El entrenador nos citó en las canchas después de clases para una junta de emergencia.
La voz se corrió esta mañana por toda la escuela, cuando los integrantes del equipo atendían a sus clases como todos los demás. Pero nadie está seguro de lo que el entrenador quiere platicar con nosotros.
Me encuentro en vestidores, rodeado del resto de mis compañeros mientras conversan entre sí y ríen de bromas a las que no presto atención.
Una suposición viene a mi mente mientras reviso mi celular. Las inscripciones para los torneos nacionales de deportes se acercan, lo que significa que todos los colegios del país se encuentran haciendo los preparativos necesarios para enviar a sus jóvenes estrella a competir por una medalla. Esta clase de torneos son muy importantes en Hopeville, un emblema o algo por el estilo. Las escuelas más prestigiosas se han llevado el reconocimiento más alto gracias a los deportistas más sobresalientes.
Este año, la mesa directiva decidió expandir sus horizontes y agregar otras disciplinas. Antes solo tomaban en cuenta al fútbol, básquetbol, gimnasia, tenis y hockey. Por esa razón, el entrenador se mostró muy interesado en formar al menos dos equipos extra que tuvieran la posibilidad de competir y así ampliar las posibilidades para que Antoine Revelles se lleve más de un premio.
Es interesante cómo el reconocimiento recae en las instituciones y no en los deportistas per se.
Me dirijo hacia las canchas de básquetbol cuando veo que se acerca la hora de reunión. Al pisar el patio, siento que alguien recae con fuerza en mis hombros. Es Edward, nuestro capitán. Sonríe de oreja a oreja y yo no logro entender la razón, pero se ve bastante animado.
—Noah Yoon —Saluda mientras me rodea con su brazo de manera amistosa—. Quería proponerte algo desde la última junta con el entrenador, pero lo fui aplazando y la verdad no sé ni por qué.
—No tengo idea de qué podría ser —respondo en voz baja. Su acercamiento me incomoda, pero retengo las ganas de quitármelo de encima.
—Con los chicos estuvimos conversando. Con quienes tengo un poco más de confianza, quiero decir —aclara volteando su cabeza para verme con más facilidad—. Lo sometimos a votación y concluimos que serías un perfecto co-líder.
—¿Qué? —inquiero, completamente confundido. Trato de procesar la información y entender cómo tomaron esa decisión. ¿Existen los co-líderes en los equipos de basquetbol?
—Como lo oyes —Dice y me da un apretón en el brazo—. Los chicos así lo quieren y yo siempre escucho a mi equipo.
Frunzo el entrecejo. Intento no ser muy obvio con mi desconcierto, pero creo que es imposible. Sobre todo porque la parte de los chicos así lo quieren no me termina de cerrar.
—¿Y en qué basaron su elección? —pregunto, intrigado.
—¿Cómo que en qué, Yoon? ¿No te has dado cuenta? ¡Eres muy popular entre las chicas!
Me rasco el cuello porque comienza a picarme de repente. La verdad es que intento no pensar mucho en eso, pero es difícil. Las cartas siguen llegando y mis seguidores en Instagram aumentan cada día más, lo cual no entiendo porque no suelo publicar nada ahí. Pero creo que ser popular entre las chicas no debería ser motivo para colocarme en un puesto tan importante. Se necesitan tomar en cuenta habilidades reales: guiar, inspirar, comunicar, motivar, pensar estratégicamente y cosas así. ¿Cómo voy a saberlo si nunca he sido un líder?
Quiero reírme; sin embargo, me detengo al ver que Edward habla en serio. Muy en serio.
—Considéralo —Me pide, convencido de que es una buena decisión—. Creo que podríamos hacer un gran trabajo juntos. Tienes mucho potencial.
La conversación termina y él se aleja de mí para ir con sus dos mejores amigos, quienes lo reciben entusiasmados.
Antes de entrar a las canchas, miro mi reflejo en el charco de agua que hay en el patio del colegio. Seguramente los intendentes regaron el pasto esta mañana.
Yo no veo nada extraordinario. Admito que luzco mejor que antes, y que comienzo a acostumbrarme a esta nueva versión. El mérito lo tiene completamente Kai, claro. Pero sigo sin comprender lo que las personas ven ahora y por qué no era notable antes del verano.
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—¿Me estás diciendo que Noah fue parte del equipo de basquetbol desde el primer año? —escucho a dos chicas conversar en el comedor. Kai y yo estamos tomando agua de los bebederos. En realidad él es quien lo hace, yo solo aguardo a que termine. Odio la idea de compartir aditamentos con otras personas, me parece desagradable y antihigiénico.
—¡Te lo juro! Es el mismo chico que solía peinarse con plastas de gel y llevar puestos esos pants oversize que parecían, más bien, pijamas.
—Pues está irreconocible. ¡Y guapísimo!
—Pants oversize que parecían pijamas —Kai se burla y seca sus labios con ayuda de la manga de su chamarra—. Te lo dije, Yoon. Necesitabas acabar con ese estilo tan extraño. Mira, ahora las chicas te adoran.
—Estoy cansado de oírte repetir lo mismo una y otra vez.
—Deberías abrirte a las posibilidades —Él me sugiere, colgándose una de las correas de su mochila en el hombro—. Isabella no es la única chica atractiva en esta escuela.