Unos días después, Ichika se recupera del shock por lo sucedido en el templo. La fiebre ha bajado considerablemente y su movilidad se ve mejorada gracias al descanso y la alimentación que Kyubo le cocinó.
A pesar de eso, aun continua débil por la pérdida de sangre y la fatiga por lo cual ella camina a paso lento detrás del yokai como si fuera un pequeño animal que depende de una mucho mayor:
Kyubo: “Tendríamos que acelerar el paso” — mira al cielo como se va ocultando el sol y empieza a refrescar — “lo mejor es encontrar un sitio adecuado para evitar a los animales o algo más” — se voltea y mira a Ichika, quien se ve agotada por tantas horas de caminata — “vamos, apúrate y mueve las piernas”
Ichika: “Esp…era…estoy muy cansada” — le responde agitada
Kyubo: “Supongo que los humanos son así al final. No creo que haya más cuevas por la zona. Es decir…” — mira a su alrededor la enorme densidad del bosque — “hay muchos árboles, pero la zona montañosa ya fue abandonada” — se acerca a un árbol caído y con movimientos veloces de sus uñas corta varios troncos y ramas para formar un refugio y hacer una fogata — “creo que con esto será suficiente” — levanta los troncos y ramas — “no será tan seguro como una cueva pero al menos estamos calientes y protegeré el perímetro” — dice mientras prepara el refugio con algunos troncos y hojas largas — “siéntate en ese pedazo de madera mientras te preparo una cama” — le indica con su dedo índice
Ichika: “E-Esta bien” — asienta con su cabeza — “a pesar de ser alguien rustico se siente como si fuera también muy amable. Mas aun de parte de un yokai. Esto es extraño. En cuanto me dijo eso…” — recuerda cuando las palabras de Kyubo y la promesa de protegerla y a la vez ser su dueño recalaron en su interior, dándole seguridad y sensación de que todo estará bien a partir de ahora — “mi cuerpo solo lo aceptó. No entiendo que está sucediéndome”
Kyubo: “Oh, casi lo olvido. Tendemos que ir hacia algún poblado cercano para que puedas obtener ropa. Estos días hará mucho frio y tengo entendido que los humanos suelen morir si están mucho tiempo, creo que lo llaman hipotermia”
Ichika: “Eso te quería preguntar, si eres un yokai ¿Por qué estas con forma humana y usas vestimenta de ese estilo?”
Kyubo: “Que curiosa eres. A decir verdad, ni yo logro entenderlo. Lo poco que recuerdo es que estaba en un bosque descansando y una luz me empezó a guiar entre sueños hacia un extraño estanque. Cuando me doy cuenta, me encontraba con forma humana y vi volar a alguien en lo profundo del bosque. No sé porque esta forma ni la vestimenta. Solo recuerdo…” — la figura de una mujer envuelta en silueta de luz le sonríe sin poder recordar quien era — “ella…” — lagrimas caen de sus ojos y su expresión tan fría se torna como la de un niño pequeño que se ha golpeado al dar sus primeros pasos — “¿ella…?” — seca sus lágrimas y regresa a preparar la cama de Ichika — “será mejor que no te muevas de ahí y quédate callada a menos que quieras que te mate ahora. Habrá muchos animales por la zona por lo que moverte tampoco te convendría”
Ichika no insiste en preguntar y se queda en silencio, pero con la curiosidad de saber ¿Quién es “ella”? y porque tiene tal impacto en un yokai que hasta minutos parecía intocable e imperturbable en su actuar. Nada de lo que se pregunta podrá tener respuesta, no por el momento, ni siquiera, aunque trate de averiguarlo por sí misma.
Y ello no tiene nada de malo porque igualmente Ichika tiene sus propios secretos que el yokai no se preocupa en preguntar.
Aun así, la simple palabra de “ella” y su expresión después de mencionarla, hacen pensar que hay un motivo por el que está en el mundo humano y también por el que la ayuda.
El sol se oculta y las bajas temperaturas hacen que Ichika se recueste con todas las mantas que Kyubo le ha entregado para que se proteja del frio.
En el otoño e invierno, se vuelven cada vez más fríos a medida que la noche avanza hasta el otro día, y muchas personas mueren al año por hipotermia, preferentemente cazadores que intrépidos enfrentar las temperaturas a la espera de que surja una mazmorra o para poder entrar a una:
Kyubo: “La comida casi está terminada” — se acerca a ella y sienta junto a un tronco que descansa a su lado — “la carne de oso aun abunda para más estofado. Después de eso quizás nos espere poca comida”
Ichika: “Ah, sí”
Kyubo: “Sobre lo de antes. Supongo…” — se rasca la mejilla y mira incomodo hacia otro lado — “supongo…que lo…siento…no quería tratarte tan brusco” — dice avergonzado
Ichika: “N-No hay problema, de verdad” — responde sorprendida
Kyubo: “Bien, porque no pediré disculpas una vez más”
Por primera vez desde que lo conoce, su rostro se ve inocente y a la vez que extrañamente peculiar como si fuera un chico humano de su misma edad. Ichika lanza una pequeña carcajada y se sienta sobre la cama improvisada con troncos, hojas y las capas de manta de piel que Kyubo le preparó:
Ichika: “¿Sabes? Creo que no te di las gracias por haberme salvado y siendo honesta aun no comprendo muchas cosas. Siento que debí morir allí para que mi dolorosa existencia abandone este mundo, pero al recordar la situación me aterra ser devorada viva o entre las llamas o con escombros aplastando mi cuerpo. Soy patética ¿no?”
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Editado: 06.10.2024