Leave Me Lonely

CAPÍTULO 29

Cuando terminó la videollamada Gibran no dejaba de darle de vueltas a la noticia. “Mairim y Alejandro terminaron hace una semana.”

La curiosidad lo consumió y se metió inmediatamente a Facebook a revisar sus perfiles. Ninguno de los dos tenía fotografías juntos y habían eliminado la relación en la red social. Se había exiliado tanto del mundo aquellos últimos días que no lo había notado.

Dejó el celular a un lado, con la pantalla viendo hacia el techo y el perfil de Alejandro abierto. Su corazón comenzó a palpitar aceleradamente.

Eduardo y Mairim. Claro que había notado las miradas que ella le dirigía cada vez que pasaba a su lado. Lo nerviosa que se ponía cada vez que lo tenía cerca, los coqueteos, aunque intentaban ser discretos, eran muy obvios para ojos tan observadores como los de Gibran, y Alejandro no se daba cuenta de nada.

¿Se trataba de una buena noticia? Claro que le hacía feliz que hubiera terminado con Mairim, pero eso tampoco significaba nada. ¿Prefería que Alejandro se quedara soltero? Era evidente que jamás llegaría a tener algo con él. Era heterosexual, y los heterosexuales se fijan en mujeres. Gibran no entraba en esa categoría, por lo que estaba fuera del radar de intereses de Alejandro.

Aún así, no pudo evitar la chispa de esperanza que empezó a nacer desde lo profundo de su ser. Una llama que creía consumida volvió a tomar fuerza, trayendo consigo los sentimientos que había enterrado también.

Agarró con fuerza la sobrecama. Las últimas semanas habían consumido completamente su tiempo que no le habían dejado lugar a pensar en otra cosa que no fuera el estudio, pero ahora que tenía la mente libre sus anteriores preocupaciones volvieron a tomar lugar en su mente.

Alejandro no se figaría jamás en él y tenía que desechar esa idea cuanto antes.

Pero recordó lo que Tulipana vio aquel día que salieron juntos: “Noté algo en él, en sus expresiones, en su manera de desenvolverse y ser contigo. Es una forma de ser que no veo que tengan las amistades entre hombres. Creo que le gustas.” Aquella parte de la conversación que sostuvo con Tulipana después de que Alejandro se retiró de la plaza empezó a retumbar en su interior. No importara que se tapara los oídos en un intento desesperado por dejar de escucharlas: las palabras seguían ahí, taladrando su mente y alimentando una esperanza muerta.

Pero ¿y si sí gustaba de él?

¿Y si sí tenía una oportunidad con Alejandro?




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