Letters to love (cartas hacia el amor)

resuelvelo!

—¿Recuerdas que te dije la última vez que vine?—pregunté mientras leía los precios de las salsas.

La única desventaja de vivir con Nathan es que nunca cocina precisamente porque no hace las compras, más bien no sabe hacerlas.

—Me dijiste que si no comenzaba a cocinar iba a terminar como un gringo gordo y lleno de grasa—dijo soltando un suspiro. —Pero para algo hago ejercicio.

—Eso que estos últimos días estuvimos sobreviviendo a base de desayuno del McDonald's, almuerzo de KFC y cena un pan con queso, voy a terminar vomitando.

—Y bueno, tú eras el que no quería salir de la casa... Así que técnicamente no es mi culpa—justificó mientras revisaba lo que estaba en el carrito. —En serio, ¿es necesario esto?—dijo tomando una bolsa con helado de vainilla con cereza.

—Es nuestro favorito, no sé de qué te quejas.

—Que está bien pinche caro y por eso no lo compro.

Ambos comenzamos a caminar al final del pasillo.

—Mira, ya te dije, lo vamos a dividir, es como un quid pro quo, yo te alimento y tú me dejas estar en tu casa, tan fácil y sencillo como eso...—De repente sentí que mi voz se apagaba—mierda...—di unos pasos atrás.

—¿Qué pasó? ¿¡Mi viejo anda por ahí!?—preguntó sorprendido "escondiéndose" tras la carretilla.

—Qué va a venir, tu viejo debe estar tirado bajo un puente, son Daniel y sus hermanos.

—Ve a saludarlo—dijo en broma—; vamos por atrás.—Dió la vuelta así viendo cómo el pasillo tenía un trabajador llenando estanterías y tres personas con sus carretillas obstruyendo el paso. — Estás muy salado, amigo.

—Es que si me ve, se me va a acercar súper normal y preguntar cómo porque estoy vuelto verga y yo no le voy a decir "estuve pensando en nosotros y que soy un completo idiota que confundió las cosas y si te ignoré por una suposición".

—Eso... No, sí, creo que yo tampoco quisiera escuchar eso —Nathan se detuvo a pensar—. Bueno, hagamos como que no lo vimos y pasemos al pasillo de limpieza, pagamos y nos vamos.

—Es mejor que verlo a la cara—dije poniéndome la capucha de mi abrigo—. Venir en pijama ahora no me parece bueno.

Ambos caminamos al frente actuando lo más normal como si no supiéramos que estaba ahí; aunque a lo lejos se escuchó un "grito".

—¡NATHAN, ALEJANDRO!

El grito fue ignorado por ambos chicos.

—No sé si es el mejor momento para decirte esto, pero recuerda lo que hablamos ayer y lo que acabas de mencionar. — Suspiré. —Sé que te sientes estúpido, pero tienes que decirle.

Ayer en la madrugada

—Sí idiota, solo era eso porque me importaría el horario o su skincare—colgó el teléfono. — Le pedí información qué tiene que ver su skincare con lo que le pedí.

—¿De qué hablas?—dije mordiendo una pieza de pollo.

—Hable con un amigo que da clases de matemáticas con Emilia, logro descubrir que ella gusta de Daniel desde inicios de año, aprovecho que su padre es amigo del director y que al parecer siempre pedía estar en las mismas clases que él, se conocen de años pero Daniel no pareciera que sean algo más que amigos—tomo un sorbo de soda—y...hablé con Javier.

—¿Hiciste qué?

—Cálmate...no hablé de ti

—¿De qué hablaron?

—Mi padre siempre me decía la misma frase "El dinero puede construir castillos, pero no lealtad"—comió un poco—por mucho que los hermanos se quieran Javier tiene una gran avaricia así que por un buen precio me contó todo lo que tenía que saber

—Deja el misterio y habla.

—Javier me contó que los sábados y domingos Daniel la ayuda con las tareas que él siempre termina estresado de intentar explicarle, ella no para de insinuarse pero para ellos dos es como una prima o hermana, dice que para este año ella cambió su actitud con Daniel repentinamente—se limpió con una servilleta—también me dijo que un jueves o viernes su papá los tuvo que llevar, él estaba muy enojado le pregunto por qué le dijo que Emilia no lo dejaba de molestar y se le volvió a insinuar pero ahora en el colegio tuve que tomarlo de broma porque había gente cerca.

—Dios...soy un idiota inmaduro

—Puede ser.

Presente

Alejandro suspiró pesadamente mientras seguía andando.

—¿Peleaste con ellos cariño?—preguntó la madre de Daniel.

—No... Creo un día apareció molesto, no me quiso hablar, entonces lo dejé pero igual pregunté a los demás. Su hermana me dijo que tenía que ver con Emilia, me contó una historia entre Emilia y Alejandro que salió horriblemente mal, pero sigo sin saber qué hice.

—O qué no hiciste—molesto David a Daniel.

—No molestes a tu hermano— Comenzó a revisar las fechas de productos—los tres tuvieron su época de enamoramiento.

—Ma...

Volteó a ver a su madre algo sonrojado, pues aunque no era secreto en la familia que Daniel gustaba de Alejandro, al chico seguía sin poderlo decir en voz alta.

—Me acuerdo de cuando David se confesó y lo rechazaron.

—Sophia. no tienes derecho a burlarte, tú no duraste ni medio mes junto a tu pareja.

—Eso fue por qué él era tan FRIENDS y yo tan Friends

—Se dan cuenta de que no me ayudan, verdad, ninguno de los tres ayuda... mejor voy a dar vueltas por el súper.

—Hijo...

Aunque no fue con mala intención, la familia hizo que Daniel pensara todas las posibles maneras en las que su relación soñada se puede ir al carajo. Uno de los primeros pensamientos sobre su relación fallida fue que si no se arreglaban no iba a haber relación. Por eso decidió "dar vueltas por el súper" pero en realidad fue a preguntar la razón del porqué lo ignoraban.

—Oigan... Oigan—cuando entró al pasillo comenzó a alzar la voz con cada palabra pues ambos chicos lo ignorábamos como si no estuviera—¡Oigan!—paramos y se escuchaban murmullos de nosotros pensando si lo seguíamos ignorando aunque luego de "debatir" nos dimos cuenta de que ya habíamos dejado de caminar y sería grosero irnos sin decir nada luego de frenar tan bruscamente.




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