Libro 7: La formación y creación de un nuevo hogar

Etnias importantes

Arsdus

(Época del nuevo comienzo)

El escenario aquí es el planeta Persua Ifpabe; el año: 800 (E. N. C.).

Existe un pueblo rural llamado Sálfhed, en donde hay variedad de habitantes (ótbermins y faipfems); pero los hombres tienen sometidas a las mujeres. Las tratan como esclavas o peor.

Entre ellas, está una joven átbermin de veinte años, de nombre Jocume {Yokume}. Ella vive bajo la falsa imagen de una familia, junto con su madre y hermanas; su “padre” y “hermanos” las maltratan de mil maneras durante todo el día.

La comunidad está muy apartada de otros pueblos o ciudades amuralladas. Muy pocos son los paseantes o lugareños que recorren la ruta olvidada de la pequeña villa; y si llegan a visitarlos, fingen vivir pacíficamente y sin problemas. Ellas no pueden decir nada; están amenazadas. También sería un esfuerzo inútil pedir ayuda; varios “héroes” han tratado de salvarlas, mas todos ellos fueron asesinados antes de poder hacer algo.

Cansada de esto, Jocume empieza a elaborar un plan para escapar. Quiere llevarse a sus hermanas y madre, pero sabe que es muy arriesgado; hay mayor probabilidad de éxito si solo una es la que huye. Jocume promete traer ayuda lo más rápido posible. La hora adecuada es en la noche o en las primeras horas de la madrugada; por fortuna, hay un bosque vecino donde ocultarse o pasar la noche. Ahora tiene que ingeniárselas, ya que las mujeres son encadenadas en la noche; Jocume no es la primera en intentar obtener la anhelada libertad. En uno de los pocos momentos de soledad que tiene la mujer, se arma con un cuchillo casero, ocultándolo entre sus ropas. Sigue la parte difícil: esperar el momento adecuado para tratar de marcharse.

Un par de días después, en la tarde avanzada, Jocume se encuentra cosechando varias verduras. Sin decir nada y lo más callado posible, su “hermano” se le acerca y la toma del brazo; por la fuerza la lleva hacia la arboleda vecina. Gritar no servirá de nada; la víctima se queda callada todo el tiempo. Un vecino se da cuenta de esto y se acerca con su amigo.

—¿A dónde la llevas? —le pregunta él.

—Al bosque. Quiero “divertirme” con ella por un rato —dice con una sonrisa malvada.

—Oye, déjame acompañarte. Hace tiempo que no me he “divertido” con una mujer al aire libre.

Aceptando la compañía de su amigo, ambos útbermins llevan a Jocume a la orilla del bosque. Se adentran un tanto hasta que se pierden de vista; escogen un lugar lleno de pasto, atrás de unos arbustos. El compañero empieza a limpiar la zona, mientras que el “hermano” sujeta a Jocume. Antes de que le hagan daño y aprovechando la buena suerte que ha obtenido, ella saca rápidamente el cuchillo que tiene oculto, enterrándoselo a su captor en el cuello. La átbermin saca el arma, mientras que el cuerpo sin vida del sujeto cae al suelo. El compañero se da cuenta y trata de someter a la rebelde, pero ella se defiende; mientras forcejean, el útbermin grita varias veces, mas no hay nadie cerca que pueda escucharlo. Con un movimiento hábil, Jocume logra apuñalar al hombre en el costado derecho de la parte baja del abdomen; deja el arma enterrada en la carne.

Ya libre, la átbermin se adentra en el bosque, al tanto que el herido se arrastra al pueblo, pidiendo ayuda; acercándose a socorrerlo, los demás reciben las indicaciones de cuál dirección tomó la fugitiva. La cacería se extiende hasta la noche, sin encontrar una sola pista de Jocume. Ella ya había tomado ventaja, además de que ha encontrado escondites perfectos; trepándose a los árboles más que otro lugar.

Más tarde, llega hasta el otro lado de la arboleda; tiene hambre, sed y cansancio. Afortunadamente, ella sabe cuáles frutos son buenos y cuáles no. Comiendo un par de naranjas, logra recuperar un mínimo de fuerzas. Bordea un tanto la orilla del bosque, hasta que divisa a una caravana de viajeros. Varias carretas y zilhaos* se encuentran esparcidos en desorden, abarcando un gran espacio de una pradera café. Muy feliz, Jocume se acerca con los extraños, pidiendo algo de comida. Para sorpresa de ella, las gentes nuevas son mujeres átbermins y faipfems; hay unos cuantos hombres, pero ellos son esclavos de ellas. Ahí conoce a la líder de la tribu nómada: Ángela; faípfem hembra de bifcse, que en idioma español se conoce como cebra.

Jocume se entera que ellas se hacen llamar las arsdus, que significa “mujeres al mando”. La tribu se fundó, cuando la abuela de Ángela se marchó de su aldea natal, llevándose a la mayoría de las hembras con ella; por dos generaciones, han capturado a varios útbermins y faipfems machos, asegurando la herencia arsdu.

Mientras come y recupera fuerzas, Jocume le pide ayuda a la líder y a sus guerreras; sugiere una incursión matutina y así liberar a sus familiares y demás amigas; muy complacida por ayudar, Ángela organiza inmediatamente a su mediano ejército; atacarán en la madrugada. Jocume toma una siesta, despertando a la hora precisa.

Las arsdus se movilizan, hasta llegar a la orilla de la comunidad natal de ella. Cambiando de táctica a última hora, Ángela decide ejecutar un ataque sigiloso, mientras que todos los hombres duermen todavía; las arsdus liberan a las prisioneras, al tanto que matan a la mayoría de los útbermins y los faipfems machos. Jocume se reencuentra con sus hermanas y madre, muy felices por ser libres. Todas las mujeres de Sálfhed están tan agradecidas, que le ruegan a Ángela permitirles ser parte de la tribu; ella no tiene ninguna objeción. La tribu de las arsdus aumenta de tamaño, empezando el viaje a nuevas tierras. Todo el tiempo que dura el viaje, Jocume y las demás empiezan su entrenamiento para convertirse en soldados fuertes. A lo largo del peregrinar de las arsdus, mujeres de toda clase se unen a la comunidad.

Habiendo transcurrido varios meses, llegan a las afueras de una gran ciudad amurallada, conocida como Bórauk, que es la capital de un gran reino. Platicando con las campesinas cercanas, se enteran que el rey ha guardado grandes tesoros de otros lugares que ha conquistado; sumando su harén, que alberga a mil doscientas mujeres (incluyendo átbermins y faipfems).




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.