Los meses habían pasado desde aquel día en que decidí alejarme de ella.
Lo hice simplemente para dejarla tranquila, para evitarle más problemas.
Ya no quería seguir jugando conmigo mismo, viendo cómo Luciano—envuelto en su aura de gran señor—la conquistaba.
Aunque me dolía…
y no podía pasar un solo día sin pensar en ella,
esperaba que le fuera bien.
Aunque, sinceramente, no lo creía.
Caminaba pensando:
“¿Por qué él? ¿Y no yo?”
En ese momento lo vi.
“Vaya suerte la mía...”
Parece que el maldito no va a desaparecer de mi vida jamás.
Bajaba muy bien acompañado del departamento de su ex,
del brazo con ella,
con esa sonrisa de “gané el oro”, no sé…
Lo observé, fastidiado.
Pensé en seguir mi camino,
pero no pude.
Simplemente… me apoyé en una pared
a esperar que apareciera frente a mí.
Ya fuera para hablar con él,
o para golpearlo hasta no dar más.
Solo quería que entendiera que Brisa no estaba sola,
y que yo iba a estar ahí
cuando él lo destruyera todo.
Apareció frente a mí,
con esa risa idiota de “soy mejor que vos”.
—Ángel: ¿Todo bien?
Me acerqué a él.
—Ángel: La verdad que no —le dije, en tono grueso.
—Luciano: ¿Qué te pasó ahora? —respondió, como si fuera superior.
Lo tomé del hombro
y lo miré directo a los ojos.
—Ángel: No la dañes. Porque si veo una sola y minúscula lágrima derramada por vos… me vas a conocer.
—Luciano: ¿Perdón? —sonrió con superioridad burlona—. ¿Te referís a Brisa?
—Ángel: No te hagas el idiota.
—Luciano: ¿Qué pasó? ¿Que no te eligiera te afectó?
¿Nunca saliste de la zona de amistad? ¿Me culpas por eso?
La bronca me brotó desde adentro.
—Ángel: No te confundas, Luciano—Ella te escogió a vos por sobre mí, lo sé.
Pero también sé que me ama, me lo ha demostrado en cada segundo que he estado cerca de ella.
Cosa que vos no hiciste.
La ira le brotó.
Me tomó del cuello.
—Luciano: No te acerques a mi novia. No te lo voy a permitir.
—Ángel: ¿Qué no me vas a permitir?
¿Que la bese?
¿O que ella me bese… como ya lo ha hecho?—Mientras sacaba su mano de mi cuello—Sonreí.
Y desde las sombras, se acercó Edgardo.
— ¿Todo bien?
Sonreí con calma.
—Ángel: Sí. Le estaba comentando a Luciano que vamos a hacer fiesta el sábado en el camping.
Avísales a las chicas… o voy yo y las invito.
—Edgardo Hoy a la noche les digo. ¿Quieres venir?
—Ángel: No puedo. Ya quedé con los vagos para salir.
Si no, iría encantado.
Seguí mi camino,
conforme con la situación.
Al menos, le había advertido que cuando él lo arruinara todo…
yo iba a estar para juntar los pedazos y arreglar todo lo que él rompa porque sé, que así será, Bri no sabe quién es él, solo espero, lo arruine todo pronto, seguí mi camino hacia cualquier lado, me sentía satisfecho con lo ocurrido.
Narra Edgardo
—Edgardo ¿Todo bien? Vi que la cosa se estaba poniendo medio tensa entre ustedes. ¿Qué pasó?
—Luciano: Nada. Lo de siempre…
—Edgardo Mira, Luciano, te voy a decir algo que no te había dicho.
Entre Brisa y Ángel… pasó algo.
Los vi juntos.
Y sé que ella se confunde con él. Me lo ha dicho.
No quiero que tengas problemas.
Ni que te preocupes de más…
pero tampoco deberías descuidarte.
Ángel es lo bastante vivo como para sacarte del camino.
Ojo.
Editado: 04.10.2025