Lesam. Los Robinsons

2. Los Monstruos de Añil

David cruzó el portal que unía el almacén con el ministerio, apareciendo directamente en la zona de los calabozos. Donde se fue al mostrador para informar y ver que todo estuviese bien.

– ¡Diaz! – David torció por el pasillo y se fue directo al mostrador –. Dime que los has… – Se paró de golpe al ver a Patrick, otro novato más –. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No se supone que no es trabajo para alguien de tú rango?

– Yo también lo creía, pero me han asignado a este puesto – respondió él.

– Has metido a Frederick, Maldi y Ricardo en las celdas de categoría uno, ¿no?

– Exacto – afirmó el chico.

– No creo que tengamos espacio para todos los demás, así que es probable que haya que enviar a gente a otros lados, advertido quedas – comentó David y al instante se giró para dirigirse a las oficinas. Ya que iba a ir directamente a por Robinson a pedir explicaciones.

En cuanto accedió a las oficinas, todos le empezaron a aplaudir ya a elogiar por lo que había hecho. Ya que nunca antes nadie hacia capturado a tres objetivos públicos con un rango tan bajo como l de él. Así que avergonzado por la situación, pasó por delante de cada uno de ellos con una sonrisa y dando las gracias de vez en cuando. Llegando por fin a su mini despacho que él poseía gracia a que era oficial de rango 0, una categoría creada específicamente para él.

– Todos son novatos… No hay ningún superior… Qué raro… – Salió del despacho tal como entró y recorrió varios pasillos hasta llegar al despacho de Robinson, encontrándoselo vacío, por lo que volvió a su despacho inmediatamente–. ¿Y los superiores? – Preguntó a un compañero con el que se cruzó.

– No lo sé, pero nos han dado a cada uno de nosotros unos cargos y objetivos que nunca antes habíamos tenido… – Respondió el chico.

– Pero en algún sitio deben de estar, no pueden dejar el ministerio vacío…

– Al parecer es algo global – soltó el chico de repente.

– ¿Cómo? – Se sorprendió David.

– Tengo a un hermano en la India que me ha comentado que durante estos días, todos los novatos serán oficiales – explicó.

– ¿Estos días? ¿Cuántos días? – Quiso saber David.

– No lo sé… – Admitió el chico.

– ¿Puedes preguntárselo?

– Sí, claro – asintió –. Te informaré en cuanto me lo diga.

– Gracias… – David reanudó su caminata y regresó a su despacho con una incertidumbre total. Aunque antes de poder darle más vueltas al asunto, miró su móvil y leyó el audio que le había dejado Emily. Dónde le explicaba el desenlace final que había con el incidente de un cliente. Así que tras responderla contándola que había atrapado a tres objetivos mayores, regresó a su mesa para crear el informe de lo ocurrido. Encontrándose con que tenía una carta de Robinson en el escritorio –. ¿Por qué no me habré fijado antes? – Se sentó y la leyó.

“Hola, David.

Los superiores del ministerio estaremos ausente durante un par de días por la misa mágica de la década. Por lo que, como eres el que mayor rango tiene, serás el encargado de vigilar todo durante este tiempo. Así que te deseo mucha suerte y confió plenamente en ti.

Robinson”.

– ¡Genial! – Masculló él –. No tengo otra cosa que hacer que tener el cargo del ministerio – hizo una bola de papel con la carta y lo tiró a la papelera –. Misa mágica de la década, ¿a quién se…

– Señor – la chica de tez negra de antes entró en su despacho sin llamar a la puerta.

– ¿Tú eres la de antes, no? – La reconoció al instante.

– Solo venía para preguntarle si requería de mi informe, señor – comentó ella.

– Sí, claro – asintió sin dudarlo, ya que sabía por experiencia, que cuanta más información hubiese, más fácil era todo –. Y por favor, no me llames señor.

– Perdón, es que como eres el de mayor rango… Pensé que…

– ¿Cómo te llamas? – La interrumpió.

– Valeria, señor. Digo… David – rectificó ella.

– Tu habilidad es bastante buena – reconoció él –. Aunque lo que has hecho ha estado mal… Has puesto tu vida en riesgo sin antes analizar la situación.

– Lo siento, a veces me pueden los nervios… – Asintió y se marchó del despacho sin decir nada.

A David no le sorprendió en absoluto aquel comportamiento, ya que él hubiese hecho lo mismo. Por lo que se dispuso a hacer el informe.

– Director por dos días, ¿qué puede salir mal? – Susurró.

La idea le aprecia bastante agradable al final, ya que podría hacer cualquier cosa. Así que realizó su informe de manera rápida para poder probar su superioridad. Aunque no le dio tiempo a llevar los papeles, cuando ocurrió lo peor, y es que la alarma empezó a sonar por primera vez en lo que llevaba en el ministerio.

– ¿Qué? – Se sorprendió él –. Eso es en caso de… – Regresó corriendo a las oficinas para buscar una explicación.

– ¡Están atacando varios puntos de Europa! – Soltó un chico que llegó corriendo a su posición.




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