Isabella había ido a dejar los documentos y se encargó de distribuirlos con los asesores, después de finalizar, y sin saber qué hacer, volvió al segundo nivel, se quedó en el pasillo, revisó su móvil y al ver que no tenía mensajes de Brett, decidió escribirle preguntando que hacía.
Pretendía dejar el chat, cuando vio el mensaje de Chantal, quien le decía que esperaba que estuviera cumpliendo con su deber y no perdiendo el tiempo, le recordó el acuerdo que tenían.
Isabella se sintió presionada, y sin saber qué hacer, sin una excusa válida para irrumpir en la oficina de Maximiliano, se apoyó de espalda contra la pared
Maximiliano, quien no conseguía concentrarse, decidió salir, dándose cuenta de la presencia de Isabella, extrañado se acercó a ella, quien tenía su rostro cubierto con sus manos.
—¿Qué haces ahí, te encuentras bien?
—Hola, sí, sí, lo siento, ¿me necesitas?
—No, no te necesito, ¿qué sucede?
—Nada especial, es solo que no imaginé que esto sería tan complicado —dijo refiriéndose al plan—, honestamente no sé qué hacer para que funcione.
—¿A qué te refieres, Isabella?
Ella se acomodó y se las ingenió.
—Quiero hacer mi trabajo bien, pero eres muy complicado, pareces no confiar en mí y no sé qué hice para que sea de ese modo, solo quiero hacer mi trabajo, parece que te agrado, pero otras veces parece que no, Maximiliano, solo quiero trabajar.
Se quedó mirándola fijamente y al no tener más que simples dudas, decidió darle un voto de confianza, pensó que después de todo solo era su empleada a la que no le diría nada que pudiera usar en su contra, si sus sospechas resultaban ciertas, aunque lo veía carente de lógica pensar que ella estuviera aliada con Chantal.
—Ven, hay algo que puedes hacer.
—Ok —dijo y sonrió.
Isabella lo siguió, él empezó a explicarle el modo de clasificar unos documentos, ella empezó a poner en práctica su plan, a mirarlo coqueta. Al finalizar con su explicación, él volvió a su puesto y ella se dispuso a realizar su tarea.
Las miradas y sonrisas no faltaron, ella se acercó al finalizar para preguntar si deseaba que organizara todos los documentos o si limpiaba, él asintió.
Las horas pasaban e Isabella fingía un interés al que Maximiliano comenzó a no mostrarse indiferente.
Así se habían pasado todo el resto de la tarde, Maximiliano había decidido quedarse hasta tarde e Isabella hizo lo mismo, avisó a Brett, quien no puso problemas, él tenía otros planes, Chantal había dejado un mensaje a Isabella recordándole su propósito, Brett la había recogido para llevarla a su apartamento y esta le pidió tomarse una copa, aunque no le interesaba como hombre decidió ofrecerle placer para tenerlo de su lado.
Mientras su novio le era infiel una vez más, Isabella miraba a Maximiliano devolviéndole las sonrisas, creyendo que estaba fingiendo bien, sin notificarse que aquello estaba siendo su propia trampa.
Le gustaba el modo en que la miraba y lo amable que a pesar de su aparente desconfianza se mostraba con ella.
Al finalizar y mentir sobre no tener quien la recogiera, Maximiliano se ofreció a esperar con ella un taxi y cancelar el mismo.
Isabella había estado pensativa todo el trayecto, había echado un par de ojeadas al cheque y su valor, pensó en los planes de Brett y se convenció de que estaría bien, del mismo modo lo estaba Maximiliano, estaba recogiendo para marcharse y encontró una nota de Isabella.
“Cuando sonríes eres capaz de iluminar planetas”
Negó con la cabeza y no pudo evitar sonreír, se llevó con él la nota. Isabella había llegado a su piso, decidió, después de asegurarse de que Brett no estaba, ducharse.
Se metió a la cama y miraba su teléfono, se sentía tentada a escribirle a Maximiliano y lo hizo, obteniendo una respuesta de inmediato, fingió querer agradecerle, sin embargo, la conversación se tornó interesante cuando él le agradeció la nota, Isabella empezó a esperar con ansiedad sus respuestas y a sonreír por las mismas.
Se habían despedido y confiada de que conseguiría el objetivo, decidió dormir.
—Ya vete, sabes qué podemos pasarla muy bien juntos, has estado bastante bien —dijo Chantal sin fingir—. Me ha gustado tu desempeño.
Sé había acercado para acariciarle el cabello, dejando su ego elevado. Le dio un beso errante y procedió a marcharse con las recomendaciones de la mujer.
Dichosa de sus planes y sin arrepentirse de haberse entregado al hombre, quien terminó ofreciendo más placer que Brad, se metió a su jacuzzi.
Isabella no había podido dormirse, esperaba a Brett.
—Hola, ¿oye donde estabas? Me tenías preocupada.
—Con la jefa —evitó el beso que quiso darle—. Es una mujer muy ocupada, me tuvo de un lado a otro, iré a ducharme, cuéntame cómo estuvo todo, ¿avanzaste?
Isabella se sentó al borde de la cama y suspiró.
—Supongo que bien, creo que le intereso.
—Eso es perfecto para el plan Isa, eres una mujer hermosa, vas a conseguirlo. Te amo Isabella.
—Yo también te amo, Brett.
Se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos, empezó a pensar en Maximiliano. Brett se acercó y subió sobre ella sin usar su peso.
Empezó a besarla, Isabella se sintió incómoda y se negó al encuentro.
—Déjame ver el cheque —pidió restando importancia al rechazo.
Isabella se lo dio, el hombre empezó a hacer planes, quedaron de buscar un lugar para comprar, haciendo planes se habían metido a la cama.
Maximiliano seguía despierto, revisando los modelos de sus próximas adquisiciones, luchando contra la importancia que le estaba dando a Isabella.
Cogió la nota y sonrió, se puso de pies y caminó a su habitación.
«Ok, Leonid tiene razón, estoy muy a la defensiva con el asunto de Chantal, no está mal darte un voto de confianza»
Se quitó la camisa y con la imagen de la mujer se metió a la cama.