Leave Me Lonely

CAPÍTULO 47

El ciclo escolar estaba cerca de culminar y eso también significaba que pronto tendría que decir adiós al bachillerato y a todas las personas que había conocido.

Todos tomarían rumbos distintos: algunos elegirían alguna carrera cuya sede se encontrase en alguna de las facultades dentro de Ciudad Universitaria o en alguna Facultad de Estudios Superiores, mejor conocidas como FES.

Gibran tenía el tiempo encima y pronto tendría que llenar el formato del pase reglamentado. Aún no sabía que carrera elegir, pero aún no estaba seguro porque necesitaba saber el promedio de ese último año para considerar todas las opciones que quedaban dentro y fuera de sus posibilidades.

Química Farmacéutico Biológica, Medicina y Psicología estaban descartadas: ni un milagro le permitiría obtener el promedio que necesitaba para cursar la carrera dentro de CU. Dentro de la nueva lista se encontraba Odontología: no le desagradaba la idea del todo y tampoco le hubiera molestado estudiar eso. Su hermana Cintia era Odontóloga y pensó que le podría ayudar y resolver sus dudas. Además, pertenecía al área de la salud y mientras estuviera en área 2 cualquier cosa hubiera estado bien. Enfermería era otra opción: no sería médico, pero si estaría muy involucrado en hospitales y se relacionaría con médicos de los que podría aprender más. Iría a brigadas de vacunación y probablemente a campañas informativas de salud.

También considero carreras que no fueran de área 2 por sugerencia de sus padres: el Derecho no le gustaba, aunque consideraba que era importante conocer los derechos que cada uno tenía por el simple hecho de ser humanos. La idea de él vistiendo traje y maletín y yendo a clases así no le gustaba mucho.

Contaduría era otra opción, aunque lo suyo no eran los números: el último año de matemáticas fue de los más pesados que haya tenido jamás. Nunca se la habían dado, pero el profesor exentaba la materia con 9 y necesitaba sacar en el último semestre 10 para rosar la calificación y ver la posibilidad de que el profesor se apiadara de él para subirle calificación.

Ni en sus mejores sueños eso iba a ocurrir, por lo que se hizo a la idea de que tendría que presentar examen final.

Tenía cuatro opciones que no lo convencían del todo. Necesitaba meditarlo más. No era cualquier decisión: de eso trabajaría por el resto de su vida, a menos que buscara empleos no relacionados con su profesión, que también era opción.

Al ser los últimos meses de clases también las presiones aumentaron: las evaluaciones finales estaban cerca. Ya habían presentado algunos exámenes, pero aún no estaban completamente evaluados. En física calificarían con un proyecto grupal, así que la calificación de ese trimestre dependía del trabajo en equipo y la organización que tuvieran.

La clase de morfología se había vuelto aburrida. Los alumnos eran quienes exponían algunos temas. A veces quedaban claros, pero otras veces no. A Monse, Vianney, una compañera de clase de nombre Ximena y Gibran les tocó el tema de sistema circulatorio y sistema linfático. Gibran tuvo la mala suerte de exponer el segundo tema solo, recibiendo apoyo moral de sus compañeras desde sus asientos. Se pudieron haber repartido el tema para que todos expusieran, pero no sabía por qué no había sido así. A pesar del estrés y de haberlo hecho solo, el profesor estuvo muy satisfecho con la exposición.

Química orgánica estaba siendo una tortura: la profesora Gregoria arruinaba la buena imagen de la química que le había dejado Yépez y era una de las clases con las que menos ganas asistía, pero entraba porque necesitaba exentar para salvarse de un final más.

Biología era un caso perdido: César era el cerebro de la clase por haber entrado a las Olimpiadas de Biología. Estudió todos los temas de principio a fin por su cuenta y por recomendaciones bibliográficas de la profesora (pues era su tutora) y aunque no pasó a la final sí le dejó conocimientos que le ayudaron a salvar la materia. El resto del grupo eran simples mortales condenados a presentar examen final. Los exámenes de la profesora incluían cosas que nunca enseñaba y muchas veces los calificaba mal, pero cuando se intentaban hacer correcciones ella se negaba con el argumento de que estaba bien evaluado cuando no era así. César se encargaría de hacer el examen del tercer parcial y no sabían en qué momento pasó a ser un adjunto de la materia.

— Tendré piedad de ustedes — de nada servía que él fuera piadoso cuando la profesora era una bruja.

Literatura Iberoamericana con Mario era un caso particular. Se notaba que era su primera vez como profesor y no sabía llevar el control del grupo. Cuando colapsaba hacía berrinches, pero la gota que derramó el vaso fue el día que un equipo que tenía que exponer no llevó su presentación, por lo que no hubo clase.

— Estudien el tema. La siguiente clase tienen examen — y se retiró, indignado.

No entendían por qué la sanción era para todos, por lo que Gibran tuvo que abogar con el profesor para rescatarlos del castigo.

Lo detuvo cerca del edificio de Ciencias he intentó hacerlo recapacitar sobre la decisión que había tomado.

— Es injusto que haya castigado a todo el grupo cuando el error lo cometieron un par de personas. Me parece más razonable que el castigo sea para quienes no cumplieron con sus obligaciones, perdiendo el porcentaje que vale la actividad de la evaluación.

— ¿Y te parece justo que me hagan perder el tiempo de mi clase y nos retrasemos en los temas? Son un grupo y por lo tanto el castigo debería ser por el igual, ¿o no? — Cuando el profesor estaba a solas con Gibran se comportaba muy diferente y eso le hacía sentir incómodo.




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