Lía y Eríck una coincidencia deliciosa capítulo 7: El primer mensaje
Lía terminó su turno con la sensación de que el tiempo había pasado demasiado lento y demasiado rápido a la vez. Cada vez que metía la mano en el bolsillo donde había guardado su teléfono, recordaba lo mismo:
Tenía su número.
Marta no dejó de molestarla ni un segundo.
—Entonces… ¿ya le escribiste?
—No —respondió Lía, fingiendo concentración mientras se quitaba el uniforme.
—¿Y qué esperas? ¿Un aviso oficial?
Lía negó con la cabeza.
—Quiero llegar a casa primero.
La verdad era que le daba miedo.
Miedo de escribir algo tonto.
Miedo de no recibir respuesta.
Miedo de que todo fuera más real de lo que estaba lista para aceptar.
Cuando por fin llegó a su habitación, se sentó en la cama con el celular en la mano. Abrió la conversación nueva y se quedó mirando el espacio en blanco.
Escribió:
“Hola, soy Lía.”
Lo borró.
Escribió otra cosa:
“Hola, soy Lía, la del restaurante.”
También lo borró.
Suspiró, frustrada, y finalmente escribió lo más simple:
“Hola.”
Lo envió antes de poder arrepentirse.
El teléfono vibró menos de un minuto después.
Erik: “Hola pensé que no me escribirías.”
Lía sonrió sin poder evitarlo.
Lía: “No sabía qué poner.”
Erik: “Eso estuvo perfecto.”
La conversación fluyó con una naturalidad que la sorprendió. Hablaron de su día, de lo cansada que estaba ella y de lo raro que se sentía él esperando su mensaje.
Cuando el cielo ya estaba oscuro, Erik escribió:
Erik: “Entonces… ¿puedo verte el día que descanses?”
Lía se quedó mirando la pantalla.
Esta vez no borró el mensaje.
Lía: “Sí.”
Solo eso.
Una palabra pequeña… que lo cambió todo.