Dos días han pasado desde que Kyubo detectó a esa persona y luego desapareció frente a sus ojos. Desde entonces sus sentidos se incrementaron para evitar cualquier emboscada que lo pudiera dañar a él y principalmente a ella.
Eso también sirve para que pudiera usar constantemente sus habilidades y no cayeran en desuso.
Después de caminar un buen rato, llegan a un rio que fluye armoniosamente en medio del bosque con pequeños animales que beben de allí y sin que resulte venenoso:
Ichika: “Parece que el rio no es peligroso” — mira a los animales que beben de él
Kyubo: “Así parece. Lo mejor es quedarnos aquí y descansar un poco” — mira al cielo — “parece que ya es de mediodía. Iré a buscar algo para comer, ya nos quedamos sin carne de oso”
Ichika: “Déjame ir contigo. Me siento mejor de la fiebre y mi cuerpo ya no está muy débil”
Kyubo: “¿Segura?”
Ichika: “No me confundas con alguien inútil Kyubo” — lo mira con desagrado
Kyubo: “¡Jajaja! Tienes razón. Además, me beneficia el hecho de que vengas conmigo, así no tengo que estar tan pendiente de ti todo el tiempo” — sonríe
Ichika: “¿Me estas tratando de una carga?”
Kyubo: “La verdad que no. A diferencia de hace una semana atrás ya no me pareces una carga ni nada, aunque me decepciona que no hayas demostrado algo más que habilidades culinarias”
Ichika: “¿Te refieres a eso que sucedió en el templo? Si pudiera lo explicaría, pero me siento impotente de no comprenderlo” — dice con aire de melancolía y tristeza
Kyubo la mira, su corazón late un poco más fuerte de lo que imagina, y le responde nervioso:
Kyubo: “P-Puedo comprender como te sientes. El no saber que algo surge de la nada y no poder usarlo más tarde. Quizás necesites de alguien que te ayude a entrenar”
Ichika: “Pero yo jamás tuve que entrenar, es decir, ¿Por qué habría de hacerlo?”
Kyubo: “Piensas cosas innecesarias demasiado rápidas y no con calma las que deberías” — suspira — “escúchate de vez en cuando. Parece como si no crees que haga falta entrenar, pero es todo lo contrario. Cuando tienes un potencial como el tuyo, lo primero que debes hacer es entrenarlo y darle forma para que no se oxide dentro tuyo”
Ichika: “Es verdad que he despertado como cazadora y que mi elemento es el rayo. Recuerdo esa sensación de haber usado pequeños relámpagos durante esa noche fría” — mira su puño y lo aprieta varias veces — “pero solo es eso, no tengo la forma de volver a usarlo. Al menos no el conocimiento y tu como yokai dudo que conozcas los mecanismos por los que los humanos podemos hacerlo”
Kyubo: “Tienes razón en que los yokais como tú nos llamas y los humanos son en principio seres diferentes. Sin embargo, no quedamos fuera de la lógica natural a pesar de que nuestra existencia está basada en partículas de magia y ustedes no. Inclusive las existencias que no tienen límite de poder son similares a ustedes”
Ichika: “Dices existencias que no tienen límites de poder ¿existen en verdad?”
Kyubo: “Bueno, la realidad es que jamás las he visto. Se podría decir que la jerarquía de los yokai es primordial y nos hace entender nuestro lugar. En mi caso, por ejemplo, soy un yokai que ustedes clasificarían como rango S+ aunque al llegar a tu mundo ha disminuido un rango mi poder. Por sobre los de mi clase se encuentra la emperatriz de las bestias, o ese es uno de sus muchos nombres. Ella es básicamente la yokai más poderosa de la clase bestia y mi superior en todo aspecto”
Ichika: “¿Existen más emperadores o solo son yokais aislados?”
Kyubo: “Créeme que existen inclusive entre los míos. La historia de ellos es tan verídica como el bosque que nos rodea. He conocido a la emperatriz Leza, y no es nada como lo había sentido nunca. Jamás en mi vida había temido por mi existencia como cuando la tuve apenas 100 metros. Su aura quemaba con intensa furia y apenas pasaba caminando para vigilar que todo su territorio esté en orden”
Ichika se queda perpleja, aquellas historias de que posiblemente existan yokais con un nivel de poder absurdamente increíble sea real y el solo hecho de pensar que pudieran poner pie en territorio humano sea cual sea el lugar es aún más aterrador.
En esos largos y silenciosos segundos, Ichika abre su boca para decir algo según sus sentimientos, pero en el momento en que lo hace Kyubo se le acerca sin que se dé cuenta. Le acaricia el rostro y se acerca a su oído:
Kyubo: “No te preocupes” — se siente seguro de sí mismo — “yo te cuidare, aunque no lo necesites” — susurra con una sonrisa — “al final solo soy un yokai con su poder sellado intentando de encontrar algo más que quejarme”
Ichika: “G-Gracias” — dice avergonzada y con una expresión infeliz
Kyubo: “Por cierto, últimamente hablas mucho ¿Por qué será ese cambio?
Ichika: “Creo que es porque me siento un poco mejor y con ánimos” — responde cabizbaja, pero con una pequeña sonrisa
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Editado: 06.10.2024