Pablo había solicitado una exposición individual o en equipos sobre un tema de interés. La calificación valdría cierto porcentaje de la calificación. En cada exposición se debía hacer un resumen, comentario u opinión que les proporcionaría una cantidad de firmas para juntar las 100 del segundo parcial.

Gibran ya tenía una idea sobre lo que quería exponer, al igual que su nuevo círculo de amigas al que se había logrado integrar con mucha facilidad. Se dio cuenta que el miedo que tenía al rechazo se debía más a sus inseguridades, y que debía derribarlas si quería conseguir ciertas metas.  No era sencillo cuando la persona insegura era introvertida, y menos si traía arrastrando un pasado que las había afianzado. Si hubiera hecho algo en su momento, probablemente sería una persona diferente. Sin embargo, nunca era tarde para trabajar en sí mismo y ser mejor.

Las exposiciones darían inicio el lunes, a dos días de que tuviera lugar el concurso de catrinas. Todos tenían sus esperanzas depositadas en Aidée y en que ella sola fuera más rápida que cinco personas juntas trabajando en el forro de una crinolina. La información que proporcionó en cuanto llegó los dejó a todos muy tranquilos: la crinolina estaba ya casi terminada, solo faltaba un olán por terminar. En cuanto a la parte superior, aún no empezaba a trabajar en ello, pero para eso iba a requerir la ayuda de su hermana o su madre.

— Mi señora madre fue la que me estuvo ayudando el fin de semana. Estaba un poco molesta — soltó de la nada, llamando la atención de todos.

— ¿Molesta? — La curiosidad de Vanessa los representó a todos, y la inseguridad que reflejaban los ojos de Nancy representaba también a Gibran.

— Sí, dijo que no es posible que hayamos avanzado tan poco siendo tantas personas. Y muy seguramente ya no los quiera de nuevo en la casa, así que para algún otro trabajo no pienso volver a ofrecerla. Una disculpa.

Gibran se preguntó si el rostro de Aidée cuando se retiró después de acompañarlos hasta la estación se debía a aquello, y a que veía venir la tormenta que se avecinaba en cuanto llegara a casa.

Lo confirmó después de que Aidée les contó que la relación que llevaba con su madre no era la mejor: la favorita y “la más querida” de la familia era su hermana mayor. Era hasta cierto punto independiente: tenía un trabajo estable que le proporcionaba una posición económica que le permitía cubrir sus propios gastos y contribuir con dinero para el hogar. Aidée era la menor, y no entendía por qué también era la que recibía malos tratos. Regaños injustificados, escases de atención, falta de amor de madre y su padre se había separado de su madre tiempo atrás, pero al menos se hacía cargo de las necesidades de Aidée y era quien la “consentía” un poco y amortiguaba sus malos ratos.

— Creo que mi madre me ha dejado en claro que no me quiere tanto. O tiene una forma de querer medio extraña, la verdad aún no lo entiendo muy bien — con el paso de la conversación sus ojos fueron llenándose de lágrimas hasta que la primera escapó. Se la limpió rápidamente. Se apresuró a pasar un pedazo de papel por el borde se sus ojos —. ¿Podemos cambiar de tema?

No hizo falta que hablaran de nada porque llegó el profesor Pablo, con la típica sonrisa que contagiaba hasta a la persona más inexpresiva.

Las exposiciones dieron inicio con Ingrid, que habló acerca de la ansiedad, emoción que estuvo presente todo el tiempo en ella. Logró dominarla bien hasta que terminó. Se estuvo conteniendo tanto que inmediatamente terminaron los aplausos, salió corriendo del aula. Oyuky salió detrás de ella, seguido de Octavio y Ángel.

La escena los dejó a todos confundidos, incluido el profesor Pablo. Aún así, las exposiciones no se detuvieron, y fue el turno de Valeria, que habló acerca de la tanatología. Las ideas las expresó con mucha claridad, aunque su postura estuvo un poco rígida mientras estuvo frente al grupo. Con las manos en la espalda y la vista perdida en algún punto del fondo, dio una de las mejores exposiciones que Gibran había presenciado.

El grupo aplaudió con energía. Valeria se sentó con su grupo de amigas, con una sonrisa de triunfo en el rostro. Tiempo después llegó Octavio, susurrando algo en el oído al profesor Pablo. Lo que le había compartido había sido la situación de Ingrid.

La ansiedad le había provocado malestar estomacal y había salido corriendo al baño por las inmensas ganas de vomitar que le dieron en cuanto la exposición culminó. El profesor, considerado, le pidió que le avisara que podía tomarse el resto de la clase si lo necesitaba y le deseo una pronta recuperación.

Gibran se giró para ver a Xanath, justo en el momento en el que ponía los ojos en blanco y repetía con gestos exagerados lo que había sucedido con Ingrid. Laila se rio con fuerza, y seguramente después continuaron las burlas, pero decidió ignorarlas.

En cuanto llegó Oyuky, se percató que llevaba media cara pintada como una catrina. La exposición que seguía era la de ella, pero no lo haría sola. Jonathan, amigo también de su círculo, y Alejandro se situaron a su lado, como unos escoltas.

El tema central era la celebración de Día de muertos: de cuándo databan los primeros registros de la celebración hasta su evolución a lo largo del tiempo.

Gibran era lo poco que recordaba sobre la exposición. La mayor parte no estuvo viendo ni a Oyuky ni a Jonathan mientras exponían. Solo tenía ojos para Alejandro, pero él no se percataba de eso.




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