Limit Breaker: Tokyo Dungeon

Capítulo III: Encuentro predestinado

Han pasado un par de horas desde lo sucedido en el templo. Todos los miembros fueron asesinados a excepción de una joven que se encuentra desaparecida.

La explosión provocada por Ichika en su combate contra los yokais no pasó desapercibido y varios patrulleros, camiones de bomberos y ambulancias acuden al lugar encontrándose con cuerpos rostizados por los relámpagos y cuerpos no humanos desintegrándose en el aire, sin poder mantenerse en el mundo humano.

Ichika abre sus ojos, creyendo que todo lo que había pasado era solo una pesadilla y que al despertar encontraría a las chicas esperándola para poder salir. Sin embargo, se encuentra con paredes de tierra de lo que parece ser una cueva:

Ichika: “¿Huh? ¿d-donde estoy? ¿Qué es este lugar?” — piensa, observando cada rincón del sitio

Su mirada la lleva a la entrada de la cueva, donde una persona se encuentra parada en medio, mirando hacia el bosque:

Ichika: “¿Quién es?” — se mueve un poco hacia adelante. La manta que la cubre se mueve hacia un costado, revelando un poco de su pecho desnudo — “¿huh?” — se da cuenta de que no tiene prenda alguna, ni camiseta ni sostén, por lo que vuelve a cubrirse pudorosa — “¡n-no puede ser!” — retrocede creyendo que fue ultrajada por esa persona

Kyubo: “No te mueves mucho o las vendas podrían salirse y tu herida se abrirá”

Ichika: “Mis heridas…” — rápidamente revisa y encuentra una venda envolviendo entre su vientre y entre medio de los pechos

Kyubo: “Recibiste una fuerte quemadura de ese relámpago. Por alguna razón sobreviviste así que deberías sentir gratitud hacia mi tratamiento”

Ichika: “¿Quién eres?”

Kyubo: “Soy Kyubo y que te vaste con eso” — dice, sin voltearse a mirarla

Ichika: “Yo me llamo Ichika. G-Gracias por tratarme. Yo…”

Kyubo: “Deberías descansar un poco. Al fin y al cabo, no tienes a donde regresar”

Ichika: “¿Cómo?”

Por el daño que su cuerpo ha sufrido, Ichika no se había dado cuenta de lo que sucedió en el templo, pero al ponerse a recordar, decenas de escenas muy crudas y bestiales de ver a sus seres queridos siendo devorados, mutilados y descuartizados, tiñendo en un mar de sangre el lugar al que creía un cálido hogar. Se corre a un lado y vomita:

Kyubo: “…”— se queda mirándola, sintiendo aberración por ver a una humana tan débil — “te recomiendo que duermas un poco más. Se acerca una tormenta además la niebla no se ha esfumado del todo”

En silencio, Ichika solloza desconsoladamente mientras golpea su frente contra el suelo varias veces hasta abrirse una herida y grita durante unos segundos. Al final, ella es solo una adolescente que ha pasado por mucho dolor y no parece detenerse, aunque quiera vivir feliz.

Durante varios minutos de llanto, por fin se detiene y se queda en silencio en el fondo de la cueva, mirando a la indiferente persona que sigue vigilando sin perturbarse la entrada del lugar. Lo mira fijamente, es un joven de casi su misma edad, cabello castaño y corto, viste un pantalón de jean, camiseta blanca y chaqueta negra. Una cadena cuelga de su pantalón y extrañamente un bulto se asoma por su espalda a la altura de la cadera. Lo primero que piensa es que quizás sea alguien con una enfermedad.

Ichika se queda perdida en la bella del muchacho e inclusive llega a pensar que el hecho de haber sido salvada por alguien tan atractivo, es algo a agradecer:

Ichika: “Que lindo chico” — piensa

Las horas pasan hasta que el silencio incomodo se rompe cuando el joven da un paso al frente y se voltea, revelando un atractivo rostro y mirada feroz:

Kyubo: “Quédate aquí, humana. Esto no ha terminado”

Ichika: “¿Huh?”

Desaparece de repente, demostrando que no es un mero humano sino algo más poderoso y peligroso. Ichika empieza a asustarse por lo que llegue a sucederle cuando regrese. Como puede se arrastra hacia la salida y escapar, aunque deba usar toda la fuerza de sus brazos y se quiebren en el proceso.

Sin embargo, su paso es detenido con Kyubo, quien interfiere en su camino. La mira desde arriba con rostro indiferente y cubierto de un líquido purpura. Se agacha y le levanta el rostro con su mano desnuda:

Kyubo: “Dime, si hubieras salido de aquí ¿Cómo habrías de escapar del bosque? Que yo recuerde hay varios purpure-wolf. No hubieras sobrevivido”

Ichika: “…”— mira a un costado

Kyubo: “Será mejor que me mires a los ojos humana” — advierte

Ichika hace caso, más por temor que por valentía. Sus miradas chocan y algo en su interior se quiebra. De la nada empieza a llorar y entrar en desesperación:

Ichika: “P-Por favor, te lo suplico”

Kyubo: “¡Tsk! Si que eres patética” — le empuja el rostro a un lado. Se pone de pie y regresa a la entrada — “supongo que ya está hecho” — mira que la niebla desaparece definitivamente — “tal parece que mi jornada temporal en este mundo da comienzo” — murmura




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