Narra Clary
Aún no puedo dejar de pensar en todo lo que ha ocurrido.
Mi vida a cambiado mucho, muchísimo. Y estoy completamente aterrada.
Tengo miedo de que las cosas vuelvan a ser como antes, que vuelva a estar encadenada a ese infierno y que esto solo sea un hermoso sueño.
No ha pasado mucho tiempo pero si muchas cosas.
Un año.
Un año desde que las cosas empezaron a cambiar. Un año desde que Dean llegó a mi vida.
Tenía razón, el chico traía consigo una tormenta, de las más fuertes, y ahora amo que allá sido así.
Debo reconocer que yo he cambiado mucho. Durante este año me he hecho más fuerte, o eso quiero pensar.
Nunca me gustó que controlaran mi vida, aunque lo hacían, pero en este momento mi vida depende en gran parte de una sola persona.
Una de sus palabra me hace sonreír, una acción suya puede lastimarme. Nunca fui de las que demuestran sus sentimientos, pero con Dean no es necesario decir mucho pues él se da cuenta de inmediato.
¿Cómo lo hace?
¿ Y cómo es que siempre sabe que hacer para hacerme sonreír?
Desde ese día en el parque nuestra relación no ha tenido muchos cambios. Muchos dicen que la persona que te gusta no puede ser tu amigo. En mi caso, si. Al menos yo lo siento así.
Podría decirse incluso que Dean es mi mejor amigo.
Si bueno, tampoco es como si no me pusiera nerviosa cerca de él, o si no temblara cuando me abraza.
De verdad creo que soy bipolar.
Se podría decir que somos más que amigos pero menos que novios. Creo que entre nosotros no hace falta que lo mencionemos, y también me da miedo la respuesta a eso.
Ahora, mientras me termino un libro que ya había leído, me pongo a pensar en mi familia.
O lo que era mi familia.
Hace cinco meses mi papá internó a mi madre en un hospital psiquiátrico. El doctor Smith lo recomendó porque su conducta era inaceptable. Luego de ese día en que corrí al parque las cosas empeoraron.
Dean me había llevado a su casa a curar mis heridas, pero no sirvió de mucho porque cuando llegue a mi casa se abrieron e incluso se crearon algunas nuevas.
Cuando mi papá llego a casa nos encontró discutiendo y los gritos de mi madre eran tan fuertes que los vecinos llamaron a la policía.
Terminamos todos en el hospital y luego de que internaron a mamá, papá me grito mucho.
Ahora prácticamente vivo sola, mi papá solo deja el dinero en la mesa de la cocina y no lo veo en casi todo el día. Cocino, hago el aseo y estudio.
En estos momentos, cuando ya he terminado todo lo que tenia por hacer, escucho música o tomo algún libro de mi escasa colección ya leída.
Cuando estoy guardando el libro en su lugar, tocan la puerta. Me levanto y voy a abrir.
- ¡Hey!- dice Dean desde el otro lado de la puerta cuando la abro
- Hola, ¿que haces aquí?- digo saludándolo
La verdad no lo esperaba. Es sábado y son solo las nueve de la mañana.
- Yo también me alegro de verte- dice sarcástico, ruedo los ojos por eso- Bueno, yo venia a invitarte a ir a mi casa
- ¿Que?- digo extrañada
- Eso. Bueno, mi mamá hizo una torta y me dijo que te invitara- dice revolviendo su pelo
- Oh genial. Gracias. ¿cuando?- respondo
- Ahora- dice enderezándose
Uuushh odio que haga eso. Se ve más grande y yo me veo aún más enana.
- Esta bien, pasa. Me iré a cambiar ropa- digo dándole espacio para que entre.
- ¿Y tu papá?- pregunta sentándose en el sillón individual
Yo me quedo quieta y lo miro sobre mi hombro. Me encojo de hombros y el entiende.
Es cierto, tengo idea de donde está.
Cuando subo a mi cuarto busco mi ropa, al pasar frente al espejo veo lo que llevaba puesto.
Una camiseta más ancha que yo, porque odio la ropa apretada, y unos jeans gastados. No pude haber llevado ropa más común.
Me cambio rápido y bajo. Dean está mirando unas fotos de cuando era pequeña.
- ¿por qué siempre que vienes te quedas mirando esa foto?- pregunto
- Mmm... No lo sé. Me gusta. Te ves tan tranquila- dice sin despegar la mirada de la foto
- Si... Lo estaba. Recuerdo que ese día mi papá nos llevo por un helado, y yo me manche entera- la nostalgia me invade y Dean lo nota
- Hey, vamos no te pongas así. Tal ves no sea lo mismo, pero si quieres podemos pasar por un helado de camino a mi casa- dice él acariciando mi pelo
Lo miro. Es lo único que puedo hacer. Siempre pasa cuando estamos juntos, me pierdo en esos posos cafés.
Cierro los ojos y suspiro mientras Dean apoya su frente con la mía.
- Es más de lo que puedo pedir. Gracias- digo
El se separa, sonríe y toma mi mano. Y así salimos por esa puerta, sin mirar atrás la cierro para poder comenzar de nuevo.
Sí, el nuevo comienzo que está frente a mí.