Brett no le dio importancia y continuó escuchando a medias los planes de Chantal. Quien tenía puesta su seguridad en los avances que Isabella le mencionaba.
Sin siquiera imaginar que no solo empezaba a cuestionarse sobre los planes, sino también en lo que el hombre le estaba haciendo sentir.
Chantal decidió compartir su cama con Brett, del mismo modo en que lo hacía Maximiliano con Isabella, quienes con el paso de las horas, continuaban durmiendo.
Isabella se despertó y se descubrió aún arropada por el fuerte y venoso brazo del hombre.
Estaba un poco oscuro, pero podía ver su rostro, mordió sus labios al recorrer su cuerpo desnudo.
Isabella logró salir de su abrazo y cama sin despertarlo. Recogió silenciosamente sus cosas y preocupada, llamó a su amiga Laura.
Isabella logró darle la dirección a su amiga y decidió salir a esperarla, con los zapatos en las manos y con frío, caminaba de un lado a otro a las afueras de la casa.
—Isa amiga, oye, ¿por qué estás aquí y en estas condiciones? Ay, no, no me digas, yo lo mato, ¿ese idiota te dejó votada?
—Laura… Laura amiga cálmate, no estoy con Brett, sabe que estoy aquí, pero no estoy con él, vámonos por favor, te contaré en el camino.
Se acercó y la abrazó.
—¿Te hicieron daño? Isabella dime que estás bien.
—Sí, por favor, vámonos —le sujetó la mano y la condujo al auto.
Se subieron y mientras conducía, Laura observaba el comportamiento confuso de su amiga.
—¿Cuándo vas a contarme qué sucedió? ¿Qué era ese lugar?
—Te contaré en casa, conduce, son las tres de la madrugada.
—Ok, me tienes preocupada.
Habían permanecido en silencio, al llegar dejaron el auto e ingresaron al piso de Laura.
Isabella empezó a caminar de un lado a otro, pasaba sus manos por su cabello, murmuraba, se reprochaba a sí misma.
—¿Vas a decirme que es lo que te tiene actuando así? Isabella no me digas que te drogaste con Brett.
—No, no, por supuesto que no, Laura me acosté con otro hombre, le fui infiel a Brett.
—Esas sí que son buenas noticias —agregó Laura con cierto grado de emoción—. ¿Quién era? ¿Te gustó? ¿Volverás a verlo?
—No, no, esto no está bien, se suponía que lo amaba, que amaba a Brett, ¿por qué me estoy sintiendo así?
—Es cargo de conciencia, nena, no te preocupes, solo no le digas nada a Brett, no es un santo y seguro que no volverás a ver al tipo, no está tan mal, no te lamentes tanto.
—No, no lo entiendes, está muy mal, Laura me gustó, me gustó mucho estar con él —se sentó y dejó caer su cabeza entre sus manos.
—Vaya, eso sí que es bueno escucharlo, ¿crees que quiera verte de nuevo?
Ella levantó el rostro.
—Laura han pasado muchas cosas, he cometido algunos errores y este es uno de ellos, es mi jefe, me acosté con mi jefe y Dios, solo lo conozco hace dos meses y un par de semanas y… me gusta, Laura me encanta como me hace sentir, como me trata, como me mira… como me hizo el amor, Laura nunca había tenido un orgasmo y eso cambió anoche, me gusta mucho mi jefe Laura.
—Oye, pero si eso es maravilloso, significa que puedes mandar a volar a Brett, Dios no sabes cuánto me alegro de que te fijes en alguien más, Brett no te merece, es un obsesivo, no me agrada, podría ser un sicópata.
—Me siento muy culpable Laura, no debí ser infiel y mucho menos con… — Isabella recordó los planes y su desespero aumentó—. No sé qué hacer Laura, ¿qué voy a hacer?
—Es tu jefe y sabes dónde vive, ¿crees que sea mutuo el sentimiento?
—Me pidió ser su novia, pero…
Emocionada, Laura la abrazó, le hizo conocer, lo mucho que le agradaba lo que escuchaba.
—Mírame, eso es perfecto, Isabella, sabes lo que pienso de Brett, no me agrada, no confío en él, seguro estarás mucho mejor con tu jefe, por el lugar en que te recogí, seguro tiene dinero, ¿en qué estás trabajando Isa? ¿Cómo es tu jefe?
—Maximiliano Smirnov Marchetti, es mi jefe, el hombre con el que dormí.
Laura se puso de pies al reconocer el nombre, buscó su móvil para descartar la posibilidad.
—¿Me estás hablando de este…? —enseñó la foto y dejó escapar un grito cuando Isabella asintió—. No, no, no te lo puedo creer, estás saliendo con Maximiliano, ¿con este Maximiliano?
Isabella asintió y Laura, emocionada, la abrazó de nuevo.
—No lo pienses, deja a Brett, qué suerte tienes amiga, si te pidió ser su novia acéptalo, ya ves que ninguna ha podido atraparlo, después de lo que le hizo la perversa de su ex.
—¿De qué hablas? Laura Maximiliano es un mal hombre, lastimó a Chantal —dijo recordando lo dicho por la mujer.
—No, por supuesto que no, ella fue la malvada en la relación, mira, lee y entérate, honestamente no sé en qué mundo vives, aunque con un novio como Brett no es de extrañar.
Isabella empezó a leer y soltó el móvil llevando sus manos a su boca.
—Ay, no, no, no puede ser, ¿qué he hecho?
Sus manos empezaron a temblar.
—Laura… Laura yo …
—Cálmate, ¿Isa tú qué?
El aire empezó a faltarle, Laura se retiró por agua, se la dio y le ayudó a tranquilizarse.
Laura le pidió contarle, Isabella procedió hacerlo sin omitir detalles.
—¿Qué voy a hacer? Me mintió, me está usando, pero no comprendo su propósito, Laura, ¿qué hago? Creo que debería desaparecer, sí, sí, eso haré.
—No seas tonta Isabella, es una mujer ambiciosa, es seguro que se trate de eso, ¿cómo pudiste aceptar algo así? Ah, claro, no lo digas, Brett te aconsejó.
Avergonzada y angustiada, Isabella asintió.
—Dile la verdad a Maximiliano, pueda que te perdone y se quede contigo.
—Dudo que lo haga; sin embargo, le diré la verdad, es lo mejor que puedo hacer.
Laura se quedó observándola extrañada.
—No me mires así, por favor, sé que fue estúpido lo que hice, pero…
—Pero nada, ¿cómo fuiste capaz de hacer algo así? Isabella te desconozco.
—Era dinero fácil y… ella me dijo que era malo, Laura, creí que no estaba mal si era un mal hombre.