Legacy "Editando"

Capitulo : 22 "El regreso"

Narra Alaska

Enojo, rabia, dolor, pena, y mucho asco, son los sentimientos en mi interior. Meses viéndome la cara ella y Dean años, para ser exactos desde que nací.

¿Para qué? Para que duela más de grande, que siendo una simple niña.

Sus llamas son más recurrente cada segundo,  es sospechoso. No es noche buena, me encuentro en el apartamento de Hesses, me quiso traer, por el simple hecho, que no quiere dejarme sola, en una de las fechas importante, del mes, en una fecha familiar, festiva y de felicidad. Sus hermanas se encuentran en la casa de su tío con sus hermanos.

Solo tengo odio en mí, dolor y pena.

—Sabes, que en algún momento debes atender —La voz de Hesses no me desconcentro, me hizo sentir más segura.

—Y sabes, que si los atiendo los enviare a Groenlandia — dije mientras tome el control de la tv y busque a mi pobre angelito.

—Dime que no lo aras nuevamente

Mi mirada se dirigió a él y eleve rápidamente mis cejas

—Eso no se pregunta.

Si, ya había atendido a Dean y lo mande a dios sabe dónde. Su explicación de todo fue, es por tu bien.

¿Qué es por nuestro bien?

Las mentiras, las traiciones, y la lista continúan. Que tienen en su cabeza para decir eso.

Nadie sabe eso, y nadie lo sabrá.

—Es noche buena, por lo menos envíale un texto diciéndole feliz noche buena impostor.

—No se lo merece, después de vestidos años de mentiras.

Negó suavemente su rostro, tomo el centro de mis manos, arrebatándomelo, en el mismo movimiento, rápido y ligero, subió sobre mí, dejando el control en el suelo de la sala.

Nuestras respiraciones se comenzaron a unir en una sola y demasiado agita e intensa.

—Te hare pasar una víspera de navidad inigualable Alaska. — dijo Hesses

Sus palabras tiene el suficiente control en mí, como para que me deje llevar por sus besos.

Quien dijo que alguna vez, en mi vida mi cuerpo y mi mente fallen en su funcionamiento común, ante la atención de un cuerpo humano y sus palabras.

Es increíble como sus besos me hacen sentir que todo mejorara, que sus carisias me hagan sentir deseada y única.

Los besos van aumentando en cada respiración, mis manos una se encarga de tocar suavemente su cabello y la otra de recorrer cada parte del mismo, sus manos por su lado una me toma fuerte de la cintura, no tan fuerte para sentir dolor, pero si para que lo sienta.

—Eres la luz en este desastre, la magia cuando todos no creen, eres la reina de todo

Mis ojos rápidamente se cristalizaron al oír esas palabras de parte de Hesses

—Sin ti, y tú habilidad de hacerme sentir segura, no estaría aquí, era por lo que lucho. —respondí sinceramente

—Gracias por aparecer en el momento indicado, a pesar de que ella te mando en ese momento apropósito.

—Gracias por no rendirte.

***

Feliz navidad y próspero año nuevo

Esas palabras son las únicas en escucharse en este preciso momento, pues obviamente es la mañana de navidad.

No nevó como en las películas, pero hace demasiado frio.

Nos encontramos con Hesses caminando hacia la casa de su tío, en la cual está toda su familia. Excepto claramente Azael.

Nuestro pasos van en un zigzagueó sin parar, hace más entretenido el camino, a pesar de ser tres calle las cuales debemos caminar, por eso la decisión de caminar, era más rápido que sacar coche de la cochera del apartamento.

Hesses llamo a la puerta del hogar de su tío, los cuales gracias a los dioses me llevo bien, no es que no me lleve bien con cero personas, pero soy poco de caerle bien a la gente.

—Por fin, el tío nos prohibió abrir los regalos sin su presencia —La voz de Caraz se hizo presente al abrir la puerta de la entra.

—Hola Caraz, ¿Cómo estas Hesses y Alaska? —respondió Hesses

—Valeeeee, entren y feliz navidad bella Alaska

—Chamuyaro como tu hermano Caraz, feliz navidad —dije mientras entramos a la casa, me quite las capas de abrigos.

Camino hacia el interior de la sala con Hesses de la mano.

***

La familia de Hesses, me hace sentir como si no estuviera en guerra con todo el mundo, no estuviese enojada con mi padre.

Ellos tienen el poder de crear esa sensación en mí.

— ¿Cómo estás? —Pregunta Hanna

Se coloca en el asiento a mi lado

—Podría decirse que en lo que llevan estas horas increíble, no me preguntes más allá de estas horas —Respondí suavemente

—Te daré un consejo —Extendió una taza con café hacia mí la cual acepte —Los padres comentemos tantos errores, que vivimos con el miedo de que jamás nos perdonen por las atrocidades, siempre vivimos con el miedo.




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