Libro 7: La formación y creación de un nuevo hogar

Creaturas Fantásticas

Abkgulls {Abkguls}

(Época del nuevo comienzo)

En los primeros tiempos de la época del nuevo comienzo, cuando Kijuxe empieza a poblar los diferentes astros con los animales, Madogis experimenta con uno en particular. Escoge a un grupo de zilhaos {ziljaos}, que es el nombre del caballo en este universo, empezando a cambiarlos de apariencia. Hace varios intentos, pero no le gusta el resultado final de la nueva creatura; preocupado a que Húnem se aparezca en cualquier momento, se escapa rápidamente del planeta Persua Ifpabe.

Cuando aparece Kijuxe, le extraña ver a un grupo de zilhaos muy diferentes a los demás: tienen cabezas y cornamentas de venados, cuerpo de caballo y cola de pavo real; esto en el caso de los machos, porque las hembras no tienen cuernos, manteniendo la larga cola multicolor. Sabe que Madogis estuvo cerca y es el responsable, mas no se enoja con él. Decide terminar el trabajo, tatuando por completo el cuerpo de los nuevos animales con diferentes estilos y colores; para finalizar, envuelve la cola y los cascos de sus patas con una leve capa de fuego, que es del mismo color de los tatuajes luminosos; de hecho, los ojos y marcas en su piel, también irradian algo de esa lumbre.

A diferencia de sus parientes comunes y corrientes, los abkgulls pueden moverse en el aire, dando la ilusión de que vuelan; ya sea que lo hagan en tierra firme o arriba de él, cuando galopan dejan un rastro de llamas que poco a poco se va extinguiendo. La velocidad, es otro detalle que Guirn mejora. Son un poco más veloces que un zilhao de carreras, alcanzando una velocidad máxima de cien kilómetros por hora; no es un animal que sea un popular medio de transporte.

Tanto en Sepnaru como en Monsílut, solo se pueden encontrar en museos; ya sea una escultura o un dibujo. En Monsílut han fabricado copias: itqas-jisuis que actúan como ellos, incluyendo la capacidad para volar.

Pocos habitantes pueden domar a uno de verdad, además de las escasas ocasiones que los han logrado montar; las almas salvajes de los abkgulls no pueden ser apaciguadas por un cualquiera. No pueden tener un dueño; necesitan de un compañero que acepte la vida difícil que les aguarda, si es que aceptan tal desafío. Solamente dos grandes reyes del planeta Persua Ifpabe han logrado tal hazaña.

Hay un relato casi olvidado, acerca de un “extranjero” que no le costó nada de trabajo montar a uno; dicen que el animal ya lo estaba esperando desde el principio, pero el desconocido desapareció de un día para otro, sin dejar huella de su paradero.

A según dice ese cuento, ese ábkgull todavía deambula por las tierras y los aires de Persua Ifpabe, esperando que su mejor amigo regrese algún día.

 

Esfehúps {Esfejúps}

(Época del nuevo comienzo)

Poco después de que Madogis empezara a experimentar con los zilhaos, a Kijuxe también se le ocurrió cambiar la apariencia de uno de los animales, que a según él necesita ayuda.

Llega con un grupo de rinocerontes, que en estos lugares son conocidos como ítsudsupvos, y les provee de dos pares de alas emplumadas. También le agrega un par de cuernos de ovsu (toro en idioma castellano) a cada uno; para finalizar, los hace crecer hasta alcanzar de 6 a 11 metros de largo.

Estos animales alados recorren muchos kilómetros a diario, buscando las más altas montañas y poder construir sus nidos en esos lugares perfectos para vivir. Algunos han sido capturados para ser llevados a los otros planetas, usándolos para entretener o para estudiarse.

En Persua Ifpabe, es el único lugar donde tiene uso bélico, convirtiéndose en un tanque viviente. Tienen una habilidad especial para defenderse, que los cazadores y domadores de estas bestias utilizan para su propio beneficio: los esfehúps pueden canalizar una enorme energía a través de sus cuatro cuernos, proyectándola hacia el frente y causar mucho daño.

En el año 400 (E. N. C), se utilizaron muchos Esfehúps en intensas guerras por todo Persua Ifpabe; después, algunos son utilizados para transportarse.

 

Elniubs

(Época del nuevo comienzo)

Esta es una leyenda más que nada.

Llegamos al año 1925 (E. N. C.) en el planeta Monsílut.

Es una era difícil, similar a una etapa en la época de la devastación: guerras y revoluciones son las noticias diarias. Varias urbes mantienen la paz; entre ellas, está la ciudad de Dernlos, que se encuentra debajo y entre dos países en conflicto. Sus ciudadanos están muy nerviosos por las acciones bélicas que los pueden alcanzar; pero hay otros que no se preocupan para nada. La nación ha permanecido neutral hasta el momento y no ha habido problemas.

Entre los pobladores serenos, se encuentra la familia Hímns {Gímns}, que pertenece a la clase alta. Está conformada por el señor Arthur Hímns, su esposa y tres hijos (todos ótbermins); agregando sirvientes, cocineros y jardineros (ótbermins y faipfems).

Ha llegado el verano, hora de trasladarse a las afueras de la ciudad, al principio de un amplio bosque; ahí se encuentra su segunda mansión, que solo utilizan en esta época del año. En los primeros días, unas nuevas mascotas se integran a la familia. Son seis ísobus (erizos en español) de 18 centímetros de largo; los niños los encontraron entre los árboles cercanos, no tardando en adoptarlos, quedándose con dos para cada uno. En el día juegan con ellos en el gran jardín, divirtiéndose todo el tiempo.

Pocas semanas después, en la tarde golpea el desastre.

Un pelotón de soldados armados se acerca a paso tranquilo, conformado por útbermins y faipfems. Varios sirvientes los divisan desde el segundo piso, moviéndose por la vereda principal. No saben si es un desfile o algo parecido. Sus dudas son resueltas, cuando una lluvia de balas cae sobre la mansión; todos los residentes corren, mientras que los invasores se mueven para tomar el edificio.




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