Narra Clary
Es increíble como puede pasar el tiempo. Y no me refiero solo a cuando vuela en los buenos momentos, si no en lo terriblemente lento que pasa cuando lo único bueno que tienes no está cerca.
Así me siento.
Me digo a mi misma que es muy exagerado, pero así lo siento. De tal forma que me deja preguntándome que había antes de que esa felicidad apareciera.
Los dias han pasado y lo último que supe de Dean fue aquel video. En verdad me sorprendió verlo tocando, sabía que cantaba pero eso... Fue genial. Él es genial.
No sé quienes eran los otros chicos, no tuve oportunidad de preguntárselo, pero se notaba que la estaban pasando bien.
- ¡Clary!
La voz de Lina me aparta de mis pensamientos.
- ¿Que ocurre?
- No me prestas nada de antencion.
- Lo siento estaba pensando en...
- En Dean, lo sé. Me di cuenta por la cara boba que tenías.
Le tiro una papa frita que estaba comiendo y ella se ríe.
Alguien me revuelve el cabello desde atrás, reconozco ese gesto de inmediato.
- Hola chicas, ¿Que hay?
- Hey Bruno! Nada aquí está tonta molestándome, ayúdame.
Hago un lo que es un intento de puchero y el se ríe. Regaña a Lina quien se hace la desentendida y me abraza.
En este tiempo nos hemos vuelto realmente unidos. Yo soy más sincera con los chicos y ellos siempre están mimandome. Solo nos falta uno del grupo, pero siempre pensamos en él.
– ¿Y qué harán después de clases?- pregunto
– Yo tengo que limpiar mi habitación o si no mi mamá me castigará- dice Lina
– Y yo voy a juntarme con unos viejos amigos- habla Bruno
– ¿Me dejarán sola? Que malos.
Ellos se ríen y comenzamos a bromear. Siento una mirada tras de mi, no pienso darme la vuelta ya que tengo algunas ideas de quien puede ser.
Efectivamente, luego de un rato escuchamos a alguien acercarse.
– Clary, ¿podemos hablar?
– ¿Qué quieres Sara?
– Necesito hablar contigo en privado.
– No gracias, aquí estoy bien. Y si quieres hablar puedes hacerlo frente a los chicos.
Ella se gana a mi lado y todos la miramos. Bruno indiferente, pero Lina... Pareciera como si se le quisiera lanzar encima.
– Amiga yo...
– Te dije que no me llames así.
– Vamos Clary, tu también cometes errores. Yo quiero que entiendas que...- Sara estaba hablando pero yo la interrumpí
- ¿Eso me venías a decir? Vaya, obvio que también cometo errores. Aunque no lo creas soy humana.
- Es que no entiendes, yo quería a Nelson y tu...
- Yo fui tan tonta al pensar que tu me creerías. Pensaba que tu, tan seria y madura, podrías ver la mentira que había detrás. Pero no fue así. Le creíste a él y te alejaste de mí. Ahora por el bien de todos, mantente así, lejos.
Me paré rápidamente al darme cuenta de que mi voz se estaba quebrando. Tenía que salir de ahí.
Caminé rápido a la salida y Sara intentó seguirme pero Lina, sorprendiendome, la detuvo. Escuché gritos justo cuando cruzaba la puerta, justo cuando una traicionera lágrima se escapaba.
Quería llegar a casa para estar sola. Necesitaba pensar y pensar hasta dormirme. Mi vida era un caos que tenía que resolver.
Dean...regresa pronto por favor.
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Largo día que por fin acababa, o eso creía.
Abro la puerta de la casa y me recargo en la puerta sintiéndome más aliviada. Sensación que pasa cuando lo veo sentado en el piso, recargado en el sofá junto a una botella de licor.
Si, ese hombre que supuestamente era responsable de mi, ese llevaba días sin ver, ese hombre que dejaba dinero y desaparecía dejándome a mi suerte.
Ahora ni siquiera sé como he sobrevivido. Libros de cocina y canales de Youtube han sido mi única compañía en esta casa.
- Claryssa.
- Hola papá, tiempo sin verte.
Se notaba demasiado lo ebrio que estaba. Debía tratar con cuidado la situación.
- Hazme de comer.
- ¿Ah?
- ¡Qué me hagas de comer!
- Pero... No hay nada para hacer...
- ¡¿Cómo que no hay nada?! ¡¿Para qué te doy dinero?!
- El dinero que me das apenas y le alcanza para mi.
- Mentira. Seguro te lo hagas en mierdas inútiles.
Pierdo un poco la paciencia y no alcanzo a pensar bien cuando yo ya le estoy gritando.
- ¡Ni que fuera igual a ti!
- ¡No me hables así! ¡Yo soy...!
- ¿Padre? Claro que no. Tu no eres un padre.
- Cuida tus palabras, Claryssa.
Se para con mucha dificultad, tambaleándose. Intenta dar un paso pero pierde el equilibrio y termina sobre el sofá.
- Mírate. Ni siquiera puedes estar de pie.
- Eres una mierda. Por tu culpa la única mujer que amé no está ahora.
Un nudo se instala en mi garganta impidiendo que diga algo. Sus palabras me duelen como me dolieron las de ella.
- Me pregunto porque me tuvieron, si no me quieren, ¿Por qué me tuvieron?