Levanto la mirada para encontrarme con Chris, sosteniendo un vaso de lo que parece ser agua mientras sonrie.
—¿Y Cassie? —Mira en direccion a la playa.
—Se fue con su amiga, la rubia de ojos oscuros. —Asiento y miro el lugar vacio junto a mi.
—¿Quieres tomar asiento? —Se ríe pero se sienta.
—¿Que es tan gracioso? —Me quejo y sonrie llevando su vaso a sus labios antes de darle una probada al agua, que pone sobre la mesa.
—Escuchar a una chica decir “tomar asiento” en una fiesta, eso es gracioso.—Aparto la mirada
—Es una expresión normal. —Me defiendo aunque siento el calor subir a mis mejillas.
—Si, para un ambiente mas serio, como la escuela o un trabajo, no para invitar a alguien a sentarse en una fiesta. —Me saca la lengua en un gesto que es tan infantil y desconcertante que me arranca una sonrisa.
—¿Por qué esta aquí? —Le pregunto, cambiando de tema por completo. —No creo que su trabajo como chofer sea seguir a Cassie a todas partes y en todas sus locuras. —Se encoge de hombros
—No lo es, pero ella me pidió venir, ofreció pagarme y es difícil decirle que no cuando quiere algo. —Pongo mi telefono sobre la mesa. —Ademas no voy a negar que me viene bien el dinero extra. ¿Y usted por qué esta aquí? Resulta obvio que este no es su ambiente y no parece que lo este disfrutando mucho. —Me quedó callada sin saber que decir.
Vine porque Cassie le dijo a Dean de la fiesta y no supe como decirle que no a él cuando mis padres quieren que este con el tanto tiempo como me sea posible, y tiene razón, no es mi ambiente y no disfruto nada el estar aquí, de hecho creo que disfruto más una de las reuniones politicas de mi madre que una de las fiestas de Anna.
—No eres la persona que esperaba. —Me dice de repente llamando mi atención.
—¿Disculpa?
—No eres la persona que pensaba. —Repite y yo giro un poco mi cabeza. —Eres amable, un poco callada pero no eres una tonta, hueca e insufrible niña rica como yo creía. —Y de nuevo, no se que responder.
—¿Gracias? —Sonrie nuevamente y descubro que en realidad me gusta que lo haga.
Tiene una sonrisa bonita, de esas que enseñan toda su dentadura y marcan un par de hoyuelos en sus mejillas dándole un toque dulce e inocente que invita a imitarla. Es como la sonrisa de mi hermano, excepto que Kian no tiene hoyuelos.
—No sabia que tuvieras novio.
Me muevo incomoda preguntandome si deberia decirle a este chico que Dean en realidad es mi prometido por un acuerdo empresarial de mi padre, al final decido que no es tan buena idea ir soltándolo por ahí a cualquier persona y busco en mi cabeza algún otro tema de conversación, porque en realidad quiero hablar con él y es una completa sororesa para mi descubrir eso.
—¿De donde es? —Es lo primero que se ne ocurre preguntar.
—Solo lo dire si me tratas de tu, creía que ya habiamos acordado eso en la cafetería. —Me sonrojo y le sonrió apenada.
—¿De donde eres? —Vuelve a beber agua.
—Naci aquí, en Londres pero me mude a Florencia muy joven por motivos familiares. —Su mirada se torna curiosa. —Mi acento ingles es perfecto ¿como supiste que estuve en otro lugar? —Aparto el cabello se mi hombro
—Conozco personas de todas partes, se diferenciar cuando alguien es extranjero. —Sonrie divertido.
—Yo no soy extranjero. —Ruedo los ojos moviendo los hombros.
—Sabes a lo que me refiero. —Le doy una sonrisa que responde con un guiño que me deja completamente fuera de lugar, así que sin saber como responder su gesto, clavo la mirada en las personas de la playa.
Saltan entre ellos riendo mientras beben mas y mas alcohol, grabando con sus teléfonos o tomandose fotos cerca a la tarima donde esta el Dj concentrado en su consola, como si nada mas que ese objeto y él, existieran.
Es curioso como las personas pueden abstraerse de la realidad con esa facilidad, una canción les puede llevar a un recuerdo, un objeto puede convertirse en una distracción y un poco de alcohol puede lograr que pierdan la cabeza, olvidando incluso los estrictos modales que sus exigentes padres les inculcan desde que empiezan a caminar.
Es en cierto grado envidiable, aunque yo prefiero algo mas... Simple, para distraerme de todo, para mi es suficiente salir a dar un paseo por la ciudad caminando, o tocando algún instrumento, y cuando estaba Kian me gustaba sentarme con él en la terraza de nuestra casa o en la piscina y hablar, podiamos hacerlo durante horas y horas y jamas nos aburriamos, eso era lo que mas me gustaba hacer cuando necesitaba desconectarme de la realidad aunque fuese por unos segundos y aunque ahora hablo con Alejandra, sigue sin ser lo mismo que hacerlo con Kian.
Él me entendía, sabia la situación en que estaba y sabia aconsejarme y protegerme lo mejor que podia, aunque en realidad no era mucho lo que podía hacer teniendo a mi madre de contrincante.
—¿A donde se fue tu cabeza? —Escucho la voz de Chris y giro mi cabeza para poder mirarle.
—¿Que? —Me tiende una botella de agua —Gracias. —La abro y doy un largo sorbo volviendo mi vista en dirección a la playa.