Lía y Eríck una coincidencia deliciosa capítulo 5: pensándolo demasiado
El resto del turno de Lía se volvió insoportable. Cada vez que atendía a alguien, cada vez que escuchaba el sonido de la freidora o veía pasar una bandeja, su mente regresaba al mismo momento:
“¿Te gustaría salir conmigo…?”
Se repetía la frase una y otra vez, como si Erik la hubiera grabado en su cabeza.
Y lo peor era que cada vez que la escuchaba, su corazón reaccionaba igual: un salto torpe, rápido, molesto… pero imposible de ignorar.
—¿Estás bien? —le preguntó Marta, su compañera, mientras limpiaba una mesa cercana.
—Sí, solo… estoy cansada —mintió Lía.
Pero no estaba cansada.
Estaba nerviosa.
Cuando su turno terminó, salió del restaurante con el uniforme oliendo a papas y el pensamiento de Erik persiguiéndola. Caminó las dos cuadras hasta su casa tratando de convencerse de que no era gran cosa.
“Solo me invitó a salir… nada más.”
Pero para ella sí era más.
Nunca alguien la había hecho sentir así tan rápido.
Nunca alguien la había mirado como si verla fuera el mejor momento de su día.
Apenas entró a su casa, dejó caer su mochila en el sillón.
—¿Por qué lo dije? —murmuró, cubriéndose la cara con las manos—. ¿Por qué le dije que descansaba?
No tenía respuesta.
Lo único claro era que en dos días estaría libre… y él quería verla.
Antes de dormir, revisó su teléfono.
Nada de Erik, como era lógico: él había dicho que no tenía que responder de inmediato.
Pero aun así, ella se quedó mirando la pantalla, imaginando qué sería verlo fuera del restaurante.
¿Y si decía que sí?
La idea le dio miedo.
Y también… una punzada de emoción.
Cuando por fin se acostó, cerró los ojos con un pensamiento que no pudo evitar:
Tal vez, solo tal vez, sí quería verlo.
Pero todavía no estaba lista para admitirlo.